“COMPRENDIENDO EL PRESENTE MEDIANTE UNA BREVE RESEÑA DEL PASADO RECIENTE”
Todos, de seguro, han oído hablar de la famosa “Matanza”, esto es, el levantamiento campesino de 1932 que a la postre
fuera cruentamente reprimido y que, en esencia fue una
mezcla entre protesta e insurrección que desembocó en un mero etnocidio,-
genocidio étnico-.
Tras
la independencia, los gobiernos nacionales fomentaron el establecimiento de un sistema
desigual, marginando a las poblaciones nativas de los territorios del “Señorío de Cuzcatlán”,- nombre antiguo de la
región de lo que hoy ocupa parte del territorio salvadoreño-.
El
Salvador, sumido en una profunda crisis económica ante la caída de los precios
del café y
la crisis de 1929,
se enfrentaba a una oleada de protestas y rebeliones contra el sistema desigual
de tenencia de la tierra, agudizada con las reformas que despojaron a los
campesinos de sus tierras ejidales
para darlas a los grandes terratenientes, pretexto de una búsqueda para colocarlas
en manos que las volvieran realmente productivas.
Los
campesinos e indígenas se levantaron contra el gobierno y atacaron
instalaciones militares en el occidente del país, coincidiendo con una rebelión
organizada por el Partido Comunista Salvadoreño,- PCS-.
El resultado fue una
respuesta militar del gobierno del General Maximiliano Hernández Martínez, quien
ordenó la ejecución de todo aquel que se alzase contra el régimen. Algunos
autores estiman una cifra cercana a los 30.000 fallecidos. Un elevadísimo
porcentaje si se toma en cuenta que la población del Estado de El Salvador en
dicha época rondaba 1,400,000 habitantes.
Hasta la fecha, se
sigue conmemorando los hechos como uno de los episodios más emblemáticos y
determinantes en la historia de El Salvador, por sus secuelas
políticas, económicas y ante todo, culturales.
Otro elemento que
antecedió a la rebelión campesina fue la inestabilidad política del país.
Durante las elecciones de 1931,
fue elegido Arturo Araujo, quien redujo los salarios en más de un 54%. Tras
diversas acciones de rebelión militar, el presidente Arturo Araujo fue
derrocado y sustituido por un Directorio Cívico; luego se dio la llegada al
poder de su vicepresidente, el General Maximiliano Hernández Martínez, en Diciembre
de 1931,
la cual marcó el inicio de lo que se conoce como la “Dictadura Militar”.
La gestión de
Hernández Martínez se caracterizó por la severidad de sus leyes y de sus
juicios. La pena por robar era la amputación de una mano, por ejemplo. Martínez
fortaleció los cuerpos de seguridad y se mostró especialmente agresivo en
materia de rebeliones, decretando la muerte para cualquiera que se levantase
contra el régimen. Gozaba de una popularidad muy alta, tanto que hasta la
fecha, algunas personas añoran sus medidas en materia de seguridad. Muy poco se
escribe de tal sentimiento popular, pero es fácilmente verificable al conversar
con ancianos que vivieron su gestión.
Otra polémica acerca
de aquel levantamiento se vincula a la relación entre los campesinos y el PCS.
La coincidencia temporal de ambos levantamientos y la similitud de las causas
de cada uno hace pensar que estaban vinculados e incluso, coordinados. Algunas
teorías afirman que el PCS utilizó la situación de pobreza de los campesinos
para convencerlos de actuar en conjunto y alzarse contra el régimen. Poco o
nada se conoce acerca de la relación entre ambos grupos y mucho menos acerca de
negociaciones u homólogos. Autores como Eric Ching, especialista en el tema,
afirman que el levantamiento campesino no pudo ser coordinado por el PCS puesto
que el partido tenía demasiados problemas como para dirigir una insurrección a
varios kilómetros de distancia. Se agrega, además, que pudo haber una tercera
fuerza alzándose, la cual estaba conformada por sindicatos inconformes con la
política salaria en el sector formal. Pero esto, al fín y al cabo, no cambia en
nada el panorama vivido.
Por mencionar unos
pocos hechos relevantes, en los alrededores de Izalco, Departamento Sonsonate,
a todos los que se les encontraba portando machete, a todos aquellos que tenían
fuertes rasgos de raza indígena o que vestían trajes indígenas, se les acusaba
de subversivos y eran encontrados culpables. Para facilitar la tarea de los
cuerpos de seguridad, se invitó a todos aquellos que no habían participado en
la insurrección a que se presentaran a la comandancia para obtener documentos
que les legalizaban como inocentes. Cuando llegaron fueron examinados, y los
que presentaban las características indígenas, fueron apresados. Fueron
fusilados en grupos de cincuenta en el muro de la Iglesia de la Asunción.
En la plaza frente a
la comandancia, varios indígenas fueron obligados a cavar una tumba común, a la
cual fueron arrojados tras ser ametrallados.
Las casas de los encontrados culpables fueron quemadas y sus habitantes
sobrevivientes fueron ametrallados.
Sin embargo luego de todos estos
acontecimientos, el 11 de Julio de 1932, la burguesía
salvadoreña se perdonaría a si misma por las masacres cometidas,- solamente
concedida para el bando propio, pero
no así para los indígenas y campesinos-. El parlamento
salvadoreño emitió el decreto 121 en cuyo Art. No. 2 dice:
“Se concede amplia e incondicional amnistía a favor de los
funcionarios, autoridades, empleados, agentes de la autoridad, y cualquiera
otra persona civil o militar, que de alguna manera aparezcan ser responsables
de infracciones a las leyes, que puedan conceptuarse como delitos de cualquier
naturaleza, al proceder en todo el país al restablecimiento del orden,
represión, persecución, castigo y captura de los sindicados en el delito de
rebelión del presente año”.
Tras sofocar la
rebelión, el gobierno de Hernández Martínez inició un proceso de represión
hacia los opositores, y se utilizó el padrón electoral para amedrentar o
ajusticiar a quienes habían declarado ser oponentes al gobierno.
¿Por qué el uso del
padrón electoral? Porque para inscribirse en el padrón electoral, había que
declarar la intención de voto a priori, así que ahí constaba quienes eran
leales o no al gobierno.
En la parte indígena,
los acontecimientos trajeron consigo el exterminio de la mayoría de población parlante
del náhuat,
lo cual ha influido en la pérdida casi total de dicha lengua en El Salvador. Las
poblaciones indígenas abandonaron muchas de sus tradiciones y costumbres por
temor a ser capturados. Muchos de los indígenas que no participaron el
levantamiento manifestaban no comprender el motivo de la persecución
gubernamental.
La vestimenta y
muchas de las costumbres indígenas se fueron reemplazando para no ser víctimas
del conflicto. De la noche a la mañana, el indígena había sido diezmado, dejó de
hablar su lengua, abandonó su vestimenta y cambió sus nombres y apellidos por
otros de origen ladino. Esta es la verdadera causa por la cual, en la
actualidad, solamente cerca del 5% de la población se considera proveniente de
descendencia indígena en El Salvador.
En la actualidad, el
partido de derechas, Alianza Republicana Nacionalista,- ARENA-, fundado por el Mayor Roberto d’Aubuisson Arrieta, inicia sus
campañas electorales en Izalco, sitio emblema de los acontecimientos de 1932. El
himno de dicho partido reza que, “El
Salvador será la tumba donde los rojos terminarán”.
El inicio de la
campaña electoral en el sitio mismo del levantamiento desata diversas críticas
de la oposición política;
sin embargo, no existe ley alguna que lo prohíba, por lo cual las reclamaciones
no pasan de ser una mera condena moral.
Para casi todos, el
levantamiento campesino constituye el primer alzamiento comunista en el
continente americano, el cual sería seguido por los partidos socialistas de
toda la región. Se le califica de “hito” y se le pone como ejemplo en diversas
actividades académicas de organizaciones de izquierda.
Otro dato realmente curioso, pero
de gran relevancia es que, el primer soviet instaurado en todo el continente
americano, ha sido el establecido por Francisco
Sánchez, cuando libera el Municipio de Juayúa e instaura el Primer Soviet de
América conformado por indígenas y mestizos pobres. Los depósitos de los
comerciantes son requisados y puestos al servicio del pueblo armado. El mismo Francisco
Sánchez ordenó que le entregaran todos los títulos de propiedad del municipio
para redistribuir las tierras entre los campesinos así como tirar todo el
alcohol.
..........
De ahí, pasando a la reciente década de los 60’s, aprovechando las pequeñas e incipientes aperturas democráticas que brindaban los regímenes militares, cada vez que los opositores alcanzaban posiciones relativamente fuertes, se les reprimía, asesinaba o se les desaparecía.
Así, la historia de nunca acabar es que, siempre que los opositores
“comunistas” se pronunciaban en forma pacífica, se les reprimía y asesinaba. Se
les hizo ver que pensar diferente era sinónimo de ser “comunistas” y que la
única sanción para ello era la tortura, el destierro o la muerte.
Un estribillo harto conocido entre las huestes de las derechas siempra
ha sido: “El único comunista bueno es el comunista muerto.”
Sobrevino luego la ya famosa Guerra Civil Salvadoreña, cuyo punto
oficial de inicio es el del golpe de estado del 10 de Octubre de 1979, cuando
la juventud militar intenta frenar el auge de los grupos izquierdistas,
precisamente eufóricos por el reciente triunfo de la Revolución Sandinista en
la vecina Nicaragua.
Se acepta dicha fecha como inicio de la guerra, curiosamente, muy a
semejanza en la forma que se toma la fecha de inicio de la Guerra Civil
Española; esto es, coincidiendo con el inicio del golpe de estado en aquella
nación europea que se suponía habría de consolidarse en tan solo unas cuatro o,
a lo sumo, ocho semanas y que en realidad tomó casi tres años años, más de
620,000 muertos y la instauración de la dictadura de Francisco Franco,-
“Caudillo de España por la Gracias de Dios”, como se leía en las monedas de
España de la post guerra civil-, quien se hizo con el poder hasta su muerte en
1975, cumpliendo así el sueño de todo dictador,- morir gobernando, de viejo y
en su cama-.
En realidad, a juicio de servidor, la fecha de inicio de la Guerra Civil
de El Salvador, debería ser considerado el año 1975, coincidiendo con los
primeros sonados secuestros, con los atentados contra militares y policías y, con
el “ajusticiamiento” del poeta comunista Roque Dalton García, acusado de
“revisionista y traidor”.
Pero, bueno, que quede así: El incio de la Guerra Civil Salvadoreña es
el 10 de Octubre de 1979.
Durante los años de la guerra, mientras las fuerzas guerrilleras
estuvieron en una posición fuerte, las mismas se negaron sistemáticamente a
abandonar las armas y a aceptar una salida negociada al conflicto.
Ha
sido el Ingeniro José Napoleón Duarte, del Partido Demócrata Cristiano,- PDC-,
quien propició el Primer Diálogo por la
Paz en La Palma, Departamento Chalatenango, que fue realmente un primer acercamiento entre representantes del
gobierno salvadoreño y la insurgencia del FMLN – FDR el 15 de Octubre de 1984.
Entre
los representantes de la guerrilla se encontraban los abogados Guillermo Manuel Ungo y Rubén Zamora
quienes arribaron al país a bordo de un avión de la Fuerza Aérea Panameña. El
encargado de trasladarlos al lugar de negociación fue el entonces Embajador de
la República de Colombia en El Salvador, Luis Guillermo Vélez. Después de la reunión se programó un segunda ronda de diálogo que se
realizó en Ayagualo, Departamento
La Libertad. Por Decreto Legislativo
de la Asamblea Legislativa local, se
proclamó como “Cuna de la Paz” a la localidad de La Palma.
Luego, a regañadientes, la historia más reciente y conocida de todos: El
gobierno y la guerrilla acudieron a la Firma de los Acuerdos de Paz, en
Chapultepec, México, D. F., el día 16 de Enero de 1992.
Por años se les ofreció a los insurgentes una amnistía, condición de
someterse los mismos a las condiciones democráticas. Se les dijo que, si algún
día tomaban ellos el poder por la vía democrática, se habría de respetar la decisión
del pueblo, pero que, debía ser por dicha vía y no por la de las armas.
En estos momentos, los otrora guerrilleros marxistas-leninistas, se han
convertido en nuevos ricos,- “new rich” o “new money”-, en nuevos capitalistas
que están disfrutando los “dulces sabores del encanto capitalista”.
Esto trae un poco a la memoria, aunque no en forma exacta, lo acontecido
en la cinta del director francés, Luis Buñuel, “El discreto encanto de la
burguesía”.
Aunque, los antes guerrilleros parecen tener algo que choca a las
derechas, lo cual es un gran sentido y sensibilidad social que no puede ser
pasado por alto, ya que el pueblo ha comenzado a recibir algo, luego de casi
dos siglos de no recibir nada.
Esto realmente molesta de sobremanera a las derechas, pues ello los
obliga a adoptar un rol parecido a fín de garantizar su supervivincia en el
largo plazo.
Actualmente, las derechas hasta se dan a la tarea de decir que los dos
candidatos de la fórmula presidencial de las izquierdas son meros asesinos
guerrilleros, marxistas-leninistas, con la esperanza que ello haga desaparecer
la preferencia del electorado salvadoreño por éstos.
Sin embargo, las izquierdas no han caído en esta trampa de los insultos
y se han abstenido de mencionar en voz alta, por ejemplo, al asesino
intelectual de Monseñor Oscar Arnulfo Romero y otros casos similares.
Así que, hoy que las actuales izquierdas ya se han alzado una vez con el
poder hace cinco años y que, se encaminan en la actualidad a una segunda
victoria electoral aún más aplastante que la anterior del pasado día 2 de
Febrero, se les viene a echar en cara que en su momento sus dos candidatos tomaron
las armas y que mataron por sus ideales para conseguir esta apertura
democrática que,- dicho sea de paso-, ha sido una apertura democrática que en
ningún momento ha sido concedida por las derechas, si no conquistada por las
izquierdas por la vía armada, con el sacrificio máximo de combatientes de ambos
bandos.
Si no les gusta ahora a las derechas que las izquierdas les hayan
arrebatado el poder por la vía democrática, y si se les va a estar echando en
cara a las izquierdas su pasado beligerante, entonces hubiera sido mejor que no
hubieran firmado los Acuerdos de Paz.
Pero, ...... como las derechas han aceptado dichos acuerdos, no les
queda más remedio que, aprender de las izquierdas, sensibilizándose y copiando
lo bueno de éstas y concediendo reivindicaciones al pueblo,- no meras migajas-,
para ganarse las simpatías y apoyo de estas mayorías desposeídas.
Es de admirar que las derechas ya están comenzando a dar muestras de
este aprendizaje, pues en estos últimos días previa a la segunda ronda
electoral, han venido copiando sistemáticamente todas las medidas populares de
las izquierdas. Mismas medidas que las derechas habían venido satanizando y
considerando como diabólicas en la campaña previa a la primera votación: La
tregua entre las pandillas, el vaso de leche en las escuelas, etc.
Sin embargo, las derechas deben arrancar de su corazón ese sentimiento
natural en el ser humano que hace que quien tiene, llegue a sentirse molesto porque
otros llegan a tener y hasta los superen.
Se quejan las derechas que el FMLN es un partido político que se está
nutriendo de un poder, mediante la creación de un gran número de empresas.
Entonces, el argumento contrario se vuelve también válido; esto es que, ARENA
no es más que un partido político creado por el aporte de un gran número de
empresas que le patrocinan para gobernar en favor y beneficio de las mismas
derechas.
Resulta realmente curioso que, las derechas, en estas semanas previas a
la segunda ronda electoral, ya no han tenido la osadía de mostrar sus propias
“encuestas”. La verdad es que, ya no se atreven a mentir para no quedar más en
ridículo en la noche del próximo Domingo 9 de Marzo.
¡Las izquierdas están superando, por el momento, a las derechas por una
brecha insalvable que oscila entre los 15 a los 20 puntos porcentuales! ¡Las
tácticas del miedo de las derechas han fracasado de nuevo!
¡Escriba o no servidor estas líneas; vote o no servidor en el día de las
elecciones; los resultados están ya predeterminados por el pueblo y la derrota
es inminente para las derechas!
¡Saque el lector sus propias conclusiones!
DOM 23 FEB 14
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