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lunes, 17 de noviembre de 2014

CON EL RABO (COLA) ENTRE LAS PATAS

Dentro de la familia de los cánidos o canes, el humano está íntimamente relacionado con los perros domésticos.

Según los antropólogos, el perro doméstico surgió gracias a la relación simbiótica entre los lobos y los humanos, quienes establecieron una “sociedad” para cazar. Una vez atrapada y muerta la presa, los hombres se alimentaban y compartían con los cánidos el alimento.

¡Se dice ahora que, el perro es el mejor amigo del hombre!

Dado que los perros no tienen un recurso mejor, éstos emplean gestos y movimientos de su cuerpo para hacer saber su estado de ánimo y expresar sus emociones.

Del físico de los cánidos, la cola es la parte con la que más se expresan éstos, seguida, por cierto, de las orejas.

Prácticamente cada uno de sus movimientos tiene un significado específico, ya dirigido a los humanos o a otros perros con los que pueda relacionarse o convivir.

La cola del can reviste una gran importancia para poder socializarse y no tener problemas de comportamiento con otros de su especie. Es, en definitiva, lo más parecido a la expresión facial humana que el perro pueda tener.

Además, el movimiento de cola favorece la emanación del olor de las feromonas que los canes tienen en las glándulas anales, otra de las grandes vías de comunicación perruna.

Una señal en extremo curiosa de los canes es precisamente esconder su cola entre sus patas. Esto lo hace el can al mostrar inseguridad, miedo y sumisión ante otros canes. Está intranquilo y no le gusta lo que tiene delante o a su alrededor; no se fía. El animal demuestra que está muy asustado y con gran temor a ser agredido, por lo cual opta por someterse ante el miembro dominante de la manada.

De ahí el adagio popular que reza: “Con el rabo (cola) entre las patas.”

Hace no más de cuatro días, el Vicepresidente de los Estados Unidos de América, Señor Joe Biden, ha recibido en Washington, D. C., y sostenido reunión, con los mandatarios de El Salvador,- Señor Salvador Sánchez Cerén-, de Guatemala,- Señor Otto Pérez Molina-, de Honduras,- Señor Juan Orlando Hernández-, y el Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID),- Señor Luis Alberto Moreno-.

Cada uno de los tres mandatarios centroamericanos se ha hecho acompañar de un grupo de funcionarios y empresarios de sus respectivos países.

Por supuesto, todos ellos han acudido con grandes expectativas, a la espera de ver qué lograban obtener del Gobierno Federal y del BID.

En el Estado de El Salvador, los empresarios viven llorando, quejándose y lamentándose ante la propuesta de elevar la carga impositiva.

Siempre alegan que no es el momento oportuno: Si las cosas andan bien para las empresas, no es el momento oportuno porque ello los desmotiva a continuar creciendo e invirtiendo. Si las cosas andan mal para los negocios, tampoco es el momento adecuado. Así, tras llanto y llanto, jamás es el momento para imponer nuevos impuestos,- redundancia valedera-.

A la memoria viene lo dicho una vez por el ex presidente de derechas, el Señor Armando Calderón Sol, quien acá en el Estado de El Salvador dijo,- al momento de discutirse sobre la aprobación de un nuevo impuesto-: “La verdad es que por eso se llaman “impuestos”, por que literalmente se imponen y no son jamás del agrado de los contribuyentes.” (Palabras más o menos, siendo el espíritu de lo citado lo que en realidad importa)

En el Estado de El Salvador, en las últimas semanas, se ha dado un pequeño conflicto entre el gobierno y la empresa privada, por la modificación del impuesto sobre la renta y la introducción de un impuesto sobre las operaciones bancarias.

Alegan los banqueros y empresarios que, esto es ya insoportable y que no hay un clima que favorezca la inversión en el país.

Hasta han alegado que, la aplicación de tal impuesto haría que los bancos se saturaran de clientes porque tomaría muchos días ajustar los sistemas de computación para aplicar los nuevos cobros.

¡Un dato curioso es que, cuando los bancos incrementan sus cobros a sus clientes, ello no les causa problema alguno y puede ser hecho de un día para otro! ¡Realmente curioso!

Ahora bien, a modo de gran bofetada, recientemente se ha esgrimido dos contra argumentos a los empresarios:

1)   ¿Cómo es posible que los capitales de estos países emigren a otras naciones en vez de quedarse en los propios para ayudar al crecimiento de los mismos?

2)   El porcentaje de la carga impositiva en estos países es realmente baja y eso no puede continuar así.

Para más INRI, estas dos objeciones no han sido alegadas por las izquierdas, si no por el propio Vicepresidente Biden.

Como paréntesis, cabe decir que, mucho capital salvadoreño es invertido en Nicaragua, misma gobernada por las “izquierdas antidemocráticas”.

Las objeciones supra citadas han sido formuladas y brindadas nada más y nada menos que, por el propio Vicepresidente del país que representa lo más duro y puro del capitalismo y de la democracia en el mundo. ¿Qué se puede ahora alegar en contra de ello de parte de las derechas salvadoreñas?

Bueno, así las cosas, las comitivas empresariales que han acompañado a los mandatarios de las tres naciones centroamericanas parece que regresan “con el rabo (cola) entre las patas”.

Los que se rasgan las vestiduras alegando ser nacionalistas y apropiándose de aquel bello estribillo,- muy romántico y bello por cierto-, “Primero El Salvador, Segundo El Salvador y Tercero El Salvador”, deberían hacer propias las palabras del Vicepresidente Joe Biden, invirtiendo en su país y aplicando el Principio de Igualdad en la carga impositiva de este Estado, misma que es una de las más bajas de este continente. Así, deben aportar más porcentualmente aquellos que ostentan el poder económico y la riqueza, en beneficio de aquellos desposeídos quienes no deben prácticamente nada. Esto es, no confundiendo egalitarismo con igualdad,- trato igual a los iguales y desigual a los desiguales, como reza la Doctrina Jurídica en la actualidad-.



¡Saque el lector sus propias conclusiones!



LUN 17 NOV 14





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