VLADIMIR PUTIN
En
la noche del 22 de Octubre de 1962, el joven – apenas 45 años – presidente de
los ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA – EE. UU.
–, John Fitzgerald Kennedy, se dirigió a su país por vía televisiva para un
asunto en extremo delicado y muy serio:
Hacía unos pocos días se le había
informado que en la isla cubana, a tan solo 145 kilómetros de las costas de la
Florida, soviéticos y cubanos estaban
construyendo un emplazamiento de misiles nucleares. Así, el peligro de
la guerra nuclear entre las dos potencias parecía inminente y había llegado el
momento de hablar sin rodeos.
“Cualquier misil lanzado desde
Cuba contra cualquier nación en el hemisferio occidental será considerado como
un ataque de la Unión Soviética contra los Estados Unidos, requiriendo una
respuesta retaliatoria completa contra la Unión Soviética”, advirtió el entonces
presidente estadounidense.
Por parte, en una forma
imprudente, Fidel Alejandro Castro Ruz, el líder cubano a la sazón, exigía un
ataque nuclear inmediato a Nikita Sergueyevich Kruschev, líder de la UNIÓN DE REPÚBLICAS SOCIALISTAS SOVIÉTICAS
– URSS – contra EE. UU., a lo
cual se dice que el soviético respondió a su guiñol: “!No seas estúpido! ¡De
hacer eso nadie quedará vivo!”
En esos días, el pánico se
apoderó del mundo y se esperaba que se desencadenara lo peor de un momento a
otro. Hoy en día, a 62 años de superada la Crisis de los Misiles, el mundo está
de nuevo al borde de una guerra nuclear pero, parece que ahora todos ignoran el
peligro.
Occidente, con su campaña
mediática ha logrado que el mundo caiga en el “Síndrome de la Rana hervida”,
esto es, la analogía para describir cuando ocurre un problema que se desarrolla
tan lentamente que sus daños no son fáciles de percibir y esa falta de
conciencia de los mismos, genera que no haya reacciones o que las mismas sean
tardías para evitar o revertir los daños que ocasiona. Si a la rana se le pone
repentinamente en agua hirviendo – caso de la Crisis de los Misiles – el
batracio saltará intentando preservar la vida, pero si el mismo animal es
puesto en agua tibia y se le va aumentando la temperatura lentamente hasta la
ebullición, la rana no percibirá su inminente muerte – caso actual de la Guerra
en Ucrania –.
Ahora, el presidente ucraniano,
Volodimir Zelenski – en verdad comediante de profesión –, quien hace ahora las
veces de guiñol de occidente, ha recibido las órdenes de pedir a la OTAN que se le autorice el uso de
misiles de largo alcance contra Rusia. Por supuesto, para el uso de este tipo
de armas se requiere la participación de al menos una de las tres potencias
nucleares de dicha alianza militar para guiar esos artefactos. No hay duda que,
la idea es que la OTAN entre aún más
abiertamente en guerra con Rusia.
En su última visita a EE. UU, Zelenski ha aparecido en un
acto proselitista del partido demócrata y luego ha tenido el atrevimiento de
pedir audiencia a Donald John Trump, candidato republicano, quien ya dijo
públicamente que Ucrania debe entender que tendrá que ceder los territorios ya
perdidos.
Por supuesto, la misma perorata,
llana y lisa ha recibido Zelenski de parte de Trump, quien no se anda con
medias tintas para decir las cosas. Parece ser que Zelenski intenta – como se
dice en lengua vernácula – colocar una vela a Dios y una vela al diablo – sin
hacer relación alguna al orden –.
Zelenski se ha aproximado en
forma genuflexa ante Trump, no sea que se dé el caso que este candidato republicano
resulte ganador en las elecciones del próximo Noviembre en EE. UU.; sin embargo, se ha quedado pálido y perplejo ante las
cámaras luego de la respuesta de ese hombre que habla demasiado directo.
Trump no solo ha humillado en
privado a Zelenski, también lo ha hecho en público, para desagradable sorpresa
de éste, pues le ha espetado que es cierto que él – Trump – es amigo de
Ucrania, pero es aún más amigo de Putin y que esa guerra que nunca debió haber iniciado
debe terminar de inmediato, negociando y cediendo los territorios ganados por
Rusia. Recalcó que han sido demasiados los muertos y también ha dicho
públicamente que Zelenski es el más grande vendedor del mundo, pues cada vez
que llega a EE. UU., sale con al
menos US$50 mil millones – en armas –. Agregó también que EE. UU., no puede estar gastando tanto dinero en Ucrania cuando hay
otras prioridades nacionales.
Evidentemente Zelenski quiso
maquillar la humillante paliza, publicando en su cuenta de X que, Trump le
había brindado su apoyo y que Ucrania iba a prevalecer sobre Rusia, todo lo
opuesto a lo dicho por Trump junto a aquél y ante la televisión. No hay duda
que es ahora Zelenski quien interpreta el rol de un auténtico guiñol de
occidente, como en sus días de la Crisis de los Misiles lo hizo Castro como el
de la URSS.
Es también importante destacar
que, los títeres en estas crisis, creen llevar ellos la batuta; así, baste como
ejemplo el comportamiento de las repúblicas bálticas, principalmente de
Estonia, quien dice en una forma jactanciosa que ella será la punta de lanza al
iniciar una eventual invasión al territorio de Rusia de parte de la OTAN. Igual se comporta Francia, aunque
ésta históricamente solo sabe recibir palizas militares y debe ser rescatada
por occidente siempre y, hace algunos meses, fue enviada por el mismo occidente
a solicitar participar dentro de los BRICS
como observador, habiendo recibido un humillante y tajante “NO” por respuesta y que su presencia ahí no era grata ni bienvenida.
Para finalizar:
Anticipándose a la “autorización
del uso de misiles de largo alcance” para Ucrania en contra de Rusia, Vladimir
Vladimirovich Putin, presidente ruso, ha hecho pública la nueva doctrina
nuclear rusa – palabras más, palabras menos – la cual reza que, cualquier
agresión contra Rusia por parte de cualquier estado no nuclear, pero con la
participación o el apoyo de un estado nuclear, será considerado como un ataque
conjunto de dichos estados contra la Federación Rusa. Y la nueva doctrina
nuclear incluye un manto que protege a su aliado incondicional Bielorusia, la
cual ha quedado autorizada a utilizar las armas nucleares rusas sitas en dicho
estado, para responder cualquier agresión similar. ¿Alguna parte no se entiende
o no queda clara?
Para apuntalar más a lo aludido
arriba al Síndrome de la Rana hervida, hace algunos días, el secretario general
de la OTAN, el noruego Jens
Stoltenberg – quien está ya de salida – dijo que era preferible el riesgo de
una guerra nuclear con Rusia al riesgo de permitir que Ucrania sea derrotada –
¿? –.
A modo de epílogo…
se narra en la fábula “El
Congreso de los Ratones” – Félix María Samaniego – que éstos – los roedores – cansados
de ser acosados y atacados por el gato, se reúnen y tras mucho discutir
encuentran una solución para no ser pillados de sorpresa por el felino:
¡Colocarle un cascabel!
Pero, ¿quién lo hará?
Al instante, uno de los ratones aparece
fingiendo cojera y dice que, si él tuviera agilidad y juventud, él mismo se
daría a la tarea de colocar el cascabel. Así, ya ante el peligro inminente de
la operación, todos se echan atrás.
…
¿Alguna similitud entre la nueva
doctrina nuclear de la Federación Rusa con la que en su momento blandió
Kennedy? ¿Vale la pena seguir discutiendo quién tiene o no la razón en este
conflicto?
¡Saque el lector sus propias
conclusiones!
José Roberto Campos hijo
DOM 29 SEP 24