La
fábula es una breve composición literaria en la cual los personajes son
animales o cosas inanimadas que presentan características humanas, siendo acaso
la más importante, la capacidad de hablar. En ocasiones, estos personajes
pueden llegar a interactuar con personas.
La
fábula, en realidad es un género didáctico mediante el cual suele hacerse
crítica de las costumbres y de los vicios locales o nacionales, pero también de
las características de la naturaleza humana en general.
Cuando
suscrito era un pequeño,- ha muchos años-, quedó tremendamente impresionado por
la ejecución judicial del,- a la fecha-, último condenado a muerte en el Estado
de El Salvador.
Puede
ser que se encuentre servidor en un error, pero, si la memoria no falla, Juan
Antonio Centeno Martínez, es por hoy, la última persona quien ha sido llevada
al paredón de fusilamiento y luego ajusticiada en este terruño.
La historia a continuación, se vuelve
una completa y horrible fábula, pues los dos criminales involucradas en la
misma, en su momento se comportaron como dos perfectos animales y, para más
sorna, ambos malhechores tenían apodos con nombres de animales, como más
adelante se habrá de leer.
El 22 de Abril del 2004, el periódico
El Diario de Hoy, ha publicado un artículo alusivo, del cual servidor se
permite brindar un resumen con ciertos comentarios alusivos y agregando otros
datos no considerados en el mismo.
En la mañana del Martes 23 de Enero de 1962, dos tipos llegaron
a la vivienda Número 1402, de la Segunda
Avenida Norte de San Salvador, llamando en forma insistente a
la puerta.
El morador, Señor Manuel de Jesús Navarrete, confiadamente abrió.
Hay que recordar que, en esa época, el Estado de El Salvador era realmente tranquilo
y sano y sus habitantes eran muy pacíficos. ¡El crimen tenía entonces una
ausencia notoria!
Los dos hombres dijeron ser inspectores de la compañía del
alumbrado eléctrico y manifestaron que, necesitaban realizar unas verificaciones.
Ante tal petición, el Señor Navarrete optó por dejarles entrar.
Una vez dentro de la vivienda, Juan Antonio Centeno Martínez,-
alias “La Culebra ”-,
y Miguel Ángel Torres Ramírez,- alias “El Zorro”-, amarraron de piés y manos a
Navarrete.
En forma insistente le preguntaron dónde tenía escondido el
dinero, mientras le golpeaban a puñetazos. El Señor Navarrete no respondió,
quizás porque no tenía dinero o porque no quería entregarlo.
Pero la historia fabulesca no se detiene acá, ya que, minutos
después, mientras los criminales fumaban y continuaban buscando el dinero y
prendas de valor, entró a la casa la Señora Juana de Navarrete, esposa del ya occiso.
Ese día, ella se había levantado temprano para ir al Mercado
San Miguelito. ¡No había terminado de cerrar la puerta, cuando fue tomada por
la fuerza por el Zorro!
Le obligaron a ver el cadáver de su marido, quien yacía en medio
de un gran charco de sangre. ¡La señora emitió un grito desgarrador y entró en
shock!
De nuevo, la Culebra y el Zorro
arremetieron con preguntas contra ella. Querían saber dónde estaba el dinero.
La respuesta continuó siendo negativa. ¡Evidentemente los Navarrete no tenían
el dinero que los dos animales creían que poseían!
De los dos tipos, el de
comportamiento más animal era la
Culebra , quien no pensaba irse con las manos vacías. Así,
procedió a arrancar el vestido de la señora a manotazos y la violó frente al
cadáver del esposo de ella.
¿Por qué la Culebra no mató a la Señora de Navarrete?
Irónicamente, dijo a ella la Culebra que, no la mataba
porque ella tenía por nombre Juana y él,- la Culebra-, había tenido
una mujer de igual nombre. Además, la mamá y la hija de la Culebra también llevaban
dicho nombre. ¡Eso salvó de la muerte a la Señora de Navarrete!
De todo esto, en la vivienda quedaba
un cadáver y una mujer violada… al lado de su esposo muerto y ella
prácticamente muerta en vida.
El 20 de Marzo de 1970, un Tribunal de Conciencia halló culpables del delito de homicidio, robo y violación a Centeno Martínez y a Torres Ramírez. El juez Cuarto de lo Penal, Manuel Rafael Reyes, emitió la sentencia: 30 años de prisión para el Zorro. Por su parte,
Al oír la sentencia, la Culebra no se inmutó. Su
boca esbozó una sonrisa siniestra, desafiante y hasta burlona.
El Doctor Carlos Guerra, señaló la fecha y el lugar de la ejecución y, a la vez pensó en brindar justicia en una forma ejemplarizante. Dio la orden para que se permitiera que el fusilamiento fuera cubierto ampliamente por la prensa, que se invitara a la mayor cantidad de gente posible y que el fusilamiento fuera transmitido por televisión. Así, muchas personas recibieron pases especiales para este circo macabro, haciendo recordar los días del viejo oeste y de
La tarde del Jueves 20 de Agosto de
1970 era en extremo calurosa pero tranquila. En la penitenciaría, poco antes de
salir para el polígono de tiro de la
Policía de Hacienda, la Culebra contó a un grupo de periodistas que el
día del crimen había bebido guaro,- nombre que se da al licor blanco en El
Salvador-, hasta perder la cabeza.
“Como estaba borracho, no supe lo que
hice”, dijo. Cuando los periodistas se fueron, se sumió en un profundo silencio
y se puso a fumar para esperar su encuentro con la muerte. Sí, con la muerte,
esa fiel amiga que siempre llega puntual a sus citas y que nunca falla. A fín
de cuentas, como dice la canción de Joaquín Sabina,- palabras más, palabras
menos-, “lastima que la muerte no te lleve en limosina y lástima que la muerte
no acepte propinas”.
A las dos de la tarde de ese día, cientos de personas habían abarrotado el polígono de tiro. Las autoridades se colocaron en una tribuna especial. El público invitado fue ubicado a unos metros del paredón. En las afueras había ventas de paletas, carnitas, agua en bolsa y viseras para cubrirse del bravo sol. ¡Todo un horrendo circo!
Como a las cuatro de la tarde se escuchó una sirena de un radio patrulla. ¡Ya traían a
Por el lado poniente entró el pelotón
de la Guardia
Nacional , bajo el mando del teniente René Oswaldo Majano
Araujo.
El bachiller Ernesto Parada, secretario del Juzgado Cuarto de lo Penal, leyendo el “último pregón”, notificó los elementos de la sentencia.
Con cascos blindados, polainas negras, fusiles G–3 y arneses de cuero, mentón tenso y mirada inexpresiva, los guardias eran la viva imagen de auténticos verdugos delegados de la muerte.
A las 16:47 horas, el teniente Majano
Araujo gritó: “Preparen”,- la
Culebra miró a los guardias sin parpadear-, “Apunten”,- la Culebra dejó dibujar en su
rostro su macabra y siniestra sonrisa-, “Fuego”. La Culebra se dobla, vuela
por los aires como un guiñapo y deja este mundo acompañado por la fiel muerte.
Un desgarrador grito, rompió el silencio
embarrado todavía por el eco de los siete unísonos balazos.
La sociedad indignada había quitado
el derecho a la vida de la
Culebra por su horrendo crimen, y lo había mandado a guardar
bajo tierra en el Cementerio General de San Salvador.
¡Al Zorro se le mandó a guardar
prisión por 30 largos años!
Al día siguiente, los periódicos
tenían en sus portadas y páginas interiores, fotografías de la Culebra , dando los últimos
consejos a su hijo menor, para que no fuera éste a seguir los pasos de aquél.
También se veían escenas del momento de los disparos y del tiro de gracia.
¡En los varios colegios capitalinos,
se hizo a los alumnos ver la ejecución por televisión! ¡La audiencia televisiva
fue también excepcionalmente alta!
En aquellos días, todo lo narrado fue
un hecho excepcional, no porque fuera digno de apología, mas bien porque no era
algo que comúnmente ocurría.
Al instante de entrar en vigencia la Constitución de 1983,
la pena de muerte quedó abolida en el Estado de El Salvador. A ese momento eran
cinco o siete los reos que tenían pendiente la ejecución de su pena de muerte. ¡De
un plumazo, sus penas fueron conmutadas! ¡En estos casos la ley sí puede ser
retroactiva por favorecer a los reos!
Hoy en día, lamentablemente los
hechos que esta horrenda fábula ampara, se han vuelto muy comunes, poniéndose a
la orden del día.
¿Qué ha cambiado en la sociedad para
permitir llegar a lo que se está viviendo ahora?
¡Saque el lector sus propias
conclusiones!
JUE 13 NOV 14
....los benditos "Derechos Humanos" que protegen al delincuente. La "Ley" no contempla los Derechos de las víctimas, que tuvieron que ser respetados. Hoy en día le Ley protege al delincuente...
ResponderBorrarAhora en dia, para respetar la vida de los delincuentes, mueren cientos de inocentes. En Singapur se siguen ejecutando personas que han violado la ley y en ese país dá gusto vivir. Los ciudadanos honrados viven tranquilos.
ResponderBorrarPareciera que los derechos humanos han cambiado las leyes para que los victimarios tengan más derechos que sus víctimas.
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