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domingo, 29 de septiembre de 2024

EL CONGRESO DE LOS RATONES

 


VLADIMIR PUTIN


En la noche del 22 de Octubre de 1962, el joven – apenas 45 años – presidente de los ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA – EE. UU. –, John Fitzgerald Kennedy, se dirigió a su país por vía televisiva para un asunto en extremo delicado y muy serio:

 

Hacía unos pocos días se le había informado que en la isla cubana, a tan solo 145 kilómetros de las costas de la Florida, soviéticos y cubanos estaban  construyendo un emplazamiento de misiles nucleares. Así, el peligro de la guerra nuclear entre las dos potencias parecía inminente y había llegado el momento de hablar sin rodeos.

 

“Cualquier misil lanzado desde Cuba contra cualquier nación en el hemisferio occidental será considerado como un ataque de la Unión Soviética contra los Estados Unidos, requiriendo una respuesta retaliatoria completa contra la Unión Soviética”, advirtió el entonces presidente estadounidense.

 

Por parte, en una forma imprudente, Fidel Alejandro Castro Ruz, el líder cubano a la sazón, exigía un ataque nuclear inmediato a Nikita Sergueyevich Kruschev, líder de la UNIÓN DE REPÚBLICAS SOCIALISTAS SOVIÉTICAS – URSS – contra EE. UU., a lo cual se dice que el soviético respondió a su guiñol: “!No seas estúpido! ¡De hacer eso nadie quedará vivo!”

 

En esos días, el pánico se apoderó del mundo y se esperaba que se desencadenara lo peor de un momento a otro. Hoy en día, a 62 años de superada la Crisis de los Misiles, el mundo está de nuevo al borde de una guerra nuclear pero, parece que ahora todos ignoran el peligro.

 

Occidente, con su campaña mediática ha logrado que el mundo caiga en el “Síndrome de la Rana hervida”, esto es, la analogía para describir cuando ocurre un problema que se desarrolla tan lentamente que sus daños no son fáciles de percibir y esa falta de conciencia de los mismos, genera que no haya reacciones o que las mismas sean tardías para evitar o revertir los daños que ocasiona. Si a la rana se le pone repentinamente en agua hirviendo – caso de la Crisis de los Misiles – el batracio saltará intentando preservar la vida, pero si el mismo animal es puesto en agua tibia y se le va aumentando la temperatura lentamente hasta la ebullición, la rana no percibirá su inminente muerte – caso actual de la Guerra en Ucrania –.

 

Ahora, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski – en verdad comediante de profesión –, quien hace ahora las veces de guiñol de occidente, ha recibido las órdenes de pedir a la OTAN que se le autorice el uso de misiles de largo alcance contra Rusia. Por supuesto, para el uso de este tipo de armas se requiere la participación de al menos una de las tres potencias nucleares de dicha alianza militar para guiar esos artefactos. No hay duda que, la idea es que la OTAN entre aún más abiertamente en guerra con Rusia.

 

En su última visita a EE. UU, Zelenski ha aparecido en un acto proselitista del partido demócrata y luego ha tenido el atrevimiento de pedir audiencia a Donald John Trump, candidato republicano, quien ya dijo públicamente que Ucrania debe entender que tendrá que ceder los territorios ya perdidos.

 

Por supuesto, la misma perorata, llana y lisa ha recibido Zelenski de parte de Trump, quien no se anda con medias tintas para decir las cosas. Parece ser que Zelenski intenta – como se dice en lengua vernácula – colocar una vela a Dios y una vela al diablo – sin hacer relación alguna al orden –.

 

Zelenski se ha aproximado en forma genuflexa ante Trump, no sea que se dé el caso que este candidato republicano resulte ganador en las elecciones del próximo Noviembre en EE. UU.; sin embargo, se ha quedado pálido y perplejo ante las cámaras luego de la respuesta de ese hombre que habla demasiado directo.

 

Trump no solo ha humillado en privado a Zelenski, también lo ha hecho en público, para desagradable sorpresa de éste, pues le ha espetado que es cierto que él – Trump – es amigo de Ucrania, pero es aún más amigo de Putin y que esa guerra que nunca debió haber iniciado debe terminar de inmediato, negociando y cediendo los territorios ganados por Rusia. Recalcó que han sido demasiados los muertos y también ha dicho públicamente que Zelenski es el más grande vendedor del mundo, pues cada vez que llega a EE. UU., sale con al menos US$50 mil millones – en armas –. Agregó también que EE. UU., no puede estar gastando tanto dinero en Ucrania cuando hay otras prioridades nacionales.

 


ZELENSKI Y TRUMP


Evidentemente Zelenski quiso maquillar la humillante paliza, publicando en su cuenta de X que, Trump le había brindado su apoyo y que Ucrania iba a prevalecer sobre Rusia, todo lo opuesto a lo dicho por Trump junto a aquél y ante la televisión. No hay duda que es ahora Zelenski quien interpreta el rol de un auténtico guiñol de occidente, como en sus días de la Crisis de los Misiles lo hizo Castro como el de la URSS.

 

Es también importante destacar que, los títeres en estas crisis, creen llevar ellos la batuta; así, baste como ejemplo el comportamiento de las repúblicas bálticas, principalmente de Estonia, quien dice en una forma jactanciosa que ella será la punta de lanza al iniciar una eventual invasión al territorio de Rusia de parte de la OTAN. Igual se comporta Francia, aunque ésta históricamente solo sabe recibir palizas militares y debe ser rescatada por occidente siempre y, hace algunos meses, fue enviada por el mismo occidente a solicitar participar dentro de los BRICS como observador, habiendo recibido un humillante y tajante “NO” por respuesta y que su presencia ahí no era grata ni bienvenida.

 

Para finalizar:

 

Anticipándose a la “autorización del uso de misiles de largo alcance” para Ucrania en contra de Rusia, Vladimir Vladimirovich Putin, presidente ruso, ha hecho pública la nueva doctrina nuclear rusa – palabras más, palabras menos – la cual reza que, cualquier agresión contra Rusia por parte de cualquier estado no nuclear, pero con la participación o el apoyo de un estado nuclear, será considerado como un ataque conjunto de dichos estados contra la Federación Rusa. Y la nueva doctrina nuclear incluye un manto que protege a su aliado incondicional Bielorusia, la cual ha quedado autorizada a utilizar las armas nucleares rusas sitas en dicho estado, para responder cualquier agresión similar. ¿Alguna parte no se entiende o no queda clara?

 

Para apuntalar más a lo aludido arriba al Síndrome de la Rana hervida, hace algunos días, el secretario general de la OTAN, el noruego Jens Stoltenberg – quien está ya de salida – dijo que era preferible el riesgo de una guerra nuclear con Rusia al riesgo de permitir que Ucrania sea derrotada – ¿? –.

 

A modo de epílogo…

 

se narra en la fábula “El Congreso de los Ratones” – Félix María Samaniego – que éstos – los roedores – cansados de ser acosados y atacados por el gato, se reúnen y tras mucho discutir encuentran una solución para no ser pillados de sorpresa por el felino: ¡Colocarle un cascabel!

 

Pero, ¿quién lo hará?

 

Al instante, uno de los ratones aparece fingiendo cojera y dice que, si él tuviera agilidad y juventud, él mismo se daría a la tarea de colocar el cascabel. Así, ya ante el peligro inminente de la operación, todos se echan atrás.

 

 

¿Alguna similitud entre la nueva doctrina nuclear de la Federación Rusa con la que en su momento blandió Kennedy? ¿Vale la pena seguir discutiendo quién tiene o no la razón en este conflicto?

 

 

 

¡Saque el lector sus propias conclusiones!

 

 

 

José Roberto Campos hijo

DOM 29 SEP 24

 

 

 


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