Una realidad y
verdad que no tiene nada de conspicua:
“¡El Estado de
El Salvador está inmerso en una total crisis que no toca fondo y que no encuentra
fín!”
A criterio
propio, para ser realista, servidor continúa manteniendo la aseveración y tesis
que, el mismo Estado se ha vuelto totalmente fallido y nadie,- ni derechas ni
izquierdas-, es capaz de encontrar solución a esta confrontación social armada.
Si bien es
cierto la Guerra Civil
que tiene ya más de 35 años,- si no 50 años por lo expuesto en anteriores
escritos-, ha cambiado de escenario, habiéndose trasladado de uno militar a uno
de Guerra Social, la solución empero es aún más difícil de encontrar que la de
la anterior etapa que ha conducido a la firma de los Acuerdos de Chapultepec.
En la etapa
anterior,- 10 OCT 79 al 16 ENE 92-, el enfrentamiento ha sido abierto, con una
guerra popular prolongada de baja intensidad y bastante acorde en términos
generales a las reglas y derecho de la guerra, entre la Fuerza Armada de El Salvador,-
FAES-, y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional ,-
FMLN-. Ambos bandos, han combatido en su momento por ideales y razones
políticas.
El problema
actual es que, las maras,- pandillas-, no tienen un ideal justificable que
ampare su accionar, razón por la cual la sociedad no considera ética ni moralmente
aceptado pactar ni negociar con ellas. De esto, la solución a este grave
problema es realmente difícil de encontrar. ¡Tremendo lío!
Un estimado y
recordado amigo,- ya trascendido ha muchos años-, decía a servidor: “Cuando el
pánico cunde la gente no piensa.”
Se ha llegado en
el Estado de El Salvador, de parte de la mayoría de los residentes, a proponer soluciones
radicales para el problema de las pandillas. Soluciones que, en la realidad,
prima facie, parecen sensatas por la radicalidad que las mismas encierran.
¡Esto es en realidad peligroso!
Una solución
añorada por sectores radicales son los grupos de exterminio para hacer frente a
la delincuencia.
Baste recordar
que, en las últimas elecciones presidenciales, hubo un candidato que, proponía
el uso de francotiradores para exterminar y eliminar a los criminales. ¡Muchos
rieron por la ocurrencia pero, también muchos en silencio asintieron!
Un grupo de
exterminio que a ciencia cierta no se sabe si aún existe es la llamada “Sombra
Negra”,- SN.
Hasta donde
se sabe, la SN , es
un grupo de tipo paramilitar, similar en su categoría de sociedades secretas de
corte ilegal u organizaciones delictivas, tales como los antes denominados
Escuadrones de la Muerte ,-
EM-.
Se dice que,
en su momento la SN
se ha compuesto de policías y personal militar, los cuales eran miembros de la “Justicia
de Vigilantes” que atacaban a los criminales y pandilleros. Estos grupos no han
estado bajo el mando oficial de la jurisdicción del gobierno.
El grupo apareció
en torno a Diciembre de 1994 en el oriental y caluroso Departamento San Miguel.
En Abril de 1995, el grupo aseveró que había matado a 17 personas, todos delincuentes
o miembros de pandillas. ¡Su actuación duró poco menos de un año!
Los miembros
de la SN , vendaban
los ojos y ataban las manos y/o los pulgares de sus víctimas a sus espaldas. Finalmente,
las víctimas recibían disparos en la parte posterior de sus cráneos de una
diversa gama de fusiles de asalto y subfusiles.
Los miembros
de la SN ocultaban
sus caras y utilizaban vehículos con cristales oscuros sin licencia. La SN declaró que, mató porque la
policía no podía hacer cumplir las leyes en el Estado de El Salvador.
Antes y
después del surgimiento de la SN ,
hubo varios grupos de exterminio, con un listado de víctimas, pero ninguno con tanto
magnetismo.
¿El por qué
de la fama de la SN ?
Una conjunción
de factores: Un metódico ritual en un buen porcentaje de las ejecuciones; la
profusa difusión de sus hazañas, con comunicados reivindicativos y otros con
amenazas. A decir, una réplica a escala del terror generado por los EM en la
década de los 80; y por último, y quizá el factor más influyente, por su final
hollywoodense, con detención masiva de varios de sus integrantes y un juicio
público a la cúpula que terminó con sentencia absolutoria, para alegría de una
sociedad que de forma explícita o implícita aplaudía,- aplaude-, a los que
dicen ajusticiar delincuentes.
La SN mató a
algunos líderes de las incipientes pandillas; sin embargo, el grupo no surgió
contra los pandilleros. Las maras no son lo que ahora. La cúspide de la popularidad
de la SN se dió tras acabar con Will Camalarga, líder de una temida banda de
asaltantes que tenía su base de operaciones en la colonia Milagro de la Paz, en
la Curruncha.
La
extraordinaria repercusión de sus proclamas y el hecho que la Misión de
Observadores de las Naciones Unidas en El Salvador,- ONUSAL-, siguiera activa y
escandalizada, obligaron al gobierno del Presidente Armando Calderón Sol a
actuar. El caso lo asumió la División de Investigación del Crimen Organizado,- DICO-,
una efímera unidad policial,- autónoma y financiada por la Organización de las
Naciones Unidas (ONU)-, que se creó cuando la Policía Nacional Civil,- PNC-, daba
sus primeros pasos, ante los fundados temores que la institución no quisiera
mirarse al espejo.
Forzado por
la comunidad internacional, el gobierno del Estado de El Salvador amagó
firmeza, pero tuvo que hacer frente a masivas manifestaciones de apoyo al grupo
de exterminio. ¡Al respaldo social se le sumaba el respaldo empresarial y
político!
El entonces Gobernador
del Departamento San Miguel, Mario Bettaglio, del partido de derechas Alianza
Republicana Nacionalista,- ARENA-, no tuvo reparo en criticar en público las
quince capturas del operativo de la
DICO contra la SN
de Julio de 1995, bautizado como “Operación Ogro”, y en el que se detuvo incluso
a quien luego llegara a ser el famoso alcalde de San Miguel, Wilfredo Salgado.
El Gobernador
Bettaglio dijo que la SN
era un “mal necesario”, y a sus miembros los llamó los “Robin Hood de los migueleños”.
La
repercusión saltó las fronteras: Amnistía Internacional enarboló la causa,
incluso redactó un dossier especial titulado “El espectro de los escuadrones de
la muerte”. Las agencias de noticias más prestigiosas del mundo lo airearon.
Cuando un día
de 1994 la SN
asesinó a cuatro pandilleros de la clica “Pana Di Locos”, en la colonia El
Tesoro, el operativo incluyó dos furgonetas sin placas, una decena de hombres
armados con fusiles de asalto y cubiertos con gorros navarone, el cierre al
tráfico de una arteria importante sin que apareciera una sola patrulla policial
a verificar, y un interrogatorio de cerca de una hora a una veintena de
pandilleros. No se preocuparon lo más mínimo por la presencia de testigos, y
hasta llevaron en fólder las fichas policiales y las fotografías de sus
objetivos prioritarios.
Antonio
Yánez, delegado en San Miguel de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos
Humanos,- PDDH-, entre 1998 y 2001 conoció de cerca la SN porque participó en las
investigaciones que ayudaron a su teórico desmantelamiento: “Nosotros le
decíamos la “Sandra Nolasco”, por las iniciales.”
El impacto de
la SN ha sido tal
que, dos décadas después, los nostálgicos del ojo por ojo aún lo citan como el
grupo de limpieza social por excelencia.
Una
persona quien fué miembro de la SN ,
cuyo primer nombre comienza con J y su segundo apellido con M, mismo quien estuvo
de alta en la Tercera
Brigada de Infantería a principios de la década de los 80 y
quien desde 1997 vive en el área de Houston, Texas, comenta que:
En
1994, dos delincuentes violaron a su sobrina y, aunque fueron reconocidos,
nunca fueron detenidos.
Cuenta
JM que, no sabe con exactitud cómo surgió la SN.
Cuando
violaron a su sobrina siempre supo quienes eran los criminales. Se acudió a la
delegación de la PNC
a interponer la denuncia. A pesar de haber dado nombres y señas, los violadores
seguían tranquilos en la colonia y nadie les hacía nada. Un día comentó a un
amigo taxista que sentía deseos de matar a los dos violadores y él lo recomendó
con un amigo suyo que estaba de alta en la PNC. Le preguntó si tenía el valor de matarlos a
lo que él respondió afirmativamente.
El policía sí
era miembro de la SN ,
el taxista solo era un informante. El sargento,- de la PNC-, le dió una pistola
Makarov y ciertas indicaciones. Durante más de un mes buscó a los delincuentes,
pero no los volvió a ver. Buscó al sargento para entregarle el arma, pero él le
dijo que se la quedara, que se la regalaba. Lo presentó con cuatro personas
más, quienes también estaban de acuerdo en salir a matar delincuentes,
especialmente en la
Curruncha.
El grupo se llamaba
“Comando Antidelincuencial”. Lo del nombre SN surgió meses después, cuando un
periódico publicó ese nombre, debido a que cuando se daba muerte a un
delincuente, se dejaba un mensaje con un rostro negro. El rostro negro indicaba
que se cubrían el rostro, pero ni siquiera andaban de negro. Sin embargo, el
nombre gustó y luego firmaban los comunicados como “Sombra Negra”.
En una
ocasión, se informó que se había ubicado a un delincuente que había violado y
asesinado a por lo menos siete personas en la colonia Milagro de la Paz. A bordo de un pick up,
doble cabina, polarizado, placas falsas, la SN lo fué a buscar. Como a la semana se le
encontró, se le subió al carro. El tipo se mostró soberbio y desafiante al
principio, hasta que vio que los hombres se pusieron los gorros navarone y sacaron
sus armas, comprendiendo que no iba a ser arrestado por la policía. Entonces comenzó
a temblar, pero ya había confesado que había matado a tres personas. Alguien lo
amarró, lo llevaron al puente Urbina y ahí le mataron. Uno de los participantes
le dió el tiro de gracia y le colocaron un rótulo atribuyéndose la muerte. El tiro
de gracia era un disparo en la nuca para destrozar el rostro. Se actuaba de
21:00 horas en adelante buscando a los delincuentes. ¡Nunca a la luz del día!
¡La gente también
comenzó a matar delincuentes y para que ya no se investigara decían que era obra
de la SN !
Parece haber un
extendido consenso entre quienes hablan de pandillas, analizan el contexto de la
violencia, la forma en cómo operan los grupos delictivos, la gestión del
aparato de seguridad estatal, las condiciones de los centros penales, exponen
los rumores sobre el tema que circulan por doquier y concluyen categóricamente
su argumentación con la siguiente sentencia: “Para erradicar la violencia en el
país, a los pandilleros se les debe matar.”
Un epílogo
muy al estilo de una película del oeste estadounidense, bien podría ser, tal
como lo emulara el Rey de Jordania, Abdalá II, quien estaba dispuesto a llevar
a cabo una venganza explosiva contra el Estado Islámico por la brutal ejecución
de un piloto jordano y expresó su ira citando un personaje de Clint Eastwood,-
“Sin perdón”-: “Voy a matar a su esposa y
a todos sus amigos y a quemar su maldita casa.”
Pero,…
como sabiamente rezara Mahatma Gandhi: “Ojo por ojo y el mundo quedará ciego.”
Una
solución al margen de la ley, bien podría desembocar en una avalancha de abusos
y desmanes de parte de los “grupos justicieros”, amén que se habrían de cometer
muchas injusticias en un proceso de ajusticiamiento masivo y en forma sumaria.
Aunque,
muy sabiamente los pueblos árabes también preconizan: “Preferible la injusticia
al desorden. Preferible condenar a un inocente que perdonar a un culpable.”
Algo
sí es cierto: ¡Los residentes del Estado de El Salvador, están ya hartos de la
situación de violencia en la que se les tiene viviendo y ello no puede
continuar así en una forma indefinida!
¡Saque
el lector sus propias conclusiones!
DOM
05 JUL 15
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