El
el libro “Tierra de infancia”, la escritora Carmen Brannon,- Claudia Lars de
seudónimo-, en la narración intitulada “Tres deseos”, narra la amistad que
traba ella, cuando niña, con Mélida Palacios y Consuelo Suncín.
Precisamente
de ahí el nombre del presente escrito que se brinda al lector, sobre tres niñas,-
a la postre mujeres-, que con su trayectoria han hecho camino al andar e
historia en el pequeño terruño del Estado de El Salvador.
En
dicha narración, Carmen o Claudia,- indistintamente-, narra la forma en la que
ella llega a conocer a los otras dos niñas y, plasma por escrito, el deseo que
cada una de las tres tiene para su vida futura.
MELIDA PALACIOS
De
Mélida Palacios se sabe poco y no se encuentra información adicional, más que
la que brinda Carmen. Mélida fue nacida en el año 1899 o antes, desconociendo
el suscrito la fecha de fallecimiento de ella.
¿Cuál
era el deseo de Mélida Palacios?
“...............
Un
día saldré de esta finca para tomar un barco que me lleve al extranjero...
Quiero conocer otros países y estudiar con la seriedad con que los hombres
estudian. ¡Deseo convertirme en una mujer con alguna profesión que sirva a los
demás!.....”
En
una época en la que el estudio estaba reservado casi solamente para los hombres,
el sueño e idea de Mélida era realmente muy atrevido e innovador en el Estado
de El Salvador.
Una
niña realmente madura, pues albergaba un deseo en realidad admirable. No es
para ella para quien deseaba, mas bien, para la sociedad en general, para ayudar
y servir a su pueblo, a los demás.
Dice
Claudia de Mélida en “Tierra de infancia”, siempre en la narración de los “Tres
deseos”:
“...............
Pasaron
los años, y por tres distintos caminos las tres niñas de este relato decidieron
buscar por el mundo sus más preciados sueños. Mélida estudió en Europa, y
después de larga ausencia regresó a su tierra de volcanes con un título
obtenido en escuelas y hospitales famosos. Más tarde amplió sus conocimientos –
especializándose en el campo social– y ella fue la primera mujer que organizó
el primer ciclo de aprendizaje y de servicios prácticos entre las Enfermeras
Visitadoras de El Salvador.
...............”
Un
sueño que condujo a una obra realmente digna de admiración de parte de todos
los residentes del Estado de El Salvador. ¡Un sueño cumplido en beneficio de
los demás!
CARMEN BRANNON O CLAUDIA LARS
Margarita del Carmen Brannon Vega, nacida en
Armenia, Departamento Sonsonate el 20 de Diciembre del 1899 y fallecida en San
Salvador el 22 de Julio de 1974. Ha sido ella una gran poetisa, cuya obra es
considerada de un depurado lirismo y dominio de la métrica.
Sus padres
fueron, el irlandés Peter Patrick Brannon y la salvadoreña Carmen Vega
Zelayandía. En su infancia fue amiga de Consuelo Suncín y de Mélida Palacios,- última
de quien ya se ha hablado un poco-.
Inició su
educación en su propio hogar, a cargo de la educadora Mercedes Mendoza, y
posteriormente estudió en el Colegio La Asunción de la ciudad de Santa Ana. En
su adolescencia, y gracias al general Juan José Cañas, logró que un cuadernillo
de poemas propio fuera publicado con el nombre “Tristes mirajes”.
Asimismo,
inició una relación sentimental con el poeta nicaragüense Salomón de la Selva
en 1919, pero sus padres rompieron la relación y mandaron a la joven hacia los
Estados Unidos, donde conoció a Leroy Beers, su primer esposo. En este país
enseñó español en la Escuela Berlitz de Brooklin.
Carmen regresó
a El Salvador junto a su esposo en 1927, al haber sido nombrado el señor Beers
cónsul de Estados Unidos, y ese mismo año dio a luz a su único hijo Leroy Beers
Brannon. Al mismo tiempo, departió con los intelectuales de la época, entre
ellos Salarrué, Alberto Guerra Trigueros, Serafín Quiteño y Alberto Masferrer.
En 1933 comenzó
a usar el seudónimo Claudia Lars. Publicó el libro “Estrellas en el Pozo” en
1934 y también participó en programas líricos radiofónicos para público
infantil. De igual manera, colaboró en la “Página de los niños” del periódico
El Diario de Hoy.
A inicios de
la siguiente década, obtuvo el segundo lugar de los Juegos Florales de la Feria
Novembrina en Guatemala, realizado en 1941, gracias a su obra “Sonetos del
arcángel”. También serían publicadas algunas de sus creaciones como “La casa de
vidrio” (Santiago de Chile, 1942), “Romances de Norte y Sur” (1946), “Sonetos y
Ciudad bajo mi voz” (1947), ganadora del certamen conmemorativo del IV
Centenario del título de Ciudad de San Salvador. En estos años, Lars, como
agregada cultural de la Embajada de El Salvador, partió hacia Guatemala en 1948
donde conoció a su segundo esposo Carlos Samayoa Chinchilla, de quien se
divorciaría en 1967. Sin embargo, antes de contraer nupcias, sobrellevó una
vida agitada en la que trabajó empacando duraznos en Estados Unidos,
traduciendo historietas para Walt Disney y colaborando para periódicos
antifascistas salvadoreños.
De regreso a
El Salvador, trabajó en el Departamento Editorial del Ministerio de Cultura,- actual
Dirección de Publicaciones e Impresos-, donde dirigió la revista “Cultura”. Publicaciones
de esta época fueron: “Donde llegan los pasos” (1953), “Escuela de Pájaros”
(1953), “Fábula de una verdad” (1959), y “Tierra de infancia”.
Otras obras
suyas resultaron galardonadas en los años siguientes, tales como: “Sobre el
ángel y el hombre”, segundo lugar del Certamen Nacional de Cultura de 1962 y
“Del fino amanecer”, primer premio compartido de los Juegos Florales de
Quezaltenango en 1965. Asimismo, una recopilación de su obra fue elaborada por
Matilde Elena López, con el nombre “Obras escogidas”.
Antes de su
muerte obtuvo un doctorado Honoris Causa de la Universidad
Centroamericana José Simeón Cañas, siendo además distinguida con la Orden José
Matías Delgado.
De manera
póstuma sería divulgada “Poesía última”, impresa por la Editorial Universitaria,
y también David Escobar Galindo, elaboró “Sus mejores poemas”, editado por la
Dirección de Publicaciones en 1976.
En 1999, en
conmemoración del centenario de su nacimiento, el Consejo Nacional para la
Cultura y el Arte publicó dos volúmenes de su “Poesía Completa”, recopilada por
Carmen González Huguet.
Pero,
y, ¿cuál era el deseo de la propia Carmen en el relato al principio aludido?
“...............
Yo
también quiero estudiar como ella, pero no para ser médico, abogado o
ingeniero, porque esas profesiones no me gustan... Pienso que escribiré versos
lindísimos y que seré una persona famosa.” (Dirigiéndose a Consuelo al momento
de hablarle sobre su amiga Mélida, quien vivía en la cumbre de unos cerros.)
CONSUELO SUNCIN
Consuelo
Suncín o Consuelo de Saint-Exupèry, nacida en Armenia, Departamento Sonsonate,
El Salvador, el 10 de Abril de 1901 y fallecida en Grasse, Francia, el 28 de
Mayo de 1979.
Fue una escritora y artista
salvadoreña-francesa y esposa del famoso escritor y aviador Antoine de Saint-Exupèry,
creador de “El Principito”.
Consuelo Suncín era de una familia
de ricos terratenientes. Hija del Coronel Félix Suncín y Doña Ercilia Sandoval
Zeceña, quienes tuvieron tres hijas: Ana Dolores, Consuelo y Amanda. Consuelo
estudió en el extranjero, en San Francisco, en México, D. F. y en Francia.
Llegó a San Francisco con 19 años
y una beca para estudiar inglés. Allí conoció al que sería su primer marido,
Ricardo Cárdenas, con quien se casó nada más cumplir la mayoría de edad,- 21
años entonces-. Hasta hace poco se decía que se había casado con un militar, lo
cual es falso,- probable resultado de la capacidad imaginativa de Consuelo al tratar
de salir adelante en su vida-. No más de un año después, al poco tiempo de
haberse divorciado de Consuelo, Cárdenas murió en un accidente de ferrocarril.
A los 22 años, Consuelo se fue a
México, D. F., donde inició estudios de Derecho, aunque los abandonó pronto
cambiándolos por los de Periodismo. De ahí a Francia y, durante su estancia en
este país, contrajo matrimonio con Enrique Gómez Carrillo, diplomático
guatemalteco, escritor y periodista.
Luego de la muerte de Gómez Carrillo
en 1927 a causa de un derrame cerebral, a los once meses de la boda, Consuelo
quien se encontraba dueña de una gran fortuna tomó residencia en Buenos Aires, donde
obtuvo la nacionalidad argentina. Tenía entonces 25 años.
En 1931, estando en Buenos Aires,
su amigo Benjamin Crémieux le presentó a Antoine de Saint-Exupèry, quien por
entonces estaba afincado en esa ciudad y tenía a su cargo la Compañía Aeropostal.
¡El flechazo fue inmediato! Consuelo y Antoine estuvieron a punto de casarse en
Buenos Aires, pero la ceremonia finalmente tuvo lugar en Francia, donde se
trasladaron a vivir.
Su unión matrimonial, que se
alargó durante quince años, fue muy turbulenta por la profesión de piloto de su
marido, el gusto de éste por la vida bohemia, su éxito como artista y escritor;
innumerables pleitos, rompimientos y reconciliaciones y las incontables amantes
de éste. Todo ello los distanció, aunque tenían encuentros esporádicos durante
los que vivían momentos de auténtica felicidad.
No en vano, la rosa de “El
Principito” es en realidad un homenaje de Saint-Exupèry a su esposa. Su
infidelidad y dudas acerca del matrimonio son simbolizadas por el campo de
flores que encuentra el pequeño Príncipe en la Tierra. Sin embargo, el Zorro le
dice que su rosa es especial, porque es a ella a la que realmente quiere.
A pesar de tener un matrimonio tortuoso,
Antoine guardó a Consuelo cerca de su corazón. Ella es un personaje importante
en “El Principito” como su “flor”, que “creció” en su planeta y que él protege
bajo una campana de cristal.
Después de la desaparición de su
marido en 1944 en algún lugar sobre el Mediterráneo, Consuelo escribió su vida junto
a él, en 1946, en un manuscrito en francés titulado “Mémoires de la rose”. Estas
memorias nunca fueron publicadas en el curso de su vida.
El azar quiso que recientemente
se hallara esta obra, a más de cincuenta años desde que fuera escrita. Su heredero
universal, José Martínez Fructuoso, dudó mucho antes de tomar la decisión de
revelar la existencia del manuscrito. Verdaderamente, Antoine de Saint-Exupèry
no sale muy bien parado, aunque se desmitifica al ídolo a la vez que recibe la
humanidad que se le suele negar.
El “Cuento de la Rosa”, varias
pinturas, y cartas íntimas fueron encontrados y publicados en 1999. Estas
memorias se convirtieron en unas de las más memorables e importantes de
Francia. La relación con su marido fue retratada también por Bruno Ganz y
Miranda Richardson en la película “Saint-Exupèry: La Caja de Historia”.
Durante la primera y segunda
guerra mundial, el escritor colombiano Germán Arciniegas relató que cada uno
habló sobre Consuelo como un volcán pequeño de El Salvador que vertió sus
llamas en las azoteas de París y que “[ella] estaba siempre presente en cada
una de las historias de su segundo marido Enrique Gómez Carrillo y su tercer
marido, Antoine de Saint-Exupèry”.
“Recuerdo los ojos de mi esposa
otra vez. Nunca veré cualquier cosa más aparte de esos ojos. Ellos preguntan.” (Antoine
de Saint Exupèry, Terre des Hommes, 1939.)
Consuelo murió de un ataque de
asma en Grasse, Francia el 28 de Mayo de 1979 y fué enterrada en el cementerio
de Père-Lachaise en París junto a los restos de su segundo marido Enrique Gómez
Carrillo. Legó todos sus bienes y derechos a su jardinero.
El Viernes 12
de Julio del 2013, fue develado en la Place d'El Salvador, en el Distrito 7 de
París, un gran medallón de bronce con las efigies del autor de “El Principito” y
de su esposa, Consuelo Suncín.
“Queremos
resaltar el valor de ella como artista, y recordar que ella es salvadoreña”,
dijo Francisco Galindo, embajador salvadoreño en Francia.
Así, una de
las parejas más famosas y turbulentas del siglo XX, está ahora unida en un
rincón de París. El medallón en bronce representando al escritor y piloto, fue
en su oportunidad realizado por Consuelo, quien inspiró la bella rosa llena de
espinas de “El Principito”.
La
inauguración del medallón, a la que asistieron diplomáticos y responsables
políticos y culturales franceses, fue una ocasión sobre todo para celebrar a
Suncín, nacida en el pequeño pueblo salvadoreño de Armenia y que brilló con luz
propia en círculos artísticos de varios países antes de morir.
“Muchas veces
se olvida que Consuelo era por sí misma una gran escritora, una gran escultora,
una gran pintora, además de una gran mujer”, declaró el embajador de El
Salvador en Francia, tras la inauguración de la escultura en la pequeña plaza
del acaudalado Distrito 7 de París.
“Quizá se
olvida eso porque ella estuvo casada con dos de los más grandes y famosos
escritores del siglo XX, el guatemalteco Enrique Gómez Carillo y Saint-Exupèry”,
agregó.
“Por eso,
además de recordar la amistad entre Francia y El Salvador, queremos resaltar el
valor de ella como artista, y recordar que ella es salvadoreña”, declaró el
diplomático.
“Ser la mujer
de un piloto es un oficio, ¡pero serlo de un escritor es un sacerdocio!”,
afirmaba Consuelo, quien tiene ahora, casi a modo de xenófito, por fin un lugar
eterno con su marido en la Ciudad de la Luz.
La
misma Claudia Lars, en su libro “Tierra de infancia”, en el relato de los “Tres
deseos”, deja por escrito el deseo de Consuelo:
“...............
Yo
no quiero ser igual a un hombre jamás en la vida: primero, porque los hombres
trabajan demasiado, y segundo, porque casi todos son feos... Tampoco quiero
estudiar hasta volverme ciega, pues... ¿qué haría yo sin estos mis ojos?... Si
me guardas el secreto, te diré que voy a ser reina de un país lejano, y que
tendré vestidos de plata y oro, y anillos y collares con piedras
maravillosas... ¡Eso seré yo cuando crezca: una reina!
...............”
Y
finalmente, Claudia dice de ella:
“...............
Consuelo Suncín tuvo en París –
Francia– un reino extraño y maravilloso: como la Scherezada de los cuentos
árabes embrujó con sus charlas y narraciones a conocidos personajes de la
moderna literatura europea..........
..........
El reinado de Consuelo fué más milagroso, y tal vez más feliz y brillante, que
el de la Cenicienta del cuento de Perrault.
...............”
¡Tres
mujeres salvadoreñas realmente diferentes y admirables!
¡Dedicado
con mucha amistad, cariño, amor y respeto a la valiente Принцесса Сара Белем, quien inspira y llena de orgullo!
¡Saque
el lector sus propias conclusiones!
MIE
06 AGO 14
Estimado Roberto, agradeciendo desde la distancia tu interesante artículo. Me ayudo a conocer más a estas maravillosas mujeres de nuestra patria. Bravo!
ResponderBorrarLicenciado Campos, me encantó la lectura, porque contiene detalles que jamás vi en otros textos durante mis estudios de Bachillerato, y tampoco en la Universidad. Asimismo, es una lectura muy amigable que mantiene la atención de inicio a fin. Excelente!
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