En el artículo de fecha Sábado 21 del
mes de Junio del presente año, intitulado “EL
FLAUTISTA DE HAMELIN”, servidor se ha permitido exponer un análisis sucinto
sobre la problemática que involucra para los Estados Unidos de América,- EE.
UU.-, el problema de los niños migrantes de Centro América que intentan ingresar
a dicho país para reunirse con sus padres o porque sus padres les envían desde
Centro América,- El Salvador, Guatemala y Honduras-, para preservarlos de la
violencia en sus países de origen.
En dicho artículo, se parafraseaba y
parodiaba la historia del famoso flautista, estableciendo una analogía entre
éste y los EE. UU. como alguien quien mágicamente atrae a los menores hacia si.
El problema continúa y se vuelve cada
día más grave, análogamente como la historia de la bola de nieve que al rodar
cuesta abajo por la montaña se va volviendo cada vez más grande en volumen. Y
es que, como muchas veces se ha apuntado en otros escritos, las expectativas
positivas y/o negativas se alimentan y sobredimensionan a si mismas con el paso
de los días.
La situación se ha vuelto realmente
más delicada, complicada y con una mayor presión para los EE. UU., pues en estos
últimos días ya la opinión pública mundial está exigiendo que se conceda el estatus
de REFUGIADOS a estos niños
migrantes.
¿Qué y quién es un REFUGIADO?
De acuerdo con la Convención de Ginebra sobre el Estatuto de
los Refugiados, se define a éste como una persona que: “Debido
a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión,
nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opiniones políticas,
se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos
temores, no quiera acogerse a la protección de su país; o que careciendo de
nacionalidad y hallándose, a consecuencia de tales acontecimientos fuera del
país donde antes tuviera su residencia habitual, no pueda o, a causa de dichos
temores no quiera regresar a él.”
La mayoría de las personas
puede buscar que su gobierno garantice el respeto a sus derechos fundamentales,
así como que se vele por su seguridad física. Sin embargo, es ya un axioma que,
en el caso de los refugiados, el país de origen es incapaz o no muestra su disposición
de proteger tales derechos.
Para esto, el ALTO
COMISIONADO DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LOS REFUGIADOS,- ACNUR-, ha recibido el
mandato de asegurar que los refugiados sean protegidos en el país de asilo,
asistiendo a los gobiernos en la medida de lo posible a cumplir con esta tarea.
El ACNUR no es,- ni pretende ser-, un ente supranacional, por tanto, no puede sustituir la protección inmanente de un Estado. Su papel es asegurarse que los Estados estén al tanto de sus obligaciones para con los refugiados y solicitantes de asilo y acaten dichas obligaciones.
Así, los Estados tienen la
obligación de no expulsar ni devolver a los refugiados o solicitantes de asilo
a cualquier país donde puedan correr peligro, comprendido,- claro está-, el
mismo país del cual huyen.
Los Estados tampoco pueden establecer
discriminaciones entre grupos de refugiados. Por el contrario, deben garantizar
el acceso de los refugiados a sus derechos económicos y sociales, al menos, en
el mismo grado en que los extranjeros residentes en el país así lo hacen.
Finalmente, los Estados tienen la obligación de cooperar con el ACNUR y, por razones humanitarias, deben permitir la admisión de al menos el cónyuge y los hijos dependientes de cualquier persona a quien se le haya reconocido el estatuto de refugiado.
El refugiado tiene derecho de
asilo en condiciones de seguridad. Debe recibir al menos la ayuda básica y los
mismos derechos que cualquier otro extranjero que sea residente legal. Así, el refugiado
tiene derechos civiles básicos, incluyendo la libertad de pensamiento, de
movimiento, y el derecho al respeto como persona.
La persona que solicita el estatuto de refugiado necesita establecer INDIVIDUALMENTE que su temor de persecución está bien fundado.
Los refugiados tienen derecho
a ser protegidos, pero no hay especificaciones sobre su ubicación. Sin embargo, en interés de la
reunificación familiar, los refugiados pueden solicitar el reasentamiento
dondequiera que vivan sus familiares más cercanos.
En el caso de los niños migrantes de
Centro América, que han cruzado ilegalmente la frontera para ingresar a los EE.
UU., el ACNUR ya pidió que cada caso sea revisado
individualmente. Una tarea realmente titánica pero que es avalada por el
Derecho Internacional, por los Derechos Humanos y por la Comunidad Internacional. ¡Menudo
lío para los EE. UU., ¿no?!
Para más INRI, hace unos días, el ACNUR pidió que cada caso de los niños
centroamericanos que cruzaron solos e indocumentados a EE. UU., sea revisado
individualmente antes de efectuar la deportación.
“Hay que preguntarle a cada uno por
qué salió de su país de origen. En los 55,000 niños no acompañados que llegaron
desde Octubre a Estados Unidos, existen muchos perfiles diferentes”, dijo el
representante adjunto del ACNUR en Colombia, Martin Gottwald, durante un acto
conmemorativo en Bogotá por el 30 aniversario de la Declaración de Cartagena sobre los Refugiados.
“Si soy un niño en Honduras, voy al
colegio y me está disparando un grupo criminal, (...) en ese caso estoy
sufriendo persecución y merezco el estatus de refugiado”, dijo. “Si vengo de un
área rural viajo para reunificarme con mis papás, que se fueron hace 15 años a
EE.UU., soy migrante”.
Estas declaraciones vienen a raíz de
la posibilidad de acelerar las deportaciones de los niños inmigrantes. El
debate gira en torno a la petición urgente del presidente Obama al Congreso de US$3,700
millones para hacer frente a esta situación.
Por su parte, la ORGANIZACION DE LAS NACIONES UNIDAS,- ONU-, está demandando y pidiendo el estatus de refugiados para los migrantes centroamericanos. La ONU realiza gestiones para que los centroamericanos que abandonan sus países con destino a EE. UU., sean tratados como refugiados desplazados por un conflicto armado, debido a la violencia que se vive en México y Centro América. Mientras tanto, organizaciones defensoras de los derechos de los inmigrantes presentaron hace unos días, una demanda contra el Gobierno de EE. UU., precisamente por ignorar los derechos legales de los menores que se enfrentan al proceso de deportación.
Por su parte, el Papa Francisco, ha
puesto más presión al Gobierno de los EE. UU., al abogar por los niños
migrantes y ha pedido a los países involucrados que atiendan esta crisis
humanitaria.
El Pontífice ha sido
categórico: “Tal emergencia humanitaria reclama, como primera medida de
urgencia, proteger y acoger debidamente a estos menores.”
En el Coloquio México – Santa Sede
sobre Migración y Desarrollo, realizado en la Secretaría de Relaciones Exteriores, Pietro Parolin, secretario
de Estado del Vaticano, dijo que para resolver la crisis migratoria no es
suficiente el uso de las fuerzas de seguridad, con medidas legislativas o
adoptando “políticas públicas por buenas que sean”.
Afirmó que la solución pasa
por una transformación cultural y social, y el paso de una “cultura de la
cerrazón” a una cultura “de la acogida y el encuentro” frente a los migrantes.
Agregó que es un error no reconocer las aportaciones sociales y económicas de
los migrantes.
El Papa Francisco llama a
proteger a los menores que huyen de la violencia y están desprotegidos. También
ha traído a la memoria que, muchos de los migrantes a lo largo de su travesía
“mueren, muchos de sus derechos son violados, se ven obligados a separarse de
sus familias y siguen siendo sometidos a manifestaciones de racismo y
xenofobia”.
Llamó a cambiar la visión de
los migrantes y los refugiados para “pasar de una visión defensiva y de miedo,
desinterés y marginación que se corresponden con la cultura del descarte, a una
cultura del encuentro, la única capaz de construir un mundo más justo”.
En cambio los países que
saben ver a los migrantes como generadores de riqueza “que hacen los
pertinentes esfuerzos por integrar a los emigrantes, dan un mensaje inequívoco
de solidez y garantía, que en sí, genera un progreso aún mayor”, dijo.
Una sociedad más justa y
solidaria “reconoce el valor de la movilidad humana y no se cierra en sí misma,
sino que está dispuesta a la acogida y a dejar espacios abiertos”.
Es fundamental que los
Estados permitan la acción de la sociedad civil que trabaja en la protección de
los derechos humanos de los migrantes, señaló.
Parece existir en la Administración Obama, una “falsa dicotomía” entre
el criterio de seguridad interna de los EE. UU. y el criterio de seguridad a la
que tienen derecho los migrantes.
No hay que olvidar que, los padres
fundadores de EE. UU. dijeron en su momento, “que las personas del mundo vengan
a esta tierra bendita, que es los Estados Unidos”. En realidad no se puede
decir a ciencia cierta en qué momento se ha perdido esa visión original.
Imagine por un instante el
lector, lo que sería estar obligado a vivir separado de sus hijos durante años,
cómo le ha sucedido a miles de familias centroamericanas.
Defensores de los inmigrantes
han pedido al Presidente Obama, atender las necesidades humanitarias, mientras
que los republicanos en el Congreso han culpado de la crisis a las políticas de
inmigración de Obama y le han pedido asegurar la frontera.
El gobierno de Obama ha
insistido en que los niños centroamericanos que cruzan la frontera de manera
ilegal serán enviados a casa y dijo que aceleraría la deportación.
Sin embargo, la Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del
Senado, Gabriela Cuevas, anunció que el Senado impulsa una reforma para
proteger a los niños migrantes centroamericanos, a quienes se les darían
“documentos de manera cautelar como visitantes por razones humanitarias, por un
periodo que no excederá de los cuatro meses”.
Recientemente se ha visto
dantescas fotografías de los sitios que se está habilitando para recibir más y
más niños refugiados en trámite para su deportación en los EE. UU. Son modernos
campos de concentración, a modo de gigantescas jaulas para aves, dentro de las
cuales se da “alojamiento” a los ilegales niños migrantes centroamericanos,
supuestamente para protegerles, pero en
realidad hacinándoseles y tratándoseles como delincuentes.
Una gigantesca campaña
publicitaria para que ya no se siga enviando niños para los EE. UU. se comienza
a desplegar en la prensa escrita, radio y televisión en El Salvador, Honduras y
Guatemala. ¡¿Servirá ello de algo?! ¡La respuesta es obvia!
Pareciera ser que, el moderno
Flautista de Hamelin no es nadie más ni menos que el mismo Tío Sam,- Uncle
SAm-,
de complexión muy esbelta y delgada, de gran estatura, con una bellísima flauta
de oro en las manos, puesta en su boca y que por un extraño sortilegio, no
encuentra la manera de dejar de tocar la dulce tonada y sigue, atrayendo a
miles y miles de niños centroamericanos en una forma imparable.
¡Parece ser que, EE. UU., un
país de inmigrantes ilegales desde su inicio,- ningún colono tramitó en su
momento papeles ante las naciones indígenas locales para radicarse en estas
tierras del Nuevo Mundo-, ha encontrado la horma de su zapato y a regañadientes
deberá botar el muro que se ha empeñado en construir en estas últimas décadas!
¡En su momento EE. UU. pidió
la caída del Muro de Berlín, mismo que era una vergüenza para la humanidad!
¡Hoy el mundo demanda a EE. UU. la caída del muro que esta nación ha levantado
para mantener lejos al resto de América! ¡La historia es repetitiva y se vuelve
a vivir una y otra vez!
¡Pareciera ser que, estos
niños de Centro América están haciendo verdadera historia y acabarán por
recuperar lo que corresponde históricamente al patio trasero de EE. UU., lo que
corresponde verdaderamente al Sur!
¡Las tendencias históricas no
pueden ser revertidas y esta es una lección que la Historia deja muy en claro!
A juicio propio, todo lo
anteriormente expuesto, es algo inconcuso y no hay forma de evanescerlo.
En la base de la
Estatua de la Libertad, está inscrito, en una placa
de bronce, el final del soneto de la poetisa estadounidense Emma Lazarus,- “El
nuevo Coloso”-, del cual se extrae el siguiente verso traducido así:
“……………
¡Dadme a vuestros rendidos, a
vuestros pobres
Vuestras masas hacinadas
anhelando respirar en libertad
El desamparado desecho de
vuestras rebosantes playas
Enviadme a estos, los
desamparados, sacudidos por las
tempestades a mí.
¡Yo elevo mi faro detrás de
la puerta dorada!"
¡Saque el lector sus propias
conclusiones!
VIE 25 JUL 14
Roberto, este tema en lo particular me da mucha tristeza, el saber que en mis manos no esta mas que rezar por estas criaturas que están a la deriva, sin alimento, techo y el amor de sus padres. Me gustó mucho su nota sobre este tema, ya que me ha aclarado varias dudas que dejan los noticieros, a veces no explican bien el significado de ser un "migrante", "refugiado", y los derechos que ellos tienen como tal. Lo felicito por tan buena publicación !
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