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domingo, 23 de noviembre de 2025

¿DERROTA INCONDICIONAL?

 


Volodimir Oleksándrovich Zelenski


Esta semana que recién ha transcurrido, se ha “filtrado” –dicho en una forma en verdad eufemística– que el presidente de los Estados Unidos de América –EE. UU.–, Donald John Trump, ha dado el visto bueno a un plan de paz de veintiocho puntos que busca poner fin a la guerra entre la Federación Rusa –Rusia– y Ucrania.

 

Se hace hincapié en el hecho que se ha “filtrado” la existencia de ese plan de paz porque, a estos niveles de alto hermetismo diplomático, todos deben entender que, cuando una noticia se “filtra” es porque los involucrados desean que se haga del conocimiento público aunque no en una forma oficial. Esto es, muy al estilo del mercadeo: para crear expectativa y también para que los involucrados comiencen a digerir y aceptar lo que se viene.

 

En esencia –lo más importante–, lo que EE. UU. propone en ese plan de paz es: a) Cesión de amplios territorios a Rusia; b) No ingreso de Ucrania a la Organización del Tratado del Atlántico Norte –OTAN–; c) Desmilitarización de Ucrania, limitando el número de elementos de sus fuerzas armadas; d) Oficialización del ruso como otra lengua ucraniana; d) Reconocimiento de la Iglesia Ortodoxa; y, e) EE. UU. como garantista del acuerdo.

 

Por supuesto, los europeos y los ucranianos no han sido tomados en cuenta, lo cual para el ego de Volodimir Oleksándrovich Zelenski –presidente ucraniano– y los líderes de Gran Bretaña, Francia, Alemania y demás es una afrenta y radical ofensa. ¡No se permite a los niños sentarse a la mesa de los adultos!

 

Ya Zelenski se ha dirigido a su nación para manifestar que, la presión a la que está sometido su país es ahora realmente tremenda. Según él, se está ante la alternativa de perder la dignidad o perder a un aliado clave –EE. UU. ha dado de plazo el próximo jueves 27, Thanksgiving o Día de Acción de Gracias, para que Ucrania acepte la propuesta, pena de perder el apoyo de inteligencia militar y armamento estadounidense–, manifestando asimismo a su gente que se prepare para un invierno como pocos.

 

Trump ha sido claro y ha manifestado que la alternativa a este plan es que Ucrania continúe peleando únicamente con el apoyo de los europeos –a ver si aguantan– y pierdan aún más territorio.

 

Algo que toda persona conoce bien es que, ante una situación de crisis y/o pérdida económica –en este caso militar–, a medida que se pospone la aceptación del arreglo propuesto por la contraparte, con el paso del tiempo la solución se vuelve cada vez de mayor pérdida. Esto no es invento propio y ya ha sido demostrado en esta guerra con propuestas cada vez más onerosas y humillantes para el perdedor. ¡Todas y cada una de las propuestas anteriores eran preferibles!

 

Zelenski ha manifestado en una forma muy al estilo japonés –ambigua y eufemística– que Ucrania no habrá de someterse y que tiene la capacidad para continuar la guerra. Esto, luego que los europeos le hubieran expresado que, según sus “análisis”, han estimado y calculado que Ucrania puede seguir luchando y resistiendo –hasta el último ucraniano– y que puede hasta resultar victoriosa porque Rusia podría colapsar de un momento a otro. (¿?)

 

Por lo menos, en esta ocasión Zelenski no ha dicho que la solución es el cese al fuego inmediato e incondicional y que Rusia se retire y devuelva Crimea sin condición alguna. Por otra parte, parece ser que el ucraniano está apostando al hecho que no se cumplan las amenazas de quien presenta el plan de paz: “¡Tal vez no se anima a dejar sola a Ucrania!”

 

Las palabras de los europeos parecen ser las mismas –con las que endulzó el oído– antes proferidas por Alexander Boris de Pfeffel Johnson –Boris Johnson–, el mismo otrora primer ministro británico que antes del mes de marzo del año 2022 exigió a Zelenski que no firmara el acuerdo de paz con Rusia, mismo que hubiera evitado toda esta debacle, solamente implicando la pérdida de Crimea. Johnson le dijo que todos los europeos y la OTAN respaldarían a Ucrania y que Rusia colapsaría por causa de las sanciones en un par de meses, con lo que se lograría recuperar Crimea y Zelenski sería así visto como el redentor de su país.

 

Por cuestiones de ego, los europeos y Zelenski se sienten como meros guiñoles y exigen ahora que se les tome en cuenta para negociar la paz; sin embargo, esto no será aceptado por Rusia. ¡Infortunadamente el ucraniano llegó a creerse el cuento que él era quien dirigía todo y que desempeñaba el rol de actor principal de la obra, no reconociendo su papel de verdadero sandio!

 

Ya en su momento, el estratega militar prusiano Carl von Clausewitz dijo atinadamente: “La guerra es la continuación de la política por otros medios.” Así, como no se llegó a un acuerdo antes, hubo necesidad de llegar a la guerra para al final lograr un acuerdo. No, la guerra no es un acto aislado, es en realidad una herramienta para alcanzar fines políticos mediante una violencia organizada y dirigida. ¡No se considere al anterior apunte como una apología de la guerra!

 

Muchos europeos dicen temer que, esta situación guarda una gran similitud con el caso de la cesión de los sudetes que exigía Alemania de Checoslovaquia en 1938. En ese entonces se concedió lo pedido pero al final hubo invasión alemana en marzo de 1939 a este país. Sin embargo, visto en una forma simplista, la verdad es que para la humanidad, es mejor agotar esta instancia exigida por Rusia en vez de buscar una Tercera Guerra Mundial inmediata, tal como lo preconizó en su “postura brillante” el noruego Jens Stoltenberg –anterior secretario de la OTAN– cuando dijo respecto a la guerra entre Rusia y Ucrania: “¡Es  preferible correr el riesgo de una guerra nuclear antes que permitir una victoria de Rusia!”

 

Se ha corrido también el rumor que este plan de paz de veintiocho puntos, ha sido en realidad impuesto por Rusia. Este comentario tiene precisamente la intención de dañar y lastimar el ego de quien ahora lo presenta como propio.

 

Ya hace muchos años Deng Xiaoping, líder supremo y Arquitecto de la China Moderna –1978–1989– pronunció una frase muy sabia: “¡Que si el gato es blanco, que si el gato es negro, lo que importa es que se coma los ratones!” Así, no importa quién sea el padre de una idea o política, lo importante es que se logren los resultados deseados. ¡Pragmatismo puro!

 

De nuevo resuenan en la lejanía –con fuerte eco estentóreo– las palabras del actual primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, quien desde hace varios meses, cada vez que se ha presentado una alternativa a Ucrania, ha dicho a Zelenski: “¡Ahí está la propuesta, si quieres la aceptas! ¡Cada día que pase, la misma será peor!”

 

La solución a esta guerra por el bien de la humanidad: ¿Continuar peleando hasta el último ucraniano, corriendo el riesgo de una guerra mundial o aceptar que es mejor un mal arreglo a un buen pleito que satisfaga el ego de los perdidosos?

 

¡Saque el lector sus propias conclusiones!

 

 

 

José Roberto Campos hijo

DOM 23 NOV 25

 


1 comentario:

  1. Creo que es preferible el mal arreglo que dar continuidad a esa guerra, no creo que el escenario de "el último ucraniano" sea realista (más parece un romancitismo).

    Dudo también que el desenlace sea un final feliz, todo apunta que tendremos que ver lo "menos peor".

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