Vistas a la página totales

domingo, 18 de agosto de 2019

EL GATO CON BOTAS






EL GATO CON BOTAS
(Ilustración del siglo XIX)

Una historia que sin duda alguna el lector ha escuchado y/o leído más de una vez en su vida, es “El gato con botas”,- “Il gatto con gli stivali” o “Cagliuso”, en lengua italiana; “Le chat botté”, en francés-, cuento popular de origen europeo. Esta narrativa fué primeramente recopilada a inicios del siglo XVI por Giovanni Francesco Straparola, y luego por Charles Perrault, bajo el título de “El gato maestro”. Antes de Perrault, ya había sido presentado por Giambattista Basile como “Cagliuso”.

Tras el reparto de la herencia de un pobre molinero, éste dejó a su hijo menor, a modo de legado, únicamente un gato. La decepción del vástago fué tremenda y, hasta consideró comérselo para no morir de hambre. Sin embargo, la gran sorpresa fué que, el famoso gato tenía la facultad de hablar y se las podía de todas, todas. El gato dijo a su nuevo amo que, no se preocupara y que tan solo le proporcionara una bolsa y un par de botas para caminar en el campo más comodamente y entonces vería que él,- el gato-, como herencia, no era tan poca cosa.

El joven heredero no lo pensó mucho y entregó lo solicitado al gato. Éste, elegantemente calzado, con la bolsa atada al cuello, como primera tarea cazó un conejo y luego acudió a presentar su caza al palacio del rey: “He acá, Majestad, un conejo de campo que el Señor Marqués de Carabás,- nombre ficticio para su amo-, me ha encargado ofrecerle de su parte.” Luego, con un par de perdices y otros regalos de parte del mismo “marqués”, el gato con botas estuvo pronto en disposición de saber cuándo el rey y su hermosa hija pasearían por la ribera del río:

“Si seguís mi consejo podréis hacer fortuna,- dijo el gato a su amo-; no tenéis más que meteros en el río en el lugar que yo os indique y después dejadme actuar.”

Así sigue el conocido instante dentro de la fábula en la que el gato gritaba “¡Socorro! ¡Auxilio! ¡Qué se ahoga el Marqués de Carabás!”

De esta forma, el joven hijo del molinero, acaba vestido en finos y elegantes ropajes y subido al coche del propio rey. El gato se adelantó entonces a la comitiva real y se dirigió a las tierras de un poderoso ogro.

El gato dijo a los campesinos que trabajaban en esas tierras: “Buena gente que estáis cosechando, si no decís que todos estos campos pertenecen al Marqués de Carabás, os haré picadillo como carne de budín.” Cuando el carruaje del rey pasó junto a los campesinos y éste preguntó quién era el dueño de aquellas tierras, todos ellos respondieron: “Son del Señor Marqués de Carabás.”

En el interín, el gato llegó al palacio del ogro y pidió audiencia. Los guardias, sorprendidos por el gato parlante, abrieron la puerta inmediatamente y lo llevaron ante su señor.

Al estar sentados el gato y el ogro, aquél dijo: “Me han asegurado que vos teníais el don de convertiros en cualquier clase de animal; que podíais, por ejemplo, transformaros en león, en elefante.” Halagado, el ogro dijo que ello era cierto, y se transformó en el acto en un rugiente león para demostrar sus habilidades. El gato lo desafió entonces a transformarse en un animal muy pequeño, “en un ratón”. Ansioso por impresionar a su invitado, el ogro respondió convirtiéndose en ratón, pero tan pronto como lo hizo el gato lo tomó por la cola y se lo tragó entero.

Reclamó entonces el gato el palacio del ogro como hogar para el recién nombrado Marqués de Carabás y recibió al rey con su hija. Al final el Marqués consigue casarse con la princesa, y “el gato se convirtió en gran señor, y ya no corrió tras los ratones sino para divertirse”.

El anterior cuento es en extremo muy popular; sin embargo la moralidad de la fábula es en extremo dudosa, o ninguna en lo absoluto.

Todo el éxito del joven heredero está basado en una vil cadena de mentiras tejida por un gato sin escrúpulo alguno. En realidad, el heredero se vuelve copartícipe de la trama ideada por su felino amigo y goza de los “frutos” de toda la artimaña.

Si algo queda en claro de esta narrativa, es que a modo de apología, queda en claro que, “El gato con botas”, deja como clara lección que el engaño y la mentira dan beneficios más rápida y generosamente que el trabajo duro y el talento.

Para algunos, la nota más grotesca y antiética, se da cuando el gato amenaza a los campesinos que trabajan para el ogro, obligándoles a decir que laboran para el Marqués de Carabás. En una versión moderna, esta situación se presenta suavizada y atenuada, cuando el gato llega a un acuerdo con los campesinos por el que si dicen ser siervos del Marqués de Carabás entonces él los librará de la tiranía del cruel ogro.

En otras interpretaciones el gato con botas representa el juego de la naturaleza racional y animal en el destino del hombre. El gato es un animal humanizado que camina erguido y hasta habla; es un animal que razona y que libera sus instintos cuando en la historia amenaza a los campesinos y se come al ogro trasformado en roedor.

¡En la actualidad, muchísimas personas, políticos y gobernantes echan mano de estrategias similares! ¿El fín justifica los medios?



¡Saque el lector sus propias conclusiones!



Jose Roberto Campos hijo
DOM 18 AGO 19