PAPA FRANCISCO
Mucho
se oye hablar de la doble moral de los gobiernos en cuestiones políticas; sin
embargo, debe aclararse que no existe tal doble moral, es tan solo que la
mayoría de los gobiernos del mundo tienen y aplican una doble inmoral.
Un
ejemplo de ello: los últimos acontecimientos en Francia, con una serie de
protestas sin igual ante la modificación, por decreto directo de parte del
Presidente Emmanuel Jean-Michel Frédéric Macron,
quien amparándose en un artículo de la constitución, ha saltado por sobre la
Asamblea, aumentando progresivamente la edad de jubilación de los empleados de
62 a 64 años. Esto ha tenido como respuesta unánime, la indignación de la clase
trabajadora, respuesta esperada que ha caído como un balde de agua fría y que
deja al desnudo la doble inmoral de
dicho gobierno. Se alega de parte del presidente que no hay fondos suficientes
para mantener a flote el sistema de pensiones de los jubilados en Francia, ante
lo cual la respuesta de los obreros es que ello es falso, pues, ¿cómo es
posible que sí haya dinero ilimitado para mantener la guerra en Ucrania y no lo
haya para mantener a flote el sistema de pensiones francés? Ante todo lo antes
expuesto, el pueblo francés agrega en una forma simple e incuestionable: “!El
Presidente de la República se burló de nosotros!”
Que en el resto de Europa la edad de retiro sea mayor que la
que impera en Francia, no parece traer conformidad al pueblo francés: ¡mal de
muchos es consuelo de bobos!
A nadie debe sorprender que Occidente exija a todos sus amanuenses, que condenen a la Federación Rusa y que se decanten por un apoyo incondicional a Ucrania. Aparentemente, lejos han quedado los días en los que se dijo al mundo que en Irak había armas de destrucción masiva y que por ello una invasión era necesaria e impostergable. Sin embargo… ¡no existían tales armas!
Y
es que, ya con buen tino dijo hace muchos siglos el autor Niccolò que, al momento de ir a la guerra, el
poderoso exige a sus aliados que tomen las armas junto a él, pero exige a los
que no son sus aliados o a los que no son sus “amigos”, que se mantengan
neutrales.
Hace
unos días, se ha sabido que en los planes de la Argentina, está la adquisición
de aviones cazas de fabricación china y, aún más, que China comenzará a
fabricar dichas aeronaves en suelo argentino para de allí reexportar a otras
naciones.
Se
ha hecho una seria advertencia a Argentina, relativa a que no se le permitirá,
sin sanción alguna, que dicha república sudamericana se vuelva esclava de
China, pues dicho pacto con este país asiático es “un pacto con el diablo que
puede tener consecuencias de proporciones bíblicas”. ¡En apariencia es muy
loable que se quiera proteger “desinteresadamente” a la Argentina de volverse “esclava”
de China!
Otra
pequeña incomodidad surgida en estos días es que, Honduras simpatiza y está
proclamando su deseo de desconocer a la República de China en Taiwán y
establecer relaciones con la República Popular de China. Ante lo inminente de
lo que parece avecinarse, Taiwán ha llamado a su embajadora en Honduras. La verdad
es que, por el “bienestar de Honduras, debe ésta entender que dicha amistad no
le conviene”. ¡Suma y sigue!
A
lo largo de la historia, se ha visto una y otra vez que, todos los imperios,-
sin excepción-, son proclives a infligir daños a las demás naciones, pero
siempre acaban olvidando que esas ofensas solamente conducen al hartazgo de los
sometidos. Si algo ha enseñado la historia es que ya en sus últimos días,- las
recientes Roma, España e Inglaterra-, los imperios comienzan a ofender a
diestra y siniestra y a hacer la guerra con mayor frecuencia, en un afán desesperado
por mantener su hegemonía. El clímax del desafío a los imperios en sus días
finales, se llega cuando ya todos comienzan a desobedecerlo y/o a faltarles el
respeto. Y es que el exceso en el menoscabo a la dignidad de las naciones
vasallas, acaba por acarrear una inquina generalizada de parte de los
sometidos. Así, por ejemplo, los insignificantes godos lograron el inicio de la
caída de Roma.
Claro
que, al inicio, como en una luna de miel, todo imperio emergente se presenta
comprensivo y dadivoso; sin embargo, no hay que olvidar: “!Aunque traen
regalos, desconfío de los troyanos!”
Otra
señal inequívoca que se está produciendo un cambio y relevo inevitable hoy en
día es que, la banca también está tambaleante y se está imprimiendo dinero a
diestra y siniestra a modo del tristemente recordado “Esquema Ponzi”.
El
mensaje que se está enviando a Rusia y a China es que, no hay lugar para un
mundo bipolar ni multipolar y que el puesto de líder que haga las veces de
adalid del mundo para preservar la paz, la democracia y la libertad está ya
ocupado y que en esta ocasión la historia,- como si ello fuera posible-, será
distinta.
Hace
unos días, Elissabetta Piqué, periodista argentina nacida en Florencia, Italia,
corresponsal de “La Nación” de Argentina, entrevistó al jesuita Cardenal Jorge
Mario Bergoglio, Papa Francisco, figura de gran peso político mundial.
Destacable
ha sido la intención de la entrevistadora de lograr una condena o al menos una proclama
en contra de Rusia por la invasión de Ucrania, pero más sobresaliente ha sido la
declaración que el entrevistado, el jesuita Jorge Mario Bergoglio, brindó en pausadas
e inequívocas palabras, mismas que no pueden ser ignoradas, dejando muy en
claro el origen de dicha guerra: “Pero es claro que la guerra es mundial ya. Es
verdad que hay una serie de cosas mundiales, ¿no? Cuando un imperio se empieza
a sentir débil necesita hacer una guerra para fortalecerse, para vender armas,
para probar armas nuevas.”
Hace
unos meses, un buen amigo compartió un muy atinado proverbio, no de su autoría:
“Cuando soplan vientos de cambio, unos construyen
muros y se ponen a salvo; otros construyen molinos.”
Durante siglos, los mineros, al descender a las minas,- vale la redundancia-, de carbón, echaban manos de una alarma en extremo sencilla y simple. En caso de surgir emanaciones de gases venenosos, éstos llevaban un canario en una jaula. ¿La razón? Esta ave sufre los efectos de los gases tóxicos mucho antes que las personas, por lo cual, en caso que el canario mostrara síntomas de atolondramiento o si moría, se estaba ante una señal inequívoca que se debía abandonar la mina de inmediato, pues aunque los humanos no lo notaran, se estaba produciendo una emanación de gases venenosos potencialmente mortal para los mineros.
¡Saque
el lector sus propias conclusiones!
José
Roberto Campos hijo
DOM
26 MAR 23
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por leer y compartir el presente artículo!