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domingo, 22 de noviembre de 2015

SAMANTHA Y MATHIAS






SAMANTHA REED SMITH EN SU VISITA A LA URSS



Hay personas quienes con pequeñas acciones logran aportar a los cambios en el mundo. En este escrito, se expone la breve historia de dos personajes quienes, sin proponérselo, se han vuelto parte de la Historia,- vale la redundancia-.

Estos personajes cuyas cortas historias acá se exponen, puede que no sean muy conocidos hoy en día, pero vale la pena revisar sus actos aunque sea en una forma somera y superflua.

Los actos de estos “minúsculos” personajes, parecieran ser insignificantes, como aquella famosa escena del llenado de unos nuevos diques en los Países Bajos, y en primer plano se ve un niño de unos cinco años de edad, orinando para quizás así, contribuir a un llenado más rápido del embalse. ¡Todos pueden colaborar para el logro de una meta aún sin percatarse de ello!



LEONID BREZHNEV




A la muerte de Leonid Brezhnev,- 10 de Noviembre 1982-, como máximo dirigente y líder de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas,- URSS-, accede al poder por elección dentro del seno del Partido Comunista, Yuri Andropov, el 13 de Febrero de 1984.



YURI ANDROPOV



Samantha Reed Smith,- 29 Junio 72 - 25 Agosto 85-, niña originaria de Houlton, Maine, Estados Unidos de América,- EE. UU.-, obtuvo sus “diez minutos de fama”,- en realidad mucho más de diez minutos-, luego de haber escrito y remitido una carta a Yuri Andropov, durante plena Guerra Fría. Ya esta linda niña, a los cinco años de edad, había enviado una misiva a la Reina Isabel II del Reino Unido, contándole que le caía simpática.

En 1980, cuando Smith había terminado el segundo grado de la escuela primaria, su familia se mudó a Manchester, Maine, donde concurrió a la Escuela Elemental local. Su padre era profesor de literatura en la Universidad de Maine y su madre asistente social.

Fué su madre quien más tarde describiría los acontecimientos que llevaron a Samantha a escribir la histórica carta: Al asumir Yuri Andropov la jefatura de Estado de la URSS, los principales diarios y revistas estadounidenses dedicaron portadas y artículos destacados sobre el nuevo Presidente del Presidium del Soviet Supremo, prevaleciendo las opiniones negativas sobre su llegada al poder y las repercusiones que ello tendría. Durante esta época se realizaban a menudo en América del Norte y Europa, masivas marchas en contra del uso de armas nucleares, y en EE. UU. había gran expectativa por el inminente estreno de la famosa película “El día después”,- la temática era lo que acontecía luego de un ataque nuclear mutuo entre las dos potencias-.

A esas fechas, el presidente estadounidense, Ronald Reagan, había dejado de lado la política de la coexistencia pacífica propugnada por Nikita Jrushchov, instalando misiles de crucero y misiles Pershing en Europa. La URSS se había involucrado en Afganistán por más de tres años, lo que también contribuyó a elevar la tensión entre las dos superpotencias.

En particular, fue una revista TIME que llegó a manos de Samantha, quien luego de leerla preguntó a su madre: “Si la gente le tiene tanto miedo, ¿por qué no le escribe alguien una carta preguntándole si quiere o no hacer una guerra?” A esto, la madre de la inquisidora y perspicaz niña respondió: “¿Por qué no lo haces tú?”

En Noviembre de 1982, cuando Samantha estaba en quinto grado, escribió finalmente una carta a Yuri Andropov en su intento por comprender por qué eran tan tirantes las relaciones entre EE. UU. y la URSS.

“Estimado Sr. Andropov:

Me llamo Samantha Smith. Tengo diez años de edad. Felicitaciones por su nuevo trabajo.

Estuve preocupada pensando en la posibilidad de que Rusia y los Estados Unidos se involucren en una guerra nuclear. ¿Votará por la guerra o no?

Si no, por favor cuénteme cómo ayudará a evitar una guerra. Esta pregunta no la tiene que responder, pero me gustaría saber por qué quieren conquistar el mundo o al menos nuestro país. Dios hizo el mundo para que viviéramos juntos en paz y no para pelear.

Atentamente,

Samantha Smith”

El célebre periódico soviético Правда,- Pravda, “Verdad”-, publicó la carta de Samantha y el 25 de Abril de 1983, recibió ella respuesta de Andropov.

“Estimada Samantha:

Recibí tu carta, que es como tantas otras que me llegaron en este tiempo de tu país y otros países del mundo.

Me parece -lo infiero por tu carta- que eres una niña valiente y honesta, parecida a Becky, la amiga de Tom Sawyer en el famoso libro de tu compatriota Mark Twain. Este libro es muy conocido y querido por todos los niños en nuestro país.

Dices que estás ansiosa por saber si habrá una guerra nuclear entre nuestros países. Preguntas si estamos haciendo algo para evitar la guerra.

Tu pregunta es la más importante de las que puede hacer cualquier persona inteligente. Te responderé seria y honestamente.

Sí, Samantha, nosotros en la Unión Soviética tratamos de hacer todo lo posible para que no haya guerras en la Tierra. Esto es lo que quieren todos los soviéticos. Esto es lo que nos enseñó el gran fundador de nuestro Estado, Vladimir Lenin.

El pueblo soviético sabe muy bien cuan terrible es la guerra. Hace cuarenta y dos años, la Alemania nazi, que buscaba dominar el mundo entero, atacó a nuestro país, quemó y destruyó miles de nuestros pueblos y villas, mató a millones de hombres, mujeres y niños soviéticos.

En esa guerra, que terminó con nuestra victoria, fuimos aliados de los Estados Unidos: Juntos peleamos por la liberación de mucha gente de los invasores nazis. Supongo que sabrás esto por tus clases de Historia en la escuela. Hoy ansiamos vivir en paz, comerciar y cooperar con nuestros vecinos de esta Tierra -con los cercanos y los lejanos-. Y por supuesto con un gran país como son los Estados Unidos.

En los Estados Unidos y en nuestro país hay armas nucleares -armas terribles que pueden matar millones de personas en un instante-. Pero no queremos que sean jamás usadas. Por eso precisamente es que la Unión Soviética declaró en forma solemne por todo el mundo que nunca -nunca- será la primera en usar armas nucleares contra ningún país. En general nos proponemos discontinuar su producción futura y proceder a la destrucción de todos los arsenales existentes.

Me parece que esta es suficiente respuesta; a tu segunda pregunta: “¿Por qué quieren hacerle la guerra al mundo o al menos nuestro país?”. No queremos nada parecido. Nadie en nuestro país -ni trabajadores, ni campesinos, ni escritores ni doctores, ni grandes ni chicos, ni miembros del gobierno- quiere una guerra grande o “chiquita”.

Queremos la paz -hay cosas que nos mantienen ocupados: Sembrar trigo, construir e inventar, escribir libros y volar al espacio-. Queremos la paz para nosotros y para todos los pueblos del planeta. Para nuestros niños y para tí, Samantha.

Te invito, si tus padres te lo permiten, a que vengas a nuestro país; el mejor momento es este verano. Podrás conocer nuestro país, encontrarte con otros de tu edad, visitar un centro internacional de la juventud -“Artek”- a orillas del mar. Y verlo con tus propios ojos: En la Unión Soviética, todos quieren la paz y la amistad de los pueblos.

Gracias por tu carta. Jovencita, te deseo lo mejor.

Y. Andropov”

Alrededor de la bella Samantha se armó todo un operativo mediático: Fué entrevistada por reconocidos periodistas estadounidenses como Johnny Carson y su historia llegó a los más importantes noticieros de EE. UU.

El 2 de Julio de 1983, Samantha voló a Moscú con sus padres para pasar allí dos semanas como huésped de Andropov. En el viaje visitó Moscú y Leningrado. Smith escribiría posteriormente que en dicha ciudad, ella y sus padres quedaron fascinados por la amabilidad de la gente y los regalos que les hacían. Al dar una conferencia de prensa en Moscú, Samantha declaró que los soviéticos eran “iguales a nosotros”. Andropov nunca se encontró personalmente con Samantha debido a su avanzada enfermedad, pero mantuvieron una charla por teléfono.



SAMANTHA SMITH EN UN "ARTEK" EN LA URSS



Al volver a los EE. UU. el 22 de Julio de 1983, el regreso fué festejado en todo Maine y su popularidad continuó incrementándose. Se convirtió en activista política y pacifista, llegando a conducir en 1984 un especial infantil de Disney sobre política, en el cual Samantha entrevistaba a varios candidatos a presidente de los EE. UU.

Estando en Japón con su madre, se encontró con el Primer Ministro Yasuhiro Nakasone y concurrió al Simposio Internacional de la Juventud en Kobe, donde pronunció un discurso en el que propuso que los mandatarios soviéticos y estadounidenses intercambiaran sus nietas dos veces al año, porque un presidente “no mandaría a tirar una bomba a un país que esté visitando su nieta”.

Durante un viaje de regreso de las filmaciones de la serie Lime Street, en la que coprotagonizaba con Robert Wagner, en el verano boreal de 1985, el avión en el cual iba Samantha Smith tocó suelo sin llegar a alcanzar la pista de aterrizaje, que estaba a unos 200 metros, impactando el suelo y provocando la muerte de sus ocho ocupantes, seis pasajeros y dos miembros de la tripulación. Murieron Samantha y su padre, quien iba con ella.


 
SELLO POSTAL DE LA URSS EN HONOR A SAMANTHA


 
BUQUE "SAMANTHA SMITH" EN YALTA



¡De inmediato comenzaron a circular rumores y versiones cruzadas sobre el accidente! Algunos decían que todo había sido planeado por la CIA, otros culpaban a la KGB, según creencia que la creciente popularidad de Smith podría haber afectado decisiones políticas o militares importantes en ambos países.

Se llevó a cabo una investigación y se hizo público el informe final, en el cual constaba que se había tratado de un accidente debido a la condiciones climáticas.

Al funeral de Samantha Smith concurrieron unas 1,000 personas, entre quienes se contaba Vladimir Kulagin, de la Embajada Soviética en EE. UU., quien leyó un mensaje personal de condolencias enviado por Mijail Gorbachov, el líder de la URSS en ese momento.

¡No hubo en el funeral representantes del gobierno estadounidense! Samantha y su padre fueron enterrados cerca de Houlton, su ciudad natal.

La URSS emitió un sello postal conmemorativo en honor a Samantha, el 8 de Septiembre de 1985. Un gran barco de pasajeros en Yalta lleva su nombre, así como un montaña.

Luego de la muerte de Yuri Andropov, el 9 de Febrero de 1984, había sucedido a éste Konstantin Chernenko, quien solo ostentó el cargo desde el 13 Febrero de 1984 al 10 de Marzo de 1985.



KONSTANTIN CHERNENKO



Después, a la muerte de Chernenko, fué elegido como su sucesor Mijail Sergueyevich Gorbachov, quien ostentó el mismo cargo desde el 11 de Marzo de 1985 hasta el 25 de Diciembre de 1991. Curiosamente, es éste el primer y único líder de la URSS quien se mostró públicamente con su esposa, la radiante y muy bella Raisa, por cierto, muy ataviada a la usanza occidental.



MIJAIL GORBACHOV



En 1985, Gorbachov anunció que la economía soviética estaba estancada y que la reorganización era necesaria. Inicialmente, sus reformas fueron llamadas “Uskoreniye”,- “Aceleración”-, aunque luego los términos “Glasnot”,- “Liberalización”, “Apertura”, “Transparencia”-, y “Perestroika”,- “Reconstrucción”-, se hicieron mucho más populares.



RAISA GORBACHOVA



Después de convertirse en Secretario General, Gorbachov propuso un vago programa de reforma, aprobado en las sesiones de Abril del Comité Central. En Mayo pronunció un discurso en Leningrado abogando en favor de reformas más generalizadas. Las reformas se iniciaron con la renovación de altos cargos, destacando la sustitución de Andrei Gromyko por Eduard Shevardnadze como Ministro de Relaciones Exteriores. Gromyko, despreciado como “Sr. Nyet”, en Occidente, había servido por 28 años como Ministro de Relaciones Exteriores y se le consideraba de ideas anticuadas.

La Perestroika y sus reformas radicales fueron enunciadas en el Congreso del Partido Comunista de la URSS entre Febrero y Marzo de 1986.

El mes de Mayo de 1987 sería un mes de crisis: En un incidente increíble, un joven de la República Federal Alemana, Mathias Rust, puso de cabeza a la URSS, avergonzando a los militares soviéticos.



MATHIAS RUST EN 1987



Mathias Rust, joven alemán occidental de 19 años de edad, realizó una “hazaña” histórica, al lograr cruzar la Cortina de Hierro, evadiendo el sistema de defensa aéreo soviético y finalmente aterrizando una avioneta en plena... Plaza Roja de Moscú.

Mathias ya tenía licencia de piloto aficionado y sumaba unas 50 horas de vuelo cuando se le ocurrió una osada y descabellada idea para poner en práctica su habilidad con los aviones.

Dado que él mismo era un apasionado de la política y había quedado bastante decepcionado,- al igual que millones en todo el mundo-, luego que una cumbre celebrada en Reykjavik, Islandia, entre los presidentes de EE. UU. y la URSS terminara en punto muerto. “En ese momento pensé que podría utilizar la aeronave para ir a Moscú y construir un puente imaginario entre Occidente y Oriente y mostrar que mucha gente en Europa quería mejorar las relaciones entre el mundo capitalista y el mundo comunista”, dice ahora Rust.

Así, el 13 de Mayo de 1987, Rust anunció a sus padres que se iba a recorrer el norte de Europa en un avión Cessna alquilado de un solo motor, con el objeto de sumar número de horas para obtener su licencia de piloto profesional. Sin embargo, su intención oculta era otra: Aterrizar el avión en las barbas mismas de las autoridades soviéticas, en la Plaza Roja, frente al Kremlin en Moscú.

Tras despegar de Alemania, Rust hizo varias paradas. Aterrizó primero en las Islas Shetland, en el norte del Reino Unido, luego en las Islas Feroe, Reykjavik y Bergen, en Noruega, antes de llegar a Helsinki, el 25 de Mayo.

Rust pasó un par de días en la capital finlandesa. Estaba indeciso sobre si seguir adelante con su plan, pues estaba cayendo más y más en la cuenta que, mal que mal, la URSS poseía el mayor sistema de defensa aérea en el mundo, con 2,250 aviones y 10,000 misiles tierra-aire. Además, cinco años antes, un avión civil 747 de Corea del Sur, con 269 pasajeros a bordo, había sido derribado por aviones MIG soviéticos luego que se extraviara por error,- hoy en día, es cada vez más aceptada la hipótesis que dicha aeronave realmente espiaba para los EE. UU.-, en el espacio aéreo soviético.

¡El 28 de Mayo de 1987 llegó el gran día! Rust le avisó al centro de control de tráfico aéreo en Helsinki que se dirigía a Estocolmo, Suecia. “Media hora después de despegar tomé la decisión final y cambié la dirección en 170 grados y me dirigí hacia las costas del Mar Báltico para, desde allí, llegar directamente hacia Moscú”, continúa manifestando Mathias.

¡Luego de sobrevolar Estonia, Rust entró al espacio aéreo de la URSS! En cuestión de minutos fué localizado por el radar soviético y, menos de una hora después, un amenazador avión de combate MIG se acercó al Cessna que pilotaba. “Pasó por mi lado izquierdo, tan cerca que pude ver a los dos pilotos sentados en la cabina y ví, por supuesto, la estrella roja del ala de la nave. Estaba bastante asustado porque sabía que en cualquier momento me podían derribar”, cuenta Rust.

¡Ahí ocurrió lo increíble! En lugar de atacarlo, el avión de combate pasó de largo y desapareció entre las nubes. Rust no podía dar crédito a lo que veía. No sabía que el MIG lo había tomado por una nave amiga, pues un avión se había estrellado el día anterior y estaba en curso una operación de rescate, además de un vuelo de entrenamiento de nuevos pilotos. Esto dió lugar a una confusión en el aire y en los centros soviéticos de control.

¡Así, Rust logró lo que parecía imposible! Voló cientos de kilómetros a través del espacio aéreo soviético sin tener ningún otro contacto con las fuerzas de defensa soviéticas. Llegó pronto al cielo de Moscú, donde aterrizó al lado de la Catedral de San Basilio,... cerca del Kremlin o palacio de gobierno.

Ese día, a las 19:00 horas, Rust rodó su avión hasta la Plaza Roja y salió de la cabina para saludar a la multitud de soviéticos que comenzaba a congregarse a su alrededor. “Estoy aquí en una misión de paz de Alemania”, les dijo Rust a los soviéticos que estrechaban su mano y que pensaban que era un aliado de un país comunista. Rust de inmediato explicó que él no venía de la Alemania Oriental sino de “la otra Alemania”, la Occidental o Federal.

Una vez que la policía se recuperó de la sorpresa de ver estacionado un pequeño avión no autorizado a las puertas del Kremlin, detuvo a Rust. El joven germano pasó horas tratando de convencer a los soviéticos que había llegado solo y que no formaba parte de ningún complot siniestro urdido por los gobiernos de Occidente para desacreditar y poner en ridículo a la plana dirigente de la URSS.

En el Kremlin, en tanto, el aterrizaje de Rust en suelo soviético había causado conmoción y muchos personajes importantes comenzaron a temer por sus puestos de trabajo a medida que los medios propalaban la humillación.

Mijail Gorbachov, quien en ese mismo tiempo intentaba implementar su programa reformista de la Glasnot o Perestroika, con la astucia propia de los políticos, aprovechó el incidente para convocar a una reunión de emergencia del Politburó y pasar a retiro y/o despedir a varios oficiales y funcionarios comunistas a quienes veía como un obstáculo para la implantación,- implementación-, de sus reformas.

En un par de días el Ministro de Defensa Sergei Sokolov se vió obligado a retirarse, y Alexander Koldunov, antiguo as del aire de la Segunda Guerra Mundial Mundial y jefe de los servicios de defensa aérea, fué despedido. Ambos, por cierto, eran conservadores, antirreformistas y férreos opositores a la Perestroika o política reformista implantada por Gorbachov. En los meses siguientes, más de 150 oficiales perdieron sus puestos de trabajo.

Pero,... ¡a Rust tampoco le salió barata la gracia! Fué acusado y hallado culpable de violar las normas internacionales de vuelo por cruzar ilegalmente la frontera soviética. El juez lo condenó a cuatro años de prisión en la cárcel de Lefortovo, en Moscú.

“Fue muy duro tener 19 años y permanecer encerrado por 23 horas al día. Tuve muchas dificultades con la comida y perdí mucho peso”, relató Rust, quien al final sólo cumplió 14 meses de la pena.

En 1988, tras la firma de un tratado de no proliferación de armas nucleares firmado por el presidente norteamericano Ronald Reagan y Gorbachov, Rust fué liberado como un gesto de buena voluntad, tras lo cual éste volvió a su Alemania natal el 3 de Agosto de 1988, convertido en una verdadera celebridad mundial. ¡Bueno, más de diez minutos de fama!



MATHIAS RUST HOY EN DIA



Actualmente, Mathias Rust, el mismo joven alemán occidental quien logró con su pequeño avión Cessna, que los sistemas defensivos de la URSS se convirtieran en el hazmereir mundial, se gana la vida como analista financiero e instructor de yoga. A más de un cuarto de un siglo de lo sucedido, Rust todavía afirma que no se arrepiente de lo que hizo, pues cree que ayudó al presidente Gorbachov a llevar adelante sus históricas reformas. “Estoy orgulloso y convencido que le permití llevar a cabo su Perestroika y Glasnost con mucha mayor rapidez de lo que lo habría hecho sin mí”. ¡Quizás no se equivoca!

¡Lo demás es historia!

La histórica avioneta Cessna 172 Skyhawk con la que Rust logró aterrizar en la Plaza Roja, permanece en el Deutsches Technikmuseum de Berlín, como una de las reliquias más importantes de la Guerra Fría.



¡Saque el lector sus propias conclusiones!



José Roberto Campos hijo
DOM 23 NOV 15







1 comentario:

  1. Buen artículo que nos permite conocer más sobre los personajes que hicieron una diferencia sustancial en el mundo, aun siendo personas aparentemente insignificantes.

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