Dentro de la familia de los cánidos o
canes, el humano está íntimamente relacionado con los perros domésticos.
Según los antropólogos, el perro
doméstico surgió gracias a la relación simbiótica entre los lobos y los
humanos, quienes establecieron una “sociedad” para cazar. Una vez
atrapada y muerta la presa, los hombres se alimentaban y compartían con los
cánidos el alimento.
¡Se dice ahora que, el perro es el
mejor amigo del hombre!
Dado que los perros no tienen un recurso mejor, éstos emplean
gestos y movimientos de su cuerpo para hacer saber su estado de ánimo y
expresar sus emociones.
Del físico de los cánidos, la cola es la parte con la que más
se expresan éstos, seguida, por cierto, de las orejas.
Prácticamente cada uno de sus movimientos tiene un
significado específico, ya dirigido a los humanos o a otros perros con los que
pueda relacionarse o convivir.
La cola del can reviste una gran importancia para poder
socializarse y no tener problemas de comportamiento con otros de su especie.
Es, en definitiva, lo más parecido a la expresión facial humana que el perro
pueda tener.
Además, el movimiento de cola favorece la emanación del olor
de las feromonas que los canes tienen en las glándulas anales, otra de las
grandes vías de comunicación perruna.
Una señal en extremo curiosa de los canes es precisamente
esconder su cola entre sus patas. Esto lo hace el can al mostrar inseguridad,
miedo y sumisión ante otros canes. Está intranquilo y no le gusta lo que tiene
delante o a su alrededor; no se fía. El animal demuestra que está muy asustado
y con gran temor a ser agredido, por lo cual opta por someterse ante el miembro
dominante de la manada.
De ahí el adagio popular que reza: “Con el rabo (cola) entre
las patas.”
Hace no más de cuatro días, el
Vicepresidente de los Estados Unidos de América, Señor Joe Biden, ha recibido
en Washington, D. C., y sostenido reunión, con los mandatarios de El Salvador,-
Señor Salvador Sánchez Cerén-, de Guatemala,- Señor Otto Pérez Molina-, de
Honduras,- Señor Juan Orlando Hernández-, y el Presidente del Banco
Interamericano de Desarrollo (BID),- Señor Luis Alberto Moreno-.
Cada uno de los tres mandatarios
centroamericanos se ha hecho acompañar de un grupo de funcionarios y empresarios
de sus respectivos países.
Por supuesto, todos ellos han acudido
con grandes expectativas, a la espera de ver qué lograban obtener del Gobierno
Federal y del BID.
En el Estado de El Salvador, los
empresarios viven llorando, quejándose y lamentándose ante la propuesta de
elevar la carga impositiva.
Siempre alegan que no es el momento
oportuno: Si las cosas andan bien para las empresas, no es el momento oportuno
porque ello los desmotiva a continuar creciendo e invirtiendo. Si las cosas
andan mal para los negocios, tampoco es el momento adecuado. Así, tras llanto y
llanto, jamás es el momento para imponer nuevos impuestos,- redundancia
valedera-.
A la memoria viene lo dicho una vez
por el ex presidente de derechas, el Señor Armando Calderón Sol, quien acá en
el Estado de El Salvador dijo,- al momento de discutirse sobre la aprobación de
un nuevo impuesto-: “La verdad es que por eso se llaman “impuestos”, por que
literalmente se imponen y no son jamás del agrado de los contribuyentes.”
(Palabras más o menos, siendo el espíritu de lo citado lo que en realidad importa)
En el Estado de El Salvador, en las
últimas semanas, se ha dado un pequeño conflicto entre el gobierno y la empresa
privada, por la modificación del impuesto sobre la renta y la introducción de
un impuesto sobre las operaciones bancarias.
Alegan los banqueros y empresarios
que, esto es ya insoportable y que no hay un clima que favorezca la inversión
en el país.
Hasta han alegado que, la aplicación
de tal impuesto haría que los bancos se saturaran de clientes porque tomaría
muchos días ajustar los sistemas de computación para aplicar los nuevos cobros.
¡Un dato curioso es que, cuando los
bancos incrementan sus cobros a sus clientes, ello no les causa problema alguno
y puede ser hecho de un día para otro! ¡Realmente curioso!
Ahora bien, a modo de gran bofetada, recientemente
se ha esgrimido dos contra argumentos a los empresarios:
1) ¿Cómo es posible que los capitales de
estos países emigren a otras naciones en vez de quedarse en los propios para
ayudar al crecimiento de los mismos?
2) El porcentaje de la carga impositiva
en estos países es realmente baja y eso no puede continuar así.
Para más INRI, estas dos objeciones
no han sido alegadas por las izquierdas, si no por el propio Vicepresidente
Biden.
Como paréntesis, cabe decir que,
mucho capital salvadoreño es invertido en Nicaragua, misma gobernada por las
“izquierdas antidemocráticas”.
Las objeciones supra citadas han sido
formuladas y brindadas nada más y nada menos que, por el propio Vicepresidente
del país que representa lo más duro y puro del capitalismo y de la democracia
en el mundo. ¿Qué se puede ahora alegar en contra de ello de parte de las
derechas salvadoreñas?
Bueno, así las cosas, las comitivas
empresariales que han acompañado a los mandatarios de las tres naciones
centroamericanas parece que regresan “con el rabo (cola) entre las patas”.
Los que se rasgan las vestiduras
alegando ser nacionalistas y apropiándose de aquel bello estribillo,- muy
romántico y bello por cierto-, “Primero El Salvador, Segundo El Salvador y
Tercero El Salvador”, deberían hacer propias las palabras del Vicepresidente
Joe Biden, invirtiendo en su país y aplicando el Principio de Igualdad en la
carga impositiva de este Estado, misma que es una de las más bajas de este
continente. Así, deben aportar más porcentualmente aquellos que ostentan el
poder económico y la riqueza, en beneficio de aquellos desposeídos quienes no
deben prácticamente nada. Esto es, no confundiendo egalitarismo con igualdad,-
trato igual a los iguales y desigual a los desiguales, como reza la Doctrina Jurídica
en la actualidad-.
¡Saque el lector sus propias
conclusiones!
LUN 17 NOV 14
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