En Europa, en el siglo XVII se apagaban las hogueras en las cuales fueron quemadas cientos de mujeres bajo la acusación de ser brujas o poseídas de Satanás. Sin embargo, la horca apareció por el mismo motivo en América, en Salem, pequeño pueblo de Nueva Inglaterra, mismo fundado en 1626 por Roger Conant, inmigrante puritano muy religioso.
En 1692, un
grupo de jovencitas,- muchachas y niñas-, se reunían a escuchar las historias
de Tituba,- una esclava negra-, en la casa del Reverendo Samuel Parris. Las
historias que contaba esta mujer exaltaba a las jóvenes, principalmente a la
hija del reverendo y a su prima Elizabeth, provocando llantos y malestares.
Ante esto, se expulsó del pueblo a la esclava, pero las muchachas siguieron
sufriendo estas manifestaciones y convulsiones. Los del pueblo comenzaron a
preguntarse si las jóvenes no estarían sufriendo una posesión demoníaca.
El problema
comenzó a salir de control cuando en un ataque de ira, Elizabeth, ante un
regaño de su padre, lanzó una Biblia y comenzó a blasfemar mientras brincaba
por la casa como una loca. Las otras chicas,- eran siete en total-, comenzaron
a imitarla, lanzando improperios contra Dios y actuando como si estuviesen
poseídas. Fueron llevadas inmediatamente ante el “sabio” Dr. Griggs, quien declaró
que estaban poseídas y su sabiduría fue aclamada por jueces y autoridades de
Salem.
Otros más
sensatos dijeron que eran berrinches de niñas malcriadas y que con unos buenos
azotes se acabaría el problema, sin embargo, esa idea no fue tomada en cuenta.
Se debía buscar un o unos responsables y acusarlos de lo que fuera.
Como los
jueces creyeron las malacrianzas de las jóvenes, el amor propio de éstas les
impidió dar marcha atrás con la farsa. Ocultaban su mentira con más mentiras.
Al preguntárseles quién era el causante de su posesión, se les ocurrió decir el
nombre de alguna persona que no les resultaba simpática o que no podía
defenderse. Los primeros nombres fueron: Tituba, Sarah Good y el de la tullida
Sarah Osborne, vergüenza de Salem por su afición al alcohol. También el de una
mujer llamada Martha Cory, madre soltera de un niño de tez oscura quien con
cuyos pecados había hecho sufrir a la santa comunidad.
Las jóvenes, quienes
no eran tontas, jamás dieron nombres de vecinos respetables, lo cual las hacía
más creíbles. Al final fueron acusados dos centenares de personas. El juicio se
realizó en Mayo de 1692.
Los ánimos
estaban exaltados, se les preguntó a las acusadas si habían tenido comercio
carnal con Satanás y por qué tenían interés de corromper a tan inocentes
criaturas. Sarah Good se defendió diciendo que aquello era una tontería y su
respuesta fue tan sensata que el juez pidió a las niñas que la miraran y
juraran que era ella la que estaba ocasionando la posesión demoníaca.
Cayeron en otro ataque de histeria y contestaron afirmativamente. A Good la
condenaron a morir en la horca. Osborne murió en el calabozo salvándose de ser
ahorcada y Tituba se “confesó” culpable, pero reconoció que ella al igual que
las chicas había sido víctima de Satanás. Fue encarcelada y pasó bastante
tiempo encerrada.
Todos los habitantes se prestaron a la farsa para poder salvar sus propios pellejos. El silencio se convirtió en un arma para no despertar sospechas, pues una palabra mal interpretada podría convertirse en pena de muerte. En el servicio religioso de los Domingos, las mujeres llegaban con un capuchón para no ser reconocidas. Algunos aprovecharon esta situación para acusar a aquellos que les debían dinero o a enemigos personales.
A tal punto
llegó la histeria que cuando acusaron a una anciana de reputación intachable,
llamada Rebecca Nurse y el juez falló a su favor, la gente estalló en histeria,
rompiendo bancos y maldiciendo. El juez rápidamente corrigió su “error” y la
mandó a colgar.
También
colgaron a un servidor en la marina, llamado John Alden, quien vendía armas a
los indios y franceses, además de tener hijos de todos los colores. Alden
se burló de la histeria de las mujeres, que bufaban, aullaban y se revolcaban
al verlo. Manifestó abiertamente el desprecio que sentía por Salem, además de
conservar el sombrero puesto en signo de protesta. El tribunal no se atrevió a
condenarlo a morir, así que lo enviaron a prisión de donde escapó al día
siguiente.
Otro acusado
fue el reverendo George Burroughs, desposeído de su ministerio dos años atrás
al acusar a Salem de no pagarle la suma que le debían. Una niña contó que
Burroughs penetró en su cuarto una noche y escribió su nombre en un libro con
quién sabe qué intenciones, además de propinarle mordiscos en la espalda. Burroughs
afirmó que aunque fuera brujo, era imposible estar en dos lugares al mismo
tiempo, puesto que esa noche estaba en otro pueblo lejano a Salem. A pesar de
su declaración, fue enviado a la horca.
Del 18 de Junio
al 22 de Septiembre de 1692 fueron colgadas o torturadas diecinueve personas y
el “terror” perduró hasta el 13 de Enero del siguiente año, cuando el jurado se
dio cuenta que debía eliminar 30 de las 56 actas de acusación y de las 26
restantes, sólo se reconoció culpabilidad de tres acusadas de “provocar la aparición de
malos espíritus después de pactar con el diablo”.
Estos juicios por brujería han sido
usados retóricamente en la política y la literatura popular como una
advertencia real sobre los peligros del extremismo religioso, acusaciones
falsas, fallos en el proceso y la intromisión gubernamental en las libertades
individuales. De acá la frase: “Cacería de brujas”
Los acontecimientos en los “juicios”
tuvieron una profunda influencia en la región y pudieron contribuir al
deterioro de la influencia de los puritanos en el gobierno de Nueva Inglaterra y
la posterior secularización de su población.
Un chivo
expiatorio,- del latín expiatorius-, es la denominación que se da a una
persona o grupo de ellas a quienes se quiere hacer culpables de algo de lo cual
no lo son, sirviendo así de excusa a los fines del inculpador.
En la
antigüedad en un pueblo de la actual Israel, se solía sacrificar un chivo,- joven
macho de la cabra-, en rituales religiosos para purificar las culpas de la
población por medio del sacrificio. La expresión proviene del latín expiatorius
y significa literalmente “antes de venerar”.
La expresión
se menciona en la Biblia,- Levítico 16:8, 10, 26-, en un ritual del antiguo
pueblo de Israel para el cual mediante el azar se elegían dos chivos como
ofrenda para Yahveh. Un chivo era sacrificado por el sacerdote durante el rito;
el otro era cargado con todas las culpas del pueblo y lanzado al desierto. Éste
último era conocido como “Chivo Expiatorio”. En la actualidad se utiliza la
expresión para denominar a aquél que paga las culpas de otra persona o grupo,
librando a éstos de represalias.
En
Sociología, el término se utiliza para designar a una persona o grupo por el
cual los más afectados por la frustración redirigen su agresión. Un Chivo Expiatorio
también es conocido como “Cabeza de Turco”.
Cabeza de
Turco, de manera más específica, se emplea para calificar a aquellos sobre
quienes se aplica injustamente una acusación o condena para impedir que los
auténticos responsables sean juzgados.
En la actualidad, en el Estado de
El Salvador, las derechas se han dado a la tarea de realizar una Cacería de
Brujas, buscando Chivos Expiatorios y haciendo rodar Cabezas de Turco, todo al
estilo de las purgas internas de los años de gran poder de la extinta Unión
Soviética.
Se acaba de ver a un buen alcalde
“renunciar” a su candidatura para un tercer período apenas a un poco más de
cuatro meses de las elecciones; dicho candidato despotrica contra una Alcaldesa
de su propio partido de otro municipio del Area Metropolitana de San Salvador;
el mismo candidato deja ver claramente que su instituto político está dividido
precisamente por su candidatura; comienza a circular un listado de
“destinatarios” de los fondos que en su momento entregó la República de China –
Taiwán a El Salvador; sale a la luz pública que, el ejemplar del Acta de la
Firma de los Acuerdos de Paz del Gobierno y Estado de El Salvador, obra en
poder de un expresidente en vez de estar la misma en el Archivo General de la
Nación, como corresponde.
¡Todo este escenario, ante un
aparente mutismo de las izquierdas, quienes ríen a voz baja!
¡Saque el lector sus propias conclusiones!
DOM 12 OCT 14
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