Ucrania: ¿Una “Operación Militar Especial” rusa? ¿”Operación Militar Especial” o Invasión?... ¡Un mero eufemismo!
Sin
embargo, al analizar detenidamente es fácil caer en la cuenta que al menos a
partir del siglo XX, los “imperios”,- potencias-, invasores se han decantado
por la utilización de eufemismos, para cubrir y disfrazar sus funestas y
malignas intenciones.
Para
citar otro ejemplo de esa clase de eufemismos, hay que recordar que, la isla de
Cuba, durante la Crisis de los Misiles de Octubre de 1962, nunca fué sometida a
un “bloqueo”, solamente se le impuso una “Cuarentena”.
No
hay que olvidar que Cuba, al igual que Ucrania, en teoría son estados soberanos
que, tienen todo el derecho a permitir que potencias extranjeras “aliadas”
instalen misiles nucleares en sus territorios, si ello así conviene a sus
intereses. De esta forma, no es válido el argumento de las potencias
contrapartes, que dicho acto implica una amenaza a su seguridad nacional. ¿O
sí?
Ahora
bien, sería ingenuo pensar que, un eventual ingreso de Ucrania a la
Organización del Tratado del Atlántico Norte,- OTAN-, no implica una amenaza
directa contra Rusia. Igual de ingenuo hubiera sido pensar que la instalación
de misiles en Cuba, en 1962 no debía ser considerada una amenaza similar contra
Estados Unidos de América,- EE. UU.-.
Históricamente,
un imperio, del latín imperium,
es una forma de gobierno en la que las riendas son llevadas por un emperador,
siendo éste el monarca quien ostenta el poder. Modernamente, un imperio es un
Estado que domina a otras naciones.
Ya
es de sobra conocido que, a lo largo de la historia han existido muchos
imperios y, cabe destacar que de ninguno de ellos se puede decir que haya sido
bueno, según los parámetros que la humanidad ahora considera justos y
adecuados. ¡No hay excepción alguna!
Todos
los imperios han tenido un gran aparato militar y también han basado sus
estrategias en engaños y argucias para ir sometiendo a otros pueblos y naciones.
Los sometidos siempre han sido víctimas del expolio por parte del expansionista
y también cabe destacar que ningún imperio tiene amigos ni aliados, tan solo
vasallos y, si no se es vasallo se es enemigo. Además, todo imperio también
exige y ordena a sus vasallas naciones que sean enemigos de sus enemigos. ¡Tampoco
en esto hay excepción!
Es
también de destacar que, los imperios, al igual que todo organismo viviente nace,
crece, se reproduce,- expande-, y muere o al menos decae en su grandeza
abandonando su posición de mandamás en su zona geográfica de influencia.
La
Trampa de Tucídides, como se ha explicado en otros escritos, es una teoría que
intenta explicar la relación entre una potencia hegemónica en declive y otra en
pleno ascenso,- pueden ambas ser llamadas imperios-. Según esta teoría, la
tensión entre ambos imperios o potencias puede conducirlas a una guerra en
la que una de ellas venza y asegure la primacía. Así, la decadente puede ser
reemplazada o lograr mantenerse en el pináculo por algunos años más.
El imperio
que está en la cúspide tiene dos alternativas ante el desafío de uno emergente:
Hacer algo para no perder su liderazgo o, perder la hegemonía sin hacer nada.
Generalmente todos los imperios decadentes dan lucha antes de permitir que otro
lo desplace.
El
concepto de la Trampa de Tucídides fué creado por el estadounidense Graham
Allison en 2015, para analizar la competencia abierta entre EE. UU. y China,
que, según él, corren el riesgo de llegar a ese escenario.
La teoría
se inspira en la “Historia de las Guerras del Peloponeso” de Tucídides,
historiador griego del siglo V a. C. En este libro se narra cómo Esparta, la
ciudad-estado griega más poderosa del momento, vio amenazado su poder por el
rápido ascenso de Atenas, que aspiraba a convertirse en la potencia hegemónica.
El temor a que el poder ateniense siguiera creciendo llevó a Esparta a declarar
la guerra contra Atenas. Los atenienses perdieron la guerra del Peloponeso,- 431-404
a. C.-, poniendo fin a su ascenso.
Allison ofrece dieciséis ejemplos históricos de
esta trampa en la que se ven involucradas dos potencias. Entre los dieciséis casos,
doce de ellos dieron paso a una guerra entre las dos potencias para resolver la
cuestión de supremacía.
China está convirtiéndose en el
principal socio económico de la mayor parte del mundo, incluidos muchos aliados
tradicionales de EE. UU. Así, ahora existe un escenario en el que con un crecimiento
sin precedentes, China le está disputando la hegemonía a la potencia actual, en
numerosos ámbitos, incluyendo el económico, el militar y el tecnológico.
Así, una nueva Atenas
representada por China desafía al poder en declive de la nueva Esparta, EE. UU.
No obstante, la trampa de Tucídides no siempre aboca a las potencias a la
guerra abierta, y está por verse si China y EE. UU. resolverán sus tensiones de
esa forma. Para evitarlo, Allison defiende que EE. UU. debe hacer ver a China
que no puede ganar una guerra contra aquél. De esta manera, es posible que
China y EE. UU. disipen la tensión pacíficamente y consigan escapar de la
trampa. Por su parte, China ha dejado entrever que, su conquista no va tanto por
lo militar, si no por lo comercial, en lo cual lo hace excelentemente.
En la actualidad, quien ha
llegado al uso de la fuerza militar es Rusia contra Ucrania, con la “Operación
Militar Especial” de aquélla contra ésta. Parece ser que, tanto Rusia como
Ucrania, se han convertido en “carne de cañón” de China y EE. UU.,
respectivamente.
China y Rusia recientemente han conformado
una alianza a modo de un moderno G-2, y parece ser que, el mundo se dirige a un
sistema multipolar de poder, con al menos tres protagonistas en la cúspide y
todos saben quiénes aparentemente quedarán como los primeros dos.
Regresando a lo relativo a la carne
de cañón: Es una frase que hace referencia a una persona o grupo de personas,
normalmente pertenecientes a una muy baja posición social, a las que se expone
sin miramientos a sufrir cualquier clase de daño, incluso la muerte. En su
origen hace referencia a los soldados inconsideradamente expuestos a insucesos
y peligro de muerte. Carne de cañón hace referencia a los soldados de bajo
rango,- la carne-, que son el alimento del fuego de los cañones enemigos.
Con la carne de cañón, los altos
mandos pueden darse cuenta de la capacidad de la parte contraria, de sus
posiciones e intenciones, así como hasta dónde son capaces de llegar para
lograr sus objetivos militares y políticos.
Al leer sobre este último concepto,
puede ser que quede un poco más clara la forma en la que está peleando Rusia
contra Ucrania. Así, parece ser que, EE. UU. y China toman debida nota de lo
que puede y es capaz de hacer la contraparte.
Rusia parece estar jugándose su
futuro como pueblo y nación, y en apariencia no está dispuesta a perder esta
guerra. En varias ocasiones ha hecho alarde de su intención de recurrir a sus
armas nucleares en caso de verse acorralada. ¡Hay que tomarla muy en serio!
Rusia tiene objetivos y metas
claramente trazadas de antemano y el mundo debe estar sabedor que, no saldrá de
esta guerra sin llevarse un buen botín bajo el brazo.
Lo que es quizás más conveniente
para la humanidad es que, el instigador de esta guerra ordene a Ucrania que
debe ceder en vez de estar azuzándola al conflicto. Rusia precisa de una buena
tajada en este conflicto, pena de llegar a palabras mayores.
Surge una pregunta: ¿Estaría en
la disponibilidad la OTAN y su patrocinador, de responder con armas nucleares
ante una acción de tal magnitud de parte de Rusia en contra de Ucrania?
Tal como lo decía Sergio
Sepúlveda, con su fuerte acento mexicano en su famoso programa de la televisión
aparecido allá en el 2007: “Esto es… ¡Difícil de creer!”
Es realmente casi imposible que
occidente responda igual ante un eventual uso de dicho tipo de armas, pues ello
implicaría la desaparición de la humanidad y de la civilización tal como ahora
se las conoce.
No es conveniente arrinconar a
Rusia, pues se le estaría causando un malestar similar al experimentado por EE.
UU. en los últimos días de la guerra del pacífico, que lo llevó a percibir que
era preferible el uso de armas atómicas antes que empantanarse en una
prolongada guerra de invasión al Japón.
Después de una guerra nuclear, no
habrá quien discuta ni exponga argumentos sobre quien tenía o no la razón, o
sobre quien fué el responsable de la hecatombe.
¡Saque el lector sus propias
conclusiones!
José Roberto Campos h.
DOM 01 MAY 22