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domingo, 28 de febrero de 2016

EVO: ESTREPITOSO FRACASO







EVO MORALES



Juan Evo Morales Ayma, político, sindicalista cocalero, activista y dirigente indígena aymara boliviano, escogido en el 2005 como sexagésimo Presidente de Bolivia,- ahora rebautizada como “Estado Plurinacional de Bolivia”-, ha perdido una batalla electoral por primera vez en más de 10 años.

El márgen por el cuál ha perdido ha sido realmente estrecho, pero... derrota a fín de cuentas luego de horas de enorme tensión, después de un recuento que sólo ha relanzado una tendencia irreversible dos días después del cierre de las urnas.

Este hecho es algo inédito desde su primera y sorpresiva victoria en Diciembre del 2005, cuando ha ganado las elecciones presidenciales por aplastante márgen.

Luego de ese triunfo, Morales ha arrasado en una votación revocatoria y también se ha impuesto en la consulta para brindar una nueva constitución para Bolivia.

Bolivia, está situada en el centro-oeste de América del Sur, sin acceso al mar y con una población de un poco más de 10 millones de habitantes.

Ahora, tocará a Evo ver cómo toma posesión de la presidencia, otra persona el próximo 22 de Enero del 2020. De esta forma, terminará la intensa gestión de un presidente que se propuso y logró cambiar profundamente a Bolivia.

La alusión electoral inmediata de su mandato ya no es el aplastante triunfo con el 60% de los votos a su favor,- el doble de porcentaje de su inmediato seguidor-, sino el fracaso por estrecho márgen que se ha confirmado este pasado día martes.

Se ha entrado en una despolarización boliviana que ya se sentía entre el 2010 y el 2014, quedando ahora la nación,- al momento de la consulta popular-, dividida en mitades prácticamente iguales. Todo por una votación en la que Morales se ha metido solo.



EVO MORALES PRESIDENTE DEL ESTADO PLURINACIONAL DE BOLIVIA



Con su consulta, Morales ha logrado que se unan todos los oponentes al “NO”.

Oponentes con un conglomerado que incluye a los racistas que nunca quisieron un gobierno campesino-indígena, hasta quienes critican lo contrario: Que el gobierno de Evo no es verdaderamente indígena sino un sucedáneo de matriz blancoide o directamente un gobierno antindígena. ¡Nunca se queda bien con todos!

Si bien el referendo ha contado con las apariciones de los viejos líderes políticos bolivianos, totalmente estigmatizados con la etiqueta de “neoliberales y vendepatrias”, se ha logrado instalar mediáticamente la idea que la campaña por el “NO” era una “movilización ciudadana”.

En su tentativa por asociar el rechazo a Morales con los políticos del pasado, la campaña a favor del “SI” ha concentrado sus ataques verbales y propaganda negativa en exautoridades que llevan años fuera de Bolivia.

Durante la campaña, el Vicepresidente Álvaro García Linera ha sido el principal promotor de la idea que el mando de Evo Morales es irreemplazable y que la persistencia del proyecto político oficialista dependía de su permanencia en el poder.

Los otrora “maestros” de Morales e ideólogos de su proyecto político estiman que su gobierno ha dejado en abandono los postulados originales relacionados a la defensa de la “Madre Tierra” y los ha modificado por una negociación marcada por políticas extractivas incompatibles con consideraciones ambientales.

En sentido metafórico, el Vicepresidente, durante la campaña ha dicho,- ante una eventual derrota-: “Va a haber llanto y el sol se va a tapar, la luna se escapará y todo será pena para nosotros.”

Fatalismo a un lado, ahora el partido oficialista está en la obligación de buscar un sucesor de Evo Morales durante los tres años y medio que faltan para la siguiente elección presidencial.

Parece un plazo lejano, sin embargo, es la primera vez que el partido oficialista tiene que pensar en un mando nuevo de alcance nacional prácticamente desde su fundación, en 1995.

“No abrir un procedimiento de reflexión va en dirección de seguir la desconexión del gobierno con todo lo que representa y lo que ha movilizado desde que se creó a él. Está en juego demostrar si puede ser un organismo vivo y no un esqueleto en descomposición”, ha dicho el sociólogo Schavelzon.

Pero,... los antecedentes no son muy alentadores a la hora de pensar en un nuevo mando. En el 2015, el partido de Evo Morales ha perdido las alcaldías de las cuatro ciudades más grandes de Bolivia: La Paz, Santa Cruz, El Alto y Cochabamba.

Por otra parte, a pesar de las celebraciones opositoras que hablaban del “rescate de la democracia” y una “nueva oportunidad” para Bolivia, la oposición no tiene muchos motivos para celebrar más allá del hecho que Evo Morales ha sido derrotado en las urnas por primera vez. ¡Bueno,... algo es algo y... parece ser mucho en este caso!

Anteriormente, las visiones de victoria para la oposición se han mostrado escasas cada vez que han tratado de enfrentarse al oficialismo desde varios frentes.



CIUDADANO BOLIVIANO EMITIENDO SU VOTO DURANTE EL REFERENDO



Ha sido uno de los argumentos más efectivos del oficialismo durante las últimas elecciones presidenciales: “La oposición no ha sido capaz de construir un programa de gobierno y proyecto de nación diferente al que impulsa Evo Morales y se limita a criticar todo lo que venga de él.”

Evo Morales no ha registrado las consecuencias de sus arbitrariedades y tampoco ha contado con la repugnancia de los pueblos a la reelección indefinida.

Todo parecía dispuesto para que Evo Morales venciera por mayoría abrumadora en el referéndum que le permitiría gobernar hasta el 2025. Pero en las últimas semanas, encuestas independientes ya mostraban un sostenido y creciente rechazo a la modificación constitucional que lo habilitaría para postularse a una tercera reelección. Su soberbia y equivocadas reacciones ante repetidas denuncias de tráfico de influencias; de ausencia de transparencia y conflictos de intereses en adjudicaciones directas de obras públicas cuantiosas; corrupción en el uso de fondos fiscales e indígenas; incompetencia en la prevención y manejo de las consecuencias de actos vandálicos, que derivaron en pérdidas de vidas, y falsedades en sus relaciones privadas que trascendieron a la publicidad, han coadyuvado a conducir a este descalabro.

Evo se ha sentido confiado en los logros económicos de su gestión y en la ausencia de una oposición organizada, sin líderes alternativos. Se ha creído inmune a la aversión popular que provocan los abusos, ideologismo, autocracia y la eliminación de los límites de tiempo para ejercer el gobierno. Tras cumplir más de diez años en la Presidencia, ha superado hace poco al Mariscal Santa Cruz, para constituirse en el presidente boliviano de mayor permanencia continua en el cargo.

Con políticas populistas, basadas en los elevados ingresos por hidrocarburos, y sin transgredir la disciplina fiscal, Evo ha triplicado el producto y ha reducido a menos de la mitad el desempleo y la pobreza extrema.

Con todo,... la autocracia de Morales ha agravado la principal falencia boliviana, que ha conducido a permanecer como el país más pobre de Sudamérica: La falta de institucionalidad.

A la vez, su sectarismo e ideologismo lo han desprestigiado y aislado de las democracias occidentales. También ha contribuido a su derrota su incapacidad para vencer a la corrupción y contener el narcotráfico.

¿La suerte de lo que queda del gobierno de Evo? Quizás, para conservar el poder, tendrá que recurrir al autoritarismo y a la radicalización. Apartándose de las prácticas diplomáticas, quizás vuelva a tensionar las malogradas relaciones con Chile y los Estados Unidos de América.

Posiblemente atribuya a la prensa y al Imperio la responsabilidad de su fracaso en el referendo. Seguramente, para reconstruir el apoyo interno perdido, desplegará con mayor intensidad la campaña internacional sobre los supuestos derechos marítimos de Bolivia y aumentará sus falsas denuncias sobre uso impropio de aguas nacionales y supuestas violaciones chilenas al libre tránsito boliviano al Pacífico.



¡Saque el lector sus propias conclusiones!



José Roberto Campos hijo
DOM 28 FEB 16

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