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miércoles, 31 de diciembre de 2014

¿EVENTUAL FRACASO DEL GRAN CANAL DE NICARAGUA?





Hace unos días se acaban de dar por inauguradas las obras de construcción del Gran Canal de Nicaragua en dicho país centroamericano.

Esta obra civil está a cargo de una empresa china y financiada por el gobierno de la República Popular de China,- tan solo llamada China en el presente escrito-.

Al pensar en China, no se puede pasar por alto una profecía hecha hace casi doscientos años por el General Napoleón Bonaparte, en 1816, cuando ha dicho éste: “Allí [en China] duerme un gigante. Dejémoslo que duerma, porque cuando despierte se moverá el mundo entero.”

¡Anterior frase muy relacionada con la Teoría del Caos y del Efecto Mariposa!

Recién en el 2011, China ha bajado a Japón como número dos en el ranking económico mundial y hoy, en el 2015, se convierte en el número uno, muy por delante de los Estados Unidos de América-, EE. UU.-. Alem que aquélla se ha convertido en el acreedor de éste. ¡Ya ahora, hasta se dice que, China es la dueña de los EE. UU.!

Se ha vuelto China uno de los mayores impulsores del crecimiento en la economía global. Un país caracterizado por la dicotomía comunismo en lo sociopolítico y capitalismo en lo económico que ha cambiado los arrozales por las grandes urbes abarrotadas de gente.

Ya lejos ha quedado en el tiempo aquel período de tensión entre la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas,- URSS-, y la China, lo cual llegó a su climax a principios de la década de los 60, cuando ambos gigantes se acusaban mutuamente de revisionistas y neocolonialistas.

Lamentablemente para los EE. UU., dicha tensión no desembocó en una guerra abierta entre estas dos potencias comunistas y vecinas, lo cual les hubiera ahorrado muchos recursos económicos para hacer colapsar a la URSS.

Los desacuerdos nacieron de la crítica de Kruschev al estalinismo en 1956: Los dirigentes chinos siempre se esforzaron en salvaguardar el mito de Stalin y, por ejemplo, cuando se decidió retirar sus restos del lugar en que reposaban en la muralla del Kremlin junto a los de Lenin, depositaron flores ante ellos. La propia evolución de la política china contribuyó a multiplicar las discrepancias. A fines de 1957, una conferencia de los partidos comunistas en Moscú, dedicada a la unidad del campo socialista, tuvo tan escaso efecto sobre los dirigentes que se lanzaron al famoso “Gran Salto Adelante” y, a partir de este momento, el camino seguido por los respectivos comunismos fue manifiestamente divergente con los soviéticos, insistiendo en la crítica a Stalin y los chinos lanzados a experimentos de movilización popular y productivismo desmesurado.

Pero, los EE. UU., visionariamente, se han percatado que China, el gigante dormido, estaba despertando y que, había que congraciarse con ella, dejando las discrepancias y enemistades a un lado. ¡Incluso sacrificando su amistad con Taiwán!

Así, en 1972 se ha llevado a cabo la histórica visita del Presidente Richard Nixon, de los EE. UU., a China. Esto ha sido un paso importante para formalmente normalizar las relaciones entre ambos países.

Ha sido la primera visita de un presidente de EE. UU. a China, quien entonces consideraba a EE. UU. como uno de sus enemigos más importantes. La visita se convirtió en una metáfora para una acción inesperada o no característica de un político.

La mejora de las relaciones con la URSS y China son algunos de los más conocidos éxitos diplomáticos alcanzados por EE. UU. durante la presidencia de Nixon. Después de la Segunda Guerra Mundial, los estadounidenses vieron cómo las relaciones entre EE. UU. y la URSS se deterioraban: El gobierno soviético consolidaba estados títeres comunistas en la Europa Oriental y China se decantaba por el comunismo desde 1949.

En julio de 1971, el “Consejero de Seguridad Nacional” de EE. UU., Henry Kissinger, visitó secretamente Pekín durante un viaje de servicios a Pakistán, y preparó las bases para una visita oficial de Nixon a China.

Del 21 al 28 de febrero de 1972, Richard Nixon viajó a Pekín, Hangzhou y Shanghai. Tan pronto el presidente estadounidense llegó a la capital china fue convocado a un encuentro con Mao Zedong, quien, sin conocimiento de los estadounidenses, había estado enfermo nueve días antes pero se sentía lo bastante fuerte para reunirse con Nixon.

Acerca de la reunión, las primeras palabras de Mao a Nixon fueron: “Nuestro viejo amigo, el generalísimo Chiang Kai-shek, no aprueba esto.”

Al término de la visita, los EE. UU. y China expidieron el Comunicado de Shanghai, un comunicado de sus puntos de vista de la política exterior y un documento que sentaría las bases de las relaciones bilaterales chino-estadounidenses por muchos años. Kissinger declaró también que EE. UU. retiraría sus fuerzas militares de la isla de Taiwán, pero sin renunciar a su alianza militar con el régimen de la República de China en Taiwán. En el comunicado, ambas naciones prometen trabajar para una “normalización completa” de sus relaciones diplomáticas, lo cual se logró en 1977.

Estados Unidos aceptó oficialmente el postulado de “Una sola China”.

Ahora, 42 años después de esa histórica visita, China ha logrado establecer Cabezas de Playa en Venezuela y el Cono Sur y, ahora en Nicaragua, lo cual es una seria y real amenaza a la hegemonía de los EE. UU. en esta pobre región considerada por años como el patio trasero de los EE. UU.

Y, lo que es peor, parece ser que los EE. UU., actual primera potencia militar del mundo, no logra hacer frente al ímpetu económico que trae el otrora gigante dormido de Lejano Oriente.

Ya Rusia y China han logrado hacer frente común, con muchísimo éxito, ante la tentativa de EE. UU. de invadir Siria. Aún siendo esta nación la primera potencia militar, ha tenido que soportar la “malacrianza” de aquellos dos y ha tenido que sucumbir marchándose con la cola entre las patas, sin poder invadir a la mencionada nación del Medio Oriente.

Por supuesto, dicha malacrianza, así como la arremetida de Rusia contra Ucrania, ha tenido una respuesta que no se ha hecho esperar y, ahora, Rusia y Venezuela sufren las consecuencias de una caída sostenida del precio del petróleo, gracias a la colaboración de Arabia Saudita con los EE. UU.

Continuando...

Depende del lente con el que se le mire, el Gran Canal de Nicaragua,- eventual competidor del Canal de Panamá-, será una cicatriz en el corazón de Centro América o una nueva arteria para inyectar sangre a la región.

Según el gobierno del izquierdista Daniel Ortega del Frente Sandinista de Liberación Nacional,- FSLN-, esta obra civil ofrecerá muchos beneficios económicos al país y acabará con la extrema pobreza y el desempleo. Sin embargo, algunos creen que no es económicamente viable y expertos en medio ambiente creen que podría tener un tremendo impacto ambiental negativo.

La empresa HKND, con sede en Hong Kong, recibió una concesión de 50 años por los derechos de construir el canal y otros 50 años para manejarlo. Al frente de la compañía está un misterioso multimillonario chino, Wang Jing.

Esta vía interoceánica será más larga, más profunda y más ancha que la del Canal de Panamá.

Son US$50,000 millones lo que se prevé que demandará la construcción de este canal de una longitud de 278 kilómetros,- el de Panamá tiene 77 kilómetros-.

Sin embargo, el Canal de Nicaragua atravesará el lago de agua dulce más grande de Centro América, mismo que cubre un área de 8,624 kilómetros cuadrados. ¡Esto último es lo que genera serias críticas de parte de los ambientalistas!

Se espera que la obra esté terminada en 5 años y que el canal esté en funcionamiento en el año 2020. Por su parte, el Canal de Panamá demoró 10 años en ser construido por los Estados Unidos de América,- EE. UU.-, habiendo entrado en operación en 1914.

Se espera que esta megaobra cree cerca de 50 mil empleos directos y 200 mil empleos indirectos.

Muchos “expertos” en la materia, se han dado a la tarea de criticar inmisericordemente esta nueva obra, alegando que:

a)    No será rentable económicamente.

b)    No podrá competir con el Canal de Panamá.

c)    El constructor no tiene la experiencia para realizar dicha obra.

d)    Es una locura.

e)    Etc.

Últimamente, los ambientalistas y los “nacionalistas” nicaraguenses, se han dado a la tarea de desacreditar la obra por el esperado daño e impacto ambiental,- los primeros-, y por la supuesta entrega de la soberanía de Nicaragua a China, convirtiendo ineluctablemente al país en una “Chinolandia”.

Este último argumento es realmente curioso, dado que, como todos bien entienden y recuerdan, los países latinoamericanos, mucho menos los centroamericanos, jamás han sido soberanos en lo que va de su época como naciones “independientes”.

Por un momento, hágase uso de la empatía y colóquese el lector en el lugar de los pro-estadounidenses y de los estadounidenses: Suponga el lector que, en efecto, esta obra no logrará competir con el Canal de Panamá, entonces, ¿Cuál es el problema que el mismo sea construido?

¿No acaso los mismos estadounidenses han enseñado por años a las juventudes del mundo occidental, con aquel juego llamado “MONOPOLY”, que la idea que debe prevalecer en el comercio es la de arrasar al oponente por la vía económica, cerrándole cualquier salida y a fín de cuentas tomando al rival como un mero y simple vasallo?

En este juego de mesa, como todos bien saben, se disputan bienes raíces y, tal como el nombre lo sugiere, el objetivo del juego es hacer un monopolio de la oferta, poseyendo todas las propiedades inmuebles que aparecen en el juego. ¡Auténtico espíritu del capitalismo más sanguinario!

Así, retomando la vía de un análisis en exceso simplista, si el Gran Canal de Nicaragua ha de ser un fracaso para China y Nicaragua, entonces, los rivales y oponentes del mismo deberían alentar a los chinos a seguir adelante. A fín de cuentas, entonces el fracaso chino haría quedar en una posición aún más sólida al Canal de Panamá.

Por otra parte, si la empresa fracasa, tal como los “expertos” lo vaticinan, entonces al menos se habría generado mucho empleo e inversión en Nicaragua, no solo para nicaragüenses, si no para el resto de centroamericanos.


A lo mejor lo que vaticinanan los “expertos” es realmente falso, y lo que en realidad avisoran es una tremenda competencia para el Canal de Panamá y hasta una eventual quiebra de éste con su aún no terminada ampliación. ¡Hay que recordar que los chinos son expertos en la competencia desleal y dumping!

Acude a la memoria de servidor, aquella otra famosa frase célebre de Nikita Kruschev, cuando desenmascara a John Fitzgerald Kennedy por el asunto del avión U-2, tripulado por Francis Gary Powers y derribado sobre la URSS: “Ya decía yo que algo tramaba ese amigo mío.”

¡Saque el lector sus propias conclusiones!



P. S. ¡Feliz Año 2015 y gracias por las primeras 2000 visitas a este blog!



MIE 31 DIC 14





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