ISLA CONEJO EN EL GOLFO DE FONSECA
Estando
en México, D. F., el mes de Enero del año 1976, servidor ha escuchado un chiste
que tuvo buena acogida entre el público que asistía al famoso Teatro Blanquita.
Así, un un personaje vestido pobremente, con apariencia de estar muy borracho,
exclamando a gritos,- con fuerte y exagerado acento chilango-:
“!Que
nos devuelvan El Chamizal! ¡Que nos devuelvan El Chamizal!” “!Que nos devuelvan
El Chamizal!”
El
compañero de actuación le respondió:
“!Pero
si ya nos lo devolvieron!”
Y
el primero acotó tajantemente:
“!No,
pos si yo soy pocho”!
Al
instante el público estalló en carcajadas.
EL CHAMIZAL |
Según
entendimiento de servidor,- favor corregir si se cae en yerro-, “chilango” es
el adjetivo de uso coloquial para el originario del D. F. y, “pocho” es el
apelativo que los mexicanos dan a los “chicanos”, hijos de mexicanos nacidos en
los Estados Unidos de América,- EE. UU.-, y a los que han emigrado hacia dicho
vecino del norte.
Al
instante, han acudido en aquel momento a la memoria de servidor, las líneas que
había leído unos años antes en el Libro del Año de la Enciclopedia Británica de
1967. En dicho artículo, aparecía la imagen del Presidente Lyndon Baines Johnson,-
EE. UU., y del Presidente Gustavo Díaz Ordaz,- México-, al momento de éste recibir
en devolución el territorio de El Chamizal, el cual volvía a ser de México...
prácticamente un siglo después.
Entre
1852 y 1864 se dieron lluvias torrenciales en la región que provocaron
inundaciones e hicieron que el cauce del Río Bravo se desplazara lenta y
gradualmente al sur. Como resultado, una zona conocida como El Chamizal, quedó
en la parte norte del río y de facto pasó a jurisdicción de EE. UU.
Años
atrás, al perder México la guerra contra EE. UU. y con ello más de la mitad de
su territorio, en el Tratado de Guadalupe-Hidalgo, que puso fín al conflicto
bélico, se estableció que la frontera entre ambos países, en particular con el Estado
de Texas, sería el Río Bravo.
El
conflicto diplomático entre México y EE. UU. por los terrenos de El Chamizal se
prolongó por casi cien años, siendo iniciado durante la estancia del Presidente
Benito Juárez en Paso del Norte.
La
disputa entre ambos países por El Chamizal, concluyó el 14 de Enero de 1964 al
entrar en vigor la Convención firmada por los presidentes Adolfo López Mateos,-
México-, y John Fitzgerald Kennedy,- EE. UU.-, pero no sería hasta el 28 de Octubre
de 1967 cuando los presidentes Gustavo Díaz Ordaz y Lyndon Baines Johnson se
reunieron en Ciudad Juárez, sobre la nueva línea divisoria, para efectuar la
ceremonia de transferencia física de ese territorio a México.
México
recibía aproximadamente 333 hectáreas de territorio que serían forestadas para
convertirlas en el Parque Federal El Chamizal que hoy disfrutan miles de
fronterizos.
Tal
vez México no hubiera reclamado nada a los EE. UU. si el Presidente Benito
Juárez no hubiera llegado a El Paso del Norte durante la intervención francesa.
Sin embargo, Juárez decidió reclamar los terrenos por la vía diplomática y el
secretario de Relaciones Exteriores, Sebastián Lerdo de Tejada ordenó al
embajador de México en EE. UU. iniciar las gestiones en Washington con ese fin.
El
reclamo fué ignorado por el gobierno estadounidense, pero Lerdo de Tejada le
daría continuidad cuando él mismo fue presidente de México.
No
se entra en detalles para no causar aburrimiento en el lector, aunque la
historia,- a parecer propio-, es entretenida.
Una
vez despejados los terrenos que pasarían a México y limpiado el derecho de vía
del nuevo cauce, se trazó oficialmente la nueva línea divisoria.
El
personal técnico de las dos secciones de la Comisión Internacional efectuó una
visita de estudio a la ciudad de Los Ángeles, California, a fin de conocer el
cauce revestido del río Los Ángeles y el sistema de cauces de alivio de
avenidas que el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los EE. UU. construyó y
opera en esa ciudad. El cauce del río Los Ángeles sirvió como modelo para el
diseño del cauce de El Chamizal.
PRESIDENTES JOHNSON Y LOPEZ MATEOS |
Después
de la demarcación de la nueva línea divisoria y de la transferencia formal de
los terrenos, se procedió a la construcción del nuevo cauce revestido de
concreto y de los puentes sobre el mismo, siguiendo el trazo aprobado en el
acta respectiva.
El
28 de Octubre de ese año los presidentes Gustavo Díaz Ordaz y Lyndon Baines Johnson
se reunieron sobre la nueva línea divisoria para efectuar la ceremonia de
transferencia de dominio eminente de los terrenos adjudicados a México en
cumplimiento del Laudo emitido en 1911 a favor de los mexicanos y que hasta ese
momento sería respetado por EE. UU.
Junto
con el territorio, fueron entregados los actuales edificios de Recaudación de
Rentas, incluyendo su escalera eléctrica y algunas instalaciones que
actualmente utilizan y son propiedad de la Universidad Autónoma de Ciudad
Juárez y de la Preparatoria de El Chamizal.
Viniendo al Estado de El Salvador:
Viniendo al Estado de El Salvador:
Acá
se ha estado viviendo una situación parecida a la de El Chamizal. Sin embargo,
es de destacar que, acá la actitud del gobierno parece ser la de estar
“durmiendo el sueño de los justos”.
Esta
expresión de origen griego, originalmente hacía
referencia a quien dormía en forma muy tranquila, porque no tenía cargos de
conciencia, o sea alguien que como ha llevado una vida ética, moral, nada lo
perturba.
Hoy día, esa expresión se aplica en otro sentido, en
vez de a personas, se aplica a cosas,- por ejemplo a un proyecto o tarea-, cuando
se quiere decir de ellas que están trancadas, dejadas de lado, “durmiendo” en
el cajón o escritorio de alguien, sin lograr avance alguno.
A intervalos, desde el año
2006 se ha venido observando la disputa que se vive y reaviva con los vecinos
de Honduras, con quienes supuestamente ya se habían arreglado los problemas
limítrofes. ¡Cada vez que los problemas internos se caldean, se saca el tema de
la Isla Conejo a modo de cortina de humo!
El Estado de El Salvador ha venido
reclamando a Honduras, sosteniendo que la Isla Conejo pertenece a aquél. En 1992, la Corte Internacional de Justicia determinó los límites de la frontera entre El Salvador y Honduras. La Isla Conejo es más bien un islote que se encuentra a escasos 600 metros de la costa de Honduras en el Golfo de Fonseca, con una superficie menor a los 4 mil metros
cuadrados.
Este asunto salió a debate, por primera
vez, desde 1992, como ya ha sido señalado, debido a que la Fuerza Armada de El
Salvador, durante la administración de Elías Antonio Saca, publicó en el año
2006, en su Libro Blanco sobre la Defensa Nacional, de una manera explícita,-
incluyendo un mapa de la zona-, la afirmación que la Isla Conejo pertenece a El
Salvador. Saca apoyó esta postura poniendo en riesgo todos los proyectos
bilaterales con Honduras que hasta ahora están suspendidos por decisión hondureña.
En efecto, el Congreso de Honduras planteó el 18 de Octubre de 2006, a partir
de lo publicado en el Libro Blanco de Defensa de El Salvador, no negociar
proyectos bilaterales que incluyen carreteras y represas con el Estado de El
Salvador.
En Julio de 1969, Honduras y El Salvador libraron una
guerra, rompiendo relaciones entre ambos, pero en Octubre de 1980 consintieron
la paz con la mediación de la Organización de Estados Americanos,- OEA-. Este Acuerdo
de Paz se suscribió en el medio de la Guerra Civil Salvadoreña, antecedida de
un ambiente altamente tenso y de enfrentamiento, aunado a una alta
conflictividad en toda la región.
El 11 de Diciembre de 1986, ambas naciones decidieron
llevar el diferendo a la Corte Internacional de Justicia de La Haya, con sede
en Holanda. Desde entonces los hondureños volvieron el tema una prioridad
nacional, mientras el Estado de El Salvador se veía abrumado por su guerra
interna. En Septiembre de 1992, la Corte Internacional de Justicia de La Haya
falló y definió los límites fronterizos entre los dos países: El Tribunal concedió
a Honduras el 62 por ciento de los territorios en disputa.
El 11 de Septiembre de 2002 se vencía el
plazo de diez años para solicitar la revisión del fallo de la Corte
Internacional de Justicia. Tristemente, el Gobierno del Estado de El Salvador,
haciendo uso de la fama que acá todo se deja para el último momento, pidió la revisión
de la sentencia a última hora y sólo por uno de los seis sectores que estaban
en disputa. Se presentó una revisión solamente por el bolsón del Goascorán.
El 18 de Diciembre del 2003 fué denegada en La Haya la
revisión salvadoreña en referencia, en parte, según algunos actores locales e
internacionales, por la misma desidia y flojedad con que se manejó todo este
propósito.
Por momentos, se cae en los dimes y diretes con los
vecinos hondureños.
Los historiadores hondureños y libros antiguos de geografía
de Honduras siempre habían reconocido que el islote en disputa era de los
salvadoreños.
¿Cómo se ha llegado a esto?
ISLA CONEJO |
Se
dice extraoficialmente que el islote está ocupado por Honduras desde 1969,
después de la Guerra del Fútbol. Las disputas territoriales con los hondureños
tienen casi 180 años de vigencia, desde la ruptura de la Federación
Centroamericana.
¡Honduras
se sentía agredida! Era el año 1845 y las tropas dirigidas por el general
Francisco Ferrera ocupaban la zona oriental de El Salvador. Habían pasado
cuatro años desde que la República Federal de Centroamérica estaba fragmentada
en seis repúblicas que se mantenían constantemente en guerra. Los hondureños,
sin embargo, querían “establecer la paz para que quede asegurada la
tranquilidad” con el gobierno de José Eufrasio Guzmán,- relevo del general
Francisco Malespín que un año más tarde iba a ser decapitado por un grupo de
campesinos mientras planeaba una invasión para recuperar la presidencia-, a
cambio pedían: Quedarse con los pertrechos de guerra que Malespín depositó en
el país vecino “en pago de los costos y perjuicios que le ha originado la
agresión del ejército salvadoreño” y una indemnización de 100 mil pesos en oro
y plata; o si no que se le cediera el Departamento San Miguel. ¡La propuesta fué
rechazada!
¡El
apetito territorial no iba a quedarse sin más! En 1861 se da la primera disputa
de manera formal entre municipios como: Arambala, Torola, Perquín, Polorós y
San Fernando; contra los hondureños Opatoro, Santa Elena, Similatón y Colomoncagua.
El árbitro fue el presidente nicaragüense General Joaquín Zavala. Tres
años más tarde fué nombrada una comisión para estudiar en su totalidad los
dilemas fronterizos, que fijó los límites desde el Golfo de Fonseca hasta el
Cerro Brujo,- común entre los tres países-. El convenio fué llamado “Letona –
Cruz”.
Francisco
Cruz,- representante hondureño para resolver las cuestiones limítrofes-, en
1885 explicaba a la Comisión Legislativa lo que había provocado las diferencias
territoriales y cómo le era imposible anexar localidades que nunca habían
pertenecido a su país: El expresidente Marco Aurelio Soto donó terrenos de
Dolores a Opatoro,- que hacía más de 100 años estaban en manos salvadoreñas
dentro de Polorós-, para hacerle la guerra al entonces presidente Rafael
Zaldívar. Lo mismo hizo con tierras ubicadas en Arambala y Perquín. “Aquel,- Soto-,
encontraría en Opatoro y Santa Elena excelentes soldados que en ocasión dada
pelearían por su propio interés si se les proporcionaban terrenos ajenos cuya posesión
anhelaban”.
Los
pormenores del convenio no fueron ratificados por Honduras, por lo que el
litigio continuó desde 1885 hasta 1941, con intentos para firmar una
delimitación territorial satisfactoria para ambos países. En 1888, por ejemplo,
se designó otra comisión integrada por Manuel Morales y Santiago Barberena para
continuar con el mismo trabajo que habían hecho en Polorós y Opatoro, Francisco
Cruz y el General Lisandro Letona. En 1962,- 77 años después del primer
convenio-, se establece el Convenio del Amatillo en el que acuerdan integrar
una comisión de estudios encargada de “elaborar un proyecto base y
procedimientos” que debía lograr un “tratado en el que se establecerán los
órganos, principios, normas y procedimientos adecuados para solucionar las
cuestiones limítrofes entre ambos estados”. Una vez en vigencia el pacto, cada
parte nombró a su comisión, las que trabajaron al año siguiente en las formas y
delimitaciones que hacían justicia a cada país. El Estado de El Salvador firmó
el resultado del trabajo en 1968; Honduras, hasta el 27 de Noviembre de 1970.
El
14 de Julio de 1969 el ejército salvadoreño lanzó un ataque contra la frontera
hondureña, que no pudo resistir mucho tiempo y terminó cediendo al avance de
los soldados enemigos. La “Guerra del Fútbol”,- llamada así por el corresponsal
polaco, Ryszard Kapuscinski, debido a que estaba próxima la celebración del
mundial de 1970 y es conocida la rivalidad deportiva entre ambos países-, no
duró más de cuatro días gracias a la intervención pronta de la OEA.
El
efímero conflicto despertó lo que durante mucho tiempo había estado dormido: La
disputa por las aguas del Golfo de Fonseca. Cuando la Guerra de las Cien Horas,
los soldados nacionales ocuparon la Isla Conejo como parte de lo que desde mediados
de 1800 se consideraba suelo salvadoreño. Cuando las armas se guardaron, sin
embargo, desocuparon el territorio insular que inmediatamente fué ocupado por
los uniformados hondureños desde 1969,- diversas tesis académicas señalan que
la ocupación inició en 1983, cuando la élite militar salvadoreña le cedió a la
hondureña el islote para que impidiera el tráfico de armas que llegaban a manos
de la insurgencia-.
Con
los militares hondureños ocupando la Isla Conejo, los dos países desarrollaron
más procesos de diálogo para hallar una salida a los conflictos territoriales;
esta vez fueron a EE. UU. para continuar con la disputa por la “delimitación
terrestre, insular y marítima” que había comenzado en 1845 con las intenciones
de anexar a San Miguel. El encuentro en Washington llevó a la firma del Tratado
General de Paz, suscrito en Lima, Perú, en 1980. El acuerdo contiene
consentimientos mutuos en las delimitaciones de siete fronteras terrestres,
además del establecimiento de una “comisión mixta de límites” que debía
determinar seis sectores en los que hubo desacuerdos, así como “la situación
jurídica de las islas y los espacios marítimos”.
La
comisión se reunió unas 43 veces en cinco años, pero lo único que acordó fué
llevar las diferencias a la Corte Internacional de Justicia. Y el caso llegó al
organismo en 1896 y terminó en 1992 con un resultado favorable para Honduras: Le
cedió la Isla El Tigre mientras Meanguera y Meanguerita regresaba a propiedades
salvadoreñas. En ningún momento el fallo se refiere a la Isla Conejo como
propiedad salvadoreña u hondureña. Jamás salió a flote como motivo de la
disputa.
Es
necesario, sin embargo, viajar hasta 1917 cuando Nicaragua y El Salvador acudieron
al primer tribunal internacional de justicia en todo el mundo, a la Corte
Centroamericana de Justicia,- CCJ-. El primero intentaba cederle un amplio
espacio a EE. UU. para que construyera un canal interoceánico y estableciera
una base militar en el Golfo de Fonseca; el segundo se opuso categóricamente.
La instancia regional falló a favor de los reclamos salvadoreños a la vez que
establecía los límites insulares de las tres naciones: “Sus principales islas:
El Tigre, Zacate Grande, Gueguensi, Exposición, Islotes de Sirena, Verde,
Violín, Garrobo, Coyote, Vaca pertenecen a Honduras; Meanguerita, Conchaguita,
Punta Zacate, Martín Pérez y otros islotes pertenecen a El Salvador.”
En
1992 el Estado de El Salvador había perdido unos 76.2 kilómetros cuadrados de
un total de 303.8 kilómetros cuadrados, en el río Goascorán, por lo que en 2002
pidió la revisión de la sentencia pronunciada en La Haya. Honduras se había
basado para reclamar la desembocadura del río en un mapa encontrado en el Museo
Naval de Madrid, España.
Después
del veredicto de 2002 el tema permaneció aletargado hasta que en 2006, en la
Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas, el Estado de El Salvador
presentaba el Libro Blanco de las Fuerzas Armadas en el cual incluía como
territorio salvadoreño a la Isla Conejo. Dos años más tarde la disputa fue
reavivada.
Actualmente
es conocido que la Isla es el blanco de las peleas, incluso ambos países están
dispuestos a llevar el tema a una corte internacional.
Entre
bastidores se ha sabido que, EE. UU. ha dicho a Honduras que el problema de esa
isla debe ser “resuelto” a la brevedad, pues de ser contínua la negativa de
Honduras a devolverlo, EE. UU. tendrá que tomar parte y, “ya ustedes saben de
parte de quien estamos”, haciendo alusión a su apoyo al Estado de El Salvador.
¿Por
qué tanta lentitud para resolver este problema de una vez por todas?
¡Saque
el lector sus propias conclusiones!
José
Roberto Campos hijo
DOM
17 ENE 16
Buena narración.
ResponderBorrar