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domingo, 13 de noviembre de 2016
AUDAX: ULTIMO LLAMADO: EL VOTO DESLEAL
AUDAX: ULTIMO LLAMADO: EL VOTO DESLEAL: DONALD TRUMP PRESIDENTE ELECTO ESTADOS UNIDOS El modelo de democracia por excelencia en el mundo, la de Estados Unid...
ULTIMO LLAMADO: EL VOTO DESLEAL
DONALD TRUMP PRESIDENTE ELECTO ESTADOS UNIDOS
El
modelo de democracia por excelencia en el mundo, la de Estados Unidos de
América,- EE. UU.-, en lo que respecta a la elección presidencial es en
realidad una elección indirecta que deja insatisfechos a muchos de los
habitantes de esta gran nación.
La
última elección presidencial del pasado día Martes 08 del presente mes y año,
ha llegado a convertirse en un nuevo capítulo de una novela de trama compleja.
En EE. UU. la
ley federal establece el Martes siguiente del primer Lunes de Noviembre como el
día para la celebración de las elecciones federales en el año que corresponde;
sin embargo, la forma de elección de los electores se determina en cada estado
por su legislatura. Actualmente, en todos los estados se vota por electores,
quienes son realmente los encargados de elegir al presidente.
La carrera
hacia los dos más altos puestos de “elección popular”,- la presidencia y
vicepresidencia-, representa una fase de un largo e intrincado proceso en el
que el voto es indirecto, pues en realidad se vota para la conformación de una institución
con un papel clave: El Colegio Electoral,- CE-.
En las
elecciones generales de EE. UU., el presidente y el vicepresidente no son
elegidos directamente por el voto popular. Los votantes, unos 218 millones
habilitados, votan para conformar un CE.
Este
organismo está conformado por un total de 538 electores provenientes de todos y
cada uno de los estados, incluyendo Washington, D. C., no así los protectorados
ni los demás territorios sobre los que ejerce soberanía EE. UU.,- Guam, Islas
Vírgenes y Puerto Rico, entre otros-.
Son los partidos
políticos los encargados de definir quiénes desempeñarán esa función en cada
estado, mediante la elaboración de una lista de potenciales electores.
MONUMENTO A LOS PRESIDENTES EN MOUNT RUSHMORE |
El número de
electores que corresponde a cada estado se calcula en proporción a su población
y a la cantidad de congresistas que lo representan,- tanto en la Cámara de
Representantes como en el Senado-.
California,
el estado más poblado del país, tiene 55 votos electorales. Washington, D. C. y
algunos estados pequeños sólo cuentan con tres, que es el mínimo.
En 48 estados
y Washington, D. C. rige el sistema de “el ganador se lo lleva todo”, en
referencia a los votos del CE.
De esto, el
postulante que obtiene la mayoría del voto popular en un estado se queda con la
totalidad de los electores asignados al mismo. Así, sólo los electores del partido
ganador representarán al estado en el CE.
Las dos
únicas excepciones son los estados de Maine y Nebraska. En estos dos, los
electores se asignan a uno u otro candidato presidencial utilizando un sistema
proporcional denominado “Congressional District Method”, definiendo los votos
electorales según quien gane en cada uno de los distritos legislativos en los
que se divide el territorio.
Si un
candidato presidencial no triunfa en el conteo total del estado, de todas
maneras puede obtener electores que lo apoyen si ha logrado imponerse en uno o
más distritos del Congreso.
Según la
Constitución estadounidense, los electores no están obligados a votar según la
voluntad de los ciudadanos que representan. Sin embargo, hacerlo constituye lo
que ha dado en llamarse “Voto Desleal” o “Voto Disidente”, aunque es válido.
Los electores
del CE, en algunos estados tienen libertad para apoyar al candidato que deseen,
mientras que en otros se les exige que voten por el postulante al que
prometieron respaldar. Con todo, en la práctica y por tradición, los electores
del CE suelen respetar la decisión de la población y de su partido.
En la
historia de EE. UU. sólo ha habido nueve casos en los que algunos electores han
votado en contra de las instrucciones de su estado. Este voto potencialmente podría
desembocar en un verdadero dolor de cabeza en caso de una elección reñida. Sin
embargo, hasta el momento, estos delegados que cambian de afiliación nunca han
logrado complicar el resultado de ninguna elección presidencial.
Un tan sólo
caso de abstención en toda la historia de EE. UU.: Un elector de Washington, D.
C. en el año 2000.
De los 538
votos electorales, un candidato necesita 270 para alcanzar la presidencia,- la
mitad más uno-. Este es el “Número Mágico”.
En el
improbable caso que ningún candidato obtenga 270 votos en el CE, se da el
encargo de escoger al ganador a la Cámara de Representantes, que debe escoger
el nuevo presidente de entre los tres
postulantes con más respaldo. Por su parte, el Senado, debe llevar a cabo un
proceso similar para elegir vicepresidente entre los dos candidatos más
votados.
La única vez
que algo así aconteció fué en las elecciones de 1824, cuando John Quincy Adams
resultó escogido por la Cámara de Representantes luego que ningún candidato
presidencial obtuviera la mayoría de los votos en el CE.
Un empate
solamente ocurrió en 1800, cuando Thomas Jefferson y Aaron Burr obtuvieron el
mismo número de votos. En este caso, la Cámara de Representantes debió
intervenir, eligiendo a Jefferson como mandatario.
La votación
del CE tiene lugar en la capital de cada estado entre mediados de Noviembre y
mediados de Diciembre. Luego, el resultado es declarado formalmente por el
Senado el 06 de Enero del siguiente año, tomando posesión el mandatario electo el 20 de Enero. Sin embargo,
en la mayoría de los casos el ganador es anunciado el mismo día de las
elecciones, durante la noche.
Ahora
bien,...: ¿Es posible que un candidato presidencial gane el voto popular pero
pierda en el Colegio Electoral?
Respuesta:
“Sí.” Esto ha ya sucedido cuatro veces en la historia.
Dado que no
existe un sistema perfecto, hay quienes creen que el proceso es defectuoso y en
parte injusto, y que debería reflejar más la voluntad popular. Sin embargo,
como el CE tiene carácter constitucional, cambiar el sistema requeriría una
reforma del mismo carácter.
La idea de
definir la presidencia por medio de un cuerpo de electores surgió en el siglo
XVIII y se atribuye a los llamados “padres fundadores” de EE. UU.
En esa época,
realizar una campaña electoral a nivel nacional era casi imposible debido al
tamaño del país y a las dificultades en la comunicación. Asimismo, aún no
existía una identidad nacional y los estados eran celosos de sus derechos y el
voto popular era temido por su carácter imprevisible.
Ante la
anterior situación, los creadores de la Constitución de 1787 rechazaron la idea
que el presidente fuera elegido por el Congreso o por el voto popular. Se
sostenía que, en ambos casos los ciudadanos optarían por su candidato local y
los grandes estados acabarían dominando la política de EE. UU.
El sistema
estadounidense ha sido pensado para crear un difícil equilibrio entre los intereses de los estados y las
instituciones centrales, entre la voluntad nacional y la local.
A la fecha,
la elección presidencial de 1876 ha sido la más disputada e intensa en la
historia electoral de EE. UU. Samuel J. Tilden de Nueva York, derrotó al
candidato republicano, Rutherford B. Hayes, originario de Ohio, en el voto
popular. Así, Tilden recibiría 184 votos electorales contra 165 de Hayes, pero
20 votos no fueron contados, y estuvieron en disputa, y provenían de los
estados de Florida, Luisiana y Carolina del Sur. Cada partido declaró a sus
electores como triunfadores, pero en Ohio un elector demócrata fué destituido
de su cargo por ocupar un puesto público. Finalmente, Hayes asumió la
presidencia el 04 de Marzo de 1877.
Las
elecciones de 1888 se celebraron el 06 de Noviembre, siendo el arancel el tema
principal. Benjamin Harrison, el candidato republicano, se opuso a la reducción
de aranceles. Ni Cleveland, ni el Partido Demócrata hicieron una campaña
fuerte. La actitud de Cleveland hacia el sistema de prebendas, había
contrariado a los políticos de partido. Sus políticas en materia de pensiones,
moneda y las reformas arancelarias se hicieron enemigos de los veteranos, los
agricultores y los trabajadores industriales. Incluso con estos enemigos,
Cleveland tuvo más votos populares que Harrison. Sin embargo, éste recibió un
voto electoral más grande y ganó las elecciones.
Esta fué la
tercera de las cuatro elecciones de EE. UU. en las que el presidente electo no
ha recibido una mayoría del voto popular. El primero fué en las elecciones de
1824, el segundo en 1876, la cuarta iba a ocurrir 112 años más tarde en las
elecciones del 2000 y la última en... el 2016.
La elección
presidencial del 2000, entre Al Gore, en ese entonces vicepresidente, y el
republicano George W. Bush, a la sazón Gobernador de Tejas e hijo del
expresidente George Bush tuvo un final de película: Bush ganó la elección el Martes
07 de Noviembre, con 271 votos electorales. Durante las elecciones se desató la
controversia en quien había ganado los 25 votos electorales de Florida,- y, por
tanto, la presidencia-, el proceso de recuento en ese estado, y el insólito
caso que el candidato perdedor había recibido 543,895 votos populares más que
el ganador.
La elección
presidencial del 08 de Noviembre de este año, es la 58ª que se realiza en EE.
UU.-. A las 02:40 horas,- tiempo del Este-, del día siguiente, se anunciaba que
Pennsylvania daba sus últimos 20 electores para definir al ganador, Donald
Trump, para que sea éste el 45º presidente. La candidata rival, Hillary Clinton
acepta la derrota: Trump cuenta con 276 votos.
Mucha gente
dice que, las encuestas para esta última votación estaban equivocadas. En lo
personal, servidor no comparte esa opinión, pues las mismas hablaban de una
leve ventaja de uno a tres puntos porcentuales de Hillary sobre Trump, pero con
el márgen de error, se estaba ante un situación de “empate técnico”, lo cual a
fín de cuentas ha sido ratificado en la realidad. ¡Otra cosa es que Hillary Clinton
no se haya llevado el voto de los miembros del CE!
Sin entrar en
detalle sobre las acusaciones de corrupción en contra de Clinton y su esposo,-
el expresidente Bill Clinton-, ni sobre las acusaciones de autoritarismo, racismo,
xenofobia y misoginia en contra de Donald Trump, es importante destacar que un
enorme descontento se siente en varios estados de la unión, tanto así que,
incluso mucha gente en California ha llegado a proponer un “CALEXIT”,- como
analogía del “BREXIT” de Gran Bretaña para abandonar la Unión Europea.
Frases no
propias de los residentes de EE. UU. se han puesto ahora de moda: “NOT MY
PRESIDENT” e “I DIDN’T VOTE FOR HIM”; hasta llegar a las más radicales, como:
“YES CAL”,- en alusión a una California escindida-.
La última esperanza
para los detractores de Trump es que el CE, por segunda vez en su historia,
vote deslealmente y elija a Clinton como la primera mujer presidente de EE. UU.
¡Panorama realmente muy improbable!
Por cierto,
hace solo cuatro años, el propio Trump estaba de acuerdo en que el candidato
que recibe el mayor número de votos debe ser el que gane la presidencia. En su
momento, también aseveró, tras las elecciones del 2012: “El Colegio Electoral
es un desastre para una democracia.”
CONFORMACION DEL COLEGIO ELECTORAL |
Hoy en día, lo
que muchos piden es que el CE se vuelva “desleal”, como se le llama al elector
que no termina votando por el candidato elegido por su partido. Incluso en los
estados que no permiten al elector ser “desleal”, sus votos todavía serían
contados, y simplemente el desleal tendría que pagar una multa.
El
CE emitirá su voto el próximo 19 de Diciembre, y es esa elección la que en
realidad determina quién gana la presidencia.
HILLARY CLINTON CANDIDATA DEMOCRATA |
Esta no sería
la primera vez que los electores se comporten deslealmente si se otorga la
presidencia a Hillary. En la historia electoral de EE. UU. ya han sido
desleales 157 miembros del CE. De esos casos, 71 cambiaron su voto porque el
candidato había muerto y 82 lo hicieron porque no estaban de acuerdo con la
elección del partido.
La situación
política en la que está inmerso EE. UU. es muy curiosa y preocupante: Muchos
californianos desean que se respete el hecho que California por si sola puede
ser considerada como la 10ª a 7ª economía del mundo, alem que contribuye con el
13% del PIB de EE. UU.
Dicho sea de
paso, en California, Hillary obtuvo casi el 62% de los votos, mientras que
Trump solamente el 33%.
Sin embargo,
no hay que olvidar que, ya EE. UU., cuando los estados sureños intentaron su
independencia,- en una forma secesionista para conformar una confederación-,
para evitar la emancipación de los esclavos negros, fueron sometidos por la
fuerza para mantener unida a la federación. Por otra parte, California no debe
olvidar que como estado es un producto de un proyecto expansionista de EE. UU.
en perjuicio de México y, que si ha
llegado a ser grande y rica, es precisamente por el empeño federal en dicha
empresa.
Además,.. ¿Puede estar seguro el Estado de California de contar con el
mercado de la federación en caso de una eventual escisión o independencia?
¿Estaría dispuesta Rusia, China, España, Gran Bretaña,- por citar algunos
ejemplos-, a otorgar independencia a cualesquiera de sus estados miembros o
autonomías,- sin importar el nombre que se les dé-, por la razón que sea?
¡Quizás por el momento, todo no pasará más que por un mal rato y disgusto
de los votantes en contra de Trump!
Si el sistema electoral no es el adecuado,- como a juicio propio no lo es-,
el pueblo deberá encontrar la vía de cambiarlo para no estar en situaciones similares
en el futuro como las del caso en comento.
Todo apunta a que las bravuconadas y rabietas de los seguidores de Clinton,-
no apoyados abiertamente por ella-, quedarán solamente en eso,... en un mal
rato y en un mal sabor de boca.
Los políticos y gobernantes estadounidenses conocen bien la psicología de
las masas y saben de sobra que, con los días llega la conformidad y las masas
se tranquilizan,- recuérdese el golpe de estado en contra de Mel Zelaya en
Honduras-.
“E PLURIBUS UNUM”
(“EN MUCHOS UNO” o “DE MUCHOS UNO”)
¡Saque el lector sus propias conclusiones!
José Roberto Campos hijo
DOM 13 NOV 16
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