NARCOTRAFICANTES ARMADOS EN CULIACAN, ESTADO DE SINALOA.
El Miércoles 14 de Agosto del 2014,
servidor ha publicado a través de este mismo blog, el artículo intitulado:
“Estado Fallido: ¿El Salvador?”
Luego de los actontecimientos del
pasado día Jueves 17, en la ciudad capital del Estado mexicano de Sinaloa,
Culiacán, el tema del Estado Fallido ha cobrado de nuevo trascendental
relevancia, precisamente por tratarse de acontecimientos acaecidos en el
territorio del hermano mayor de hispanoamérica.
El término “Estado Fallido” es empleado para
describir un estado que ha fallado en la garantía de servicios básicos. El centro
de estudios Fund for Peace, ha propuesto los siguientes parámetros:
·
Pérdida de control físico del territorio o del
monopolio en el uso de la legítima fuerza.
·
Erosión de la autoridad legítima en la toma de
decisiones.
·
Incapacidad para suministrar servicios básicos.
·
Incapacidad para interactuar con otros estados
como miembro pleno de la comunidad internacional.
Un Estado Fallido se caracteriza por un fracaso
social, político, y económico, teniendo un gobierno tan débil o ineficaz, que
tiene poco control sobre vastas regiones de su territorio, no provee ni puede
proveer servicios básicos, presenta altos niveles de corrupción y de
criminalidad, refugiados y desplazados, así como una marcada degradación
económica. Sin embargo, el grado
de control gubernamental que se necesita, para que un estado no se considere
como fallido, presenta fuertes variaciones.
El término es muy usado para describir un estado
que se ha hecho ineficaz, teniendo sólo un control nominal sobre su territorio,
en el sentido de tener grupos armados desafiando directamente la autoridad del estado,
no poder hacer cumplir sus leyes debido a las altas tasas de criminalidad, a la
corrupción extrema, a un extenso mercado informal, a una burocracia impenetrable,
a la ineficacia judicial, y a la interferencia militar en la política.
Se puede decir que un estado tiene “éxito” si,
en los términos de Max Weber, mantiene el monopolio del uso legítimo de la
fuerza dentro de sus fronteras. Cuando no se da esta condición,- cuando dominan
el panorama los Señores de la Guerra, los grupos paramilitares, y/o se
presentan sistemáticas acciones terroristas-, la existencia misma del estado
resulta dudosa y se considera que existe un Estado Fallido.
Hasta el aparecimiento del narcotráfico y los cárteles,-
carteles-, de dicha “industria”, la mayor fama del Estado mexicano de Sinaloa
había sido la de ser cuna de José Pedro Infante Cruz en 1917 y del famoso
músico Mike Laure veinte años después.
El pasado día Jueves, la historia del célebre narcotraficante
Chapo Guzmán parecía que había tenido fín. Éste, cumple una sentencia de cadena
perpetua en el llamado Alcatraz de las Montañas Rocosas; sin embargo, sus
hijos, los “Chapitos”, se han hecho cargo de la empresa familiar y han
aparecido en el escenario de los Estados Unidos de América,- EUA-.
Tras la condena del Chapo en Brooklin, EUA, la
fiscalía local ha pedido la extradición de al menos diez hijos oficiales del
Chapo. La detención de uno de ellos, Ovidio Guzmán López,- alias el “Ratón”-, el
pasado Jueves, ha permitido al mundo entero ser testigo de la mayor demostración
de fuerza en la cuna del narcotráfico mexicano.
El Ejército mexicano ni siquiera tuvo tiempo de dejar
la casa de la colonia de Tres Ríos donde había detenido al Chapito de 28 años.
Su medio hermano, Iván Archivaldo, se lanzó al rescate con toda la fuerza del
cártel y, en el camino, paró en la prisión de Aguaruto para reforzar sus
efectivos con medio centenar de reos liberados por la fuerza. Un par de
guardias murieron para sobrepasar la seguridad del penal. Luego, más de un
centenar de furgonetas llegadas de todas partes de la región cayeron a tiros
sobre Culiacán.
Los narcos obsequiaron con balas de ametralladoras a
los efectivos de seguridad que aparecían en el camino. Rodearon la casa en la
que casi una treintena de militares conducía el operativo, emboscaron la
comandancia central del Ejército amenazando a las familias de los mandos y
mandaron al gobierno un vídeo en el que ejecutaban a uno de los soldados, dando
un ultimatum para la liberación incondicional del Chapito.
Varios narcos llegaron a toda velocidad en carros, escuchando
corridos y cubiertos del rostro con máscaras tétricas, como se puede apreciar
en vídeos subidos a las redes sociales.
Los narcos iban fuertemente armados y equipados con
chalecos antibalas. Tomaron los puestos de peaje de la autopista, incendiaron
autobuses y aterrorizaron a los visitantes de los comercios ordenando que nadie
saliera de los establecimientos.
Así, los narcos en una operación relámpago y muy bien
coordinada, indudablemente producto de un protocolo preestablecido de antemano
para una eventualidad de este tipo, estaban gobernando esta ciudad de un poco
más de un millón de habitantes en su área metropolitana.
La semejanza con Bagdad, en los peores días de su
guerra, a causa de las columnas de humo era tremenda. El transporte urbano se
detuvo y el aeropuerto se cerró. Las clases se suspendieron incluso el día
Viernes, a pesar que el Ejército claudicó y entregó al detenido el mismo día
anterior.
La humillación para el gobierno de Andrés Manuel López
Obrador,- AMLO-, ha sido mayúscula. Ante la pregunta de si el operativo
respondía a una petición de Donald Trump, el presidente mexicano respondió
crípticamente al reportero: “Le respeto a usted.” La víspera, el propio Trump
había agradecido, sin venir a cuento, “la gran ayuda” de AMLO, a quien en otras
ocasiones ha menospreciado y amenazado con el cierre de la frontera e imponer desproporcionados
aranceles que ya han provocado la caída del peso mexicano.
Otro pronunciamiento que terminó de humillar a AMLO,
fué el del abogado de la familia del Chapo, quien en conferencia de prensa agradeció
“la humanidad” del señor presidente. ¡Una raya más para el tigre!
Los vídeos caseros de Culiacán en estado de guerra y
totalmente sitiada, con padres e hijos bajo los carros escudándose de las balas
y ciudadanos en colchones en centros comerciales, hacen pensar que las
presiones de Trump han sido exageradas y han llevado al gobierno de AMLO más
allá de sus posibilidades.
Al día siguiente, AMLO, comete un nuevo error craso al
aceptar de su propia boca que él mismo ha respaldado la decisión del Gabinete
de Seguridad de liberar al Chapito para “salvar vidas”, porque “la situación se
tornó muy difícil”. Un poco más de una decena de muertos y medio centenar de
heridos desangrándose en las calles avalan esa decisión. “No puede valer más la
vida de un delincuente que la de las personas”, defendió. Entonces, ¿para qué
se embarcó el gobierno junto al ejército en esa aventura infeliz?
México ha temblado desde sus cimientos y su pueblo está
más cerca ahora de comprender a sus vecinos centroamericanos en los otrora días
de las cruentas guerras civiles que han vivido éstos hasta hace un poco más de
veinticinco años.
Si el Ejército, el Secretario de Defensa y AMLO han tenido que hincarse ante la
fuerza del narcotráfico, irónicamente parece que el último recurso de la
población es gritar, como en aquella teleserie cómica,- no dicho en tono de
burla hacia el pueblo mexicano-: “!Oh! Y ahora, ¿quién podrá defendernos?”
Desafortunadamente Roberto Gómez Bolaños no puede acudir gritando y salvando la
situación: “Yo, el Chapulín Colorado.”
A modo de consuelo, AMLO ha intentado tranquilizar al pueblo
asegurando que las cosas son distintas, que esto no ha sido una decisión fruto
de la corrupción con los narcotraficantes sino para “proteger a los ciudadanos”.
¡Ah, vaya, menos mal!
“Aquí no hay contubernio”, ni se les hace la guerra,-
¿no se incomoda a los narcos?-, que en la última década “convirtió al país en
un cementerio”, continúo diciendo el señor presidente. “No se puede apagar
fuego con fuego. Esto es lo que le cuesta entender a muchos.”
La política de AMLO de “abrazos, no balazos” está en
crisis, mientras que la del antecesor que declaró la guerra al narco gana
fuerza en las redes.
VEHICULO BLINDADO DE LOS NARCOTRAFICANTES |
Lapidariamente, el expresidente Vicente Fox tuitió en
una forma muy sarcástica la misma noche del fatídico día: “Se les avisa que por
decreto presidencial a todos los criminales que están soltando balazos y
sobrepasando a la autoridad en Culiacán que se les va a acusar con sus mamás y
abuelitas para que dejen de asustar al pueblo, que vive feliz, feliz, feliz.”
Este infeliz operativo militar y la inmediata respuesta
de los narcotraficantes, es conocido ya como la “Batalla de Culiacán”.
Quizás en un burdo intento por minimizar la humillación y el
fracaso del Ejército y de AMLO, Alfonso Durazo, Secretario de
Seguridad y Protección Ciudadana, ha informado en un mensaje que la captura del
Chapito ocurrió durante un patrullaje de rutina que elementos de la Guardia
Nacional y la secretaría de la Defensa Nacional realizaban. Vistas así las
cosas, ¡no se habría tratado de un operativo previamente planificado y luego fracasado!
Ojalá y este Durazo no sea
pariente del otrora tristemente famoso Arturo Durazo Moreno,- el “Negro
Durazo”-, jefe del Departamento de Policía y Tránsito del Distrito Federal,
durante el gobierno de José López Portillo. ¡Una historia también interesante!
Regresando
al tema en comento:
¡AMLO
lleva tan solo once meses en la presidencia!
¿México
un Estado Fallido?
¿México
continuará doblegándose ante las extremas demandas del norte aún en perjuicio
de la seguridad de sus propios residentes?
¿Se
atreverá México a intentar de nuevo capturar a otro de los Chapitos o a
cualesquiera otro cabecilla del narcotráfico?
¿Quién
detenta el poder fáctico en México, los señores de la guerra,-
narcotraficantes-, o el gobierno?
¡Pareciera
ser que se han establecido nuevos precedentes, límites y referentes en la
relación de los señores de la guerra con el gobierno mexicano!
¡Saque
el lector sus propias conclusiones!
José Roberto Campos hijo
DOM
20 OCT 19
Durante la ley seca de los Estados Unidos también se libraban matanzas entre las mafias y llegó ha ser un caos, las matanzas solo cesaron con la legalización del alcohol. Pienso que la única forma de combatir el narcotráfico es la legalización de la droga. Se ha demostrado que en países donde la droga es legal no hay muertes por disputas de territorios. Ya se ha visto que la mera represión no da resultado y si se sigue haciendo lo mismo esperando resultados diferentes es el colmo de la locura.
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