Abraham
Lincoln fue el 16º presidente de los Estados Unidos de América – EE. UU. –, por
supuesto de raza blanca. Cuando candidato, una de las promesas de su campaña
había sido la abolición de la esclavitud, lo cual no había caído en gracia a
los sureños, mismos que basaban su economía en una agricultura con mano de obra
esclava.
El
tiempo develó que, Lincoln fue un visionario quien había logrado anticiparse a
los hechos al notar que, eventualmente los negros esclavos podían llegar a
rebelarse y lograr una verdadera revolución en contra del imperio del hombre
blanco, lo cual no era conveniente para la joven nación.
Así,
con una historia ya muchas veces narrada y muy conocida, los mismos blancos se
enfrascaron en una guerra civil que al finalizar con la victoria del norte no
esclavista, arrebató de las manos, a la raza negra – traída en una forma
forzada e inmoral a este lado del océano – una eventual revolución. La gente de
color fue emancipada y se mantuvo la unión del país. Sin embargo, para los
blancos sureños, Lincoln fue considerado un traidor y a la postre pagó con su
vida su insolencia el 20 de Marzo de 1865.
* * *
En
su momento, el entonces joven presidente de los EE. UU., John Fitzgerald Kennedy,
notó que la aventura de la Guerra de Vietnam no estaba saliendo del todo bien y
se propuso salir de ese laberinto a la brevedad, lo cual no fue del gusto de la
industria nacional de armas ni de los militares.
No
es necesaria preparación académica alguna para caer en la cuenta que, la guerra
es un gran negocio para quienes fabrican las armas y que para éstos, el paraíso
sería un mundo en perpetua guerra. Desde esa óptica: ¡un mundo en paz no es una
buena opción!
Con
todo, al final, el joven presidente fue asesinado el 22 de Noviembre de 1963, y
luego surgió la conocida historia oficial, según la cual el crimen fue cometido
por un tan solo hombre quien realizó tres disparos y un par de días después el mismo
hechor fue asesinado por Jack Ruby: Lee Harvey Oswald
¿Qué
dice la posterior incontrovertible historia? El negocio de las armas continuó y
fue redondo, pues la Guerra de Vietnam duró otros doce años, hasta 1975 con la salida
de las tropas de EE. UU.
* * *
Frederik
Willem de Klerk, nacido en Johannesburgo, Sur África,
procedente de una familia bóer – innecesario mencionar que era de raza blanca –
de significada tradición política, licenciado en derecho, llegó a ejercer la
presidencia de la república.
De nuevo se está ante la figura de un hombre visionario, quien cayó
en la cuenta que, eventualmente la oriunda, mayoritaria y oprimida raza negra
del país, iba a acabar tomando el control del mismo por la vía de las armas
aniquilando a la opresora raza blanca. Así, a pesar de la tenaz y férrea
oposición de los blancos, puso en marcha una serie de medidas políticas y
reformas para desmontar el discriminatorio Apartheid.
Para el logro de su cometido, derogó las
leyes segregacionistas y liberó a varios políticos negros encarcelados, entre
ellos al famoso Nelson Rolihlahla Mandela,
quien luego llegaría a convertirse en el primer presidente negro del país.
También legalizó al Congreso Nacional Africano – CNA – y dotó al país de una nueva
Constitución.
Se lee fácil y como que todo fue harto
sencillo; sin embargo, enfrentó una férrea oposición de los blancos para
quienes era un traidor. De Klerk era un hombre consciente que, en caso de no
ceder bastante, los blancos podrían haber llegado a perderlo todo – absolutamente
todo – y el país podría haber caído en un caos y anarquía nunca vistos. Así, él
comprendió que, lo más adecuado era entregar el poder político a los negros y
ganar la colaboración de éstos para permitir a los blancos continuar haciendo
negocios y mantener al país entero a flote. Luego, tras una historia también
conocida por todos, el Apartheid fue eliminado y el absoluto imperio del hombre
blanco llegó a su fín, pero conservaron los blancos muchísimos privilegios
económicos.
Para de Klerk, desde que tuvo la
ocurrencia de desmontar el Apartheid y negociar una salida a la crisis con los
negros, las amenazas a muerte en su contra se volvieron cotidianas e
innumerables y lo persiguieron siempre hasta el final de sus días.
En 1993 acordó con el CNA la formación de
un gobierno de transición y la celebración, al año siguiente, de elecciones
presidenciales. Por ello, aquel mismo año fue galardonado, junto a Nelson
Mandela, con el Premio Nobel de la Paz.
* * *
Donald John Trump, otrora presidente y actual
candidato a la presidencia de EE. UU., desde hace algunos meses viene
ofreciendo y prometiendo que en caso de regresar él a la presidencia de EE.
UU., en veinticuatro horas acabaría con la guerra en Ucrania. También insiste
en que si él hubiese estado en el cargo de presidente, dicha guerra nunca se
habría dado. La verdad es que, el pasado que no aconteció es tan incierto como
el futuro que está por venir. Bueno, pero al fín y al cabo, nadie se queda
pobre por prometer y ofrecer.
El pasado 13 de Julio del presente año,
durante un discurso de campaña, este candidato sufrió un atentado y –
curiosamente – el solitario hechor, Thomas Matthew Crooks, un joven de apenas
veinte años, fue abatido. Y ahora, hoy, este mismo día, se dice que el mismo
candidato ha sufrido un nuevo intento de asesinato en un campo de golf en
Florida, pero en este caso el hechor ha sido detenido y está con vida.
Dejando a un lado lo anterior, lo
interesante es que Trump parece ser una persona no militarista ni belicista;
mas bien un pragmático hombre de negocios quien cree que lo mejor es dejar de
lado el inmenso gasto militar que a la postre llevará a un laberinto sin salido
al país y a la quiebra. Por muy rica que sea una nación, no puede estar todo el
tiempo emitiendo moneda sin respaldo y gastando toneladas de dinero en armas. En
vez de ello, Trump propone un diferente tipo de enfrentamiento con oriente: ¡El
comercial!
Parece ser un gran temor de Occidente que
Trump vuelva a la presidencia de EE. UU. y, por ello busca la forma que Rusia
cometa un error. Hasta hay quienes aseveran que, sería bueno encontrar una
fórmula para impedir dichas elecciones el próximo día 5 de Noviembre del
presente año.
Una cosa sí es cierta: mientras la famosa
globalización estaba rindiendo sendos frutos a Occidente, ésta parecía ser la
panacea; una vez que Oriente la aprovechó y sacó ventaja y se ha colocado al
frente, parece ser que hay que volver al proteccionismo.
¿Tiene semejanzas Trump con los otros
personajes arriba citados? ¿Puede él
también ser considerado un visionario?
* * *
José
Napoleón Duarte, cuando presidente de El Salvador de 1984 a 1989, durante la
época de la cruenta guerra civil, al momento de intentar imponer ciertas
medidas económicas conocidas como “paquetazo”, dijo a los detractores
capitalistas locales: “¡Quítense los anillos, no sea que les quiten las manos!”
¡Saque
el lector sus propias conclusiones!
José
Roberto Campos hijo
DOM
15 SEP 24
¡Gracias
por leer y compartir!
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